Visiones 2002
Juan Manuel Santiago (seleccionador)
Ed. Asociación Española de Fantasía Ciencia Ficción y Terror
Antología inédita. Julio 2003
159 pags. Precio: desconocido

 

Tras una larga demora, la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (recientemente renombrada como Pórtico), edita la décimo primera entrega del Visiones, colección de relatos dedicada a escritores noveles. Este retraso ha propiciado que algunos autores dejaran atrás su mocedad creativa (el más destacado es sin duda Víctor Conde, quien ya posee en su haber varias novelas publicadas en diversos medios o anunciadas, como Mystes, finalista del primer Premio Internacional Minotauro de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción). La edición se ha mejorado y carece de las erratas que lastraron ediciones anteriores, pero el texto de contraportada resulta ilegible

 

Juan Manuel Santiago se maneja en todo momento como un seleccionador ideal, moviéndose como pez en el agua gracias a su amplia experiencia como director de revistas tales como Gigamesh ó Stalker -que le obliga a mantener un estrecho contacto con los escritores del fantástico-, al que se añade su más que probado conocimiento del género, particularmente en su faceta autóctona. En el prólogo destacan varias lúcidas reflexiones sobre el estado actual de la literatura fantástica (“es más ambiciosa, meditada y literariamente satisfactoria que la que escribíamos a principios de los noventa”, “pese a la temática fantástica, en todos los relatos subyacen preocupaciones cotidianas, las paranoias de una sociedad cambiante”) y sus introducciones presentan con sumo acierto los aspectos más destacables y sugerentes de cada uno de los relatos escogidos.

 

Por otra parte, a Santiago no le duelen prendas en confesar su capitulación a la subjetividad (“en igualdad de condiciones entre dos relatos literariamente satisfactorios (?), uno se decanta por aquel que mejor apela a sus preocupaciones y gustos personales, en mi caso la literatura fantástica de corte humanístico”). Su valentía por dejar una impronta personal en la selección choca con la tendencia habitual de otras antologías de “que hablen los relatos por sí mismos”; quizá por ello y pese a tratarse de teóricos noveles, el volumen no se resiente y poco tiene que envidiar en calidad y diversidad a otras selecciones de autores autóctonos. Pero el tiempo y los lectores sabrán juzgar convenientemente tamaña apuesta.

 

Catorce relatos cortos de otros tantos autores que “lucen sus primeras galas, quizá con historias mejorables pero que apuntan buenas maneras y se han esforzado por construir un género fantástico español del que sentirnos orgullosos”. Loable propósito.

 

 Valoración: 6

 "El artista", Eugenio Barragán

Una muestra más de un prolífico escritor que no oculta su morbosa fascinación por introducirse en los recovecos más tortuosos de la mente enferma, retratando un artista que lleva hasta sus últimas consecuencias su atracción por el arte, la disolución del ego creativo en la obra maestra definitiva. Un relato excesivo, incluso sádico, con el que el seleccionador busca sin duda romper el apoltronamiento del lector con una historia que no deja indiferente. Sin embargo, la idea no es nueva (véase, por ejemplo, “Obra maestra”, de Francisco Ontanaya) y habrá quienes piensen que ni siquiera se trata de un argumento de género; en cualquier caso, la trayectoria de este siempre sorprendente autor le abre las puertas de la antología por derecho propio.

 Valoración: 5,5

 "Aire", Luis Septién

El planeta minero Alles, colonizado por habitantes del Principado, es un lugar apartado donde la gente vive feliz pese a la extrema dureza de sus condiciones meteorológicas. El descubrimiento de un raro mineral, útil para la industria aeroespacial, traerá riqueza pero también dolor y muerte a sus habitantes. Transposición del Asturias real al marco galáctico que, si bien como alegoría resulta quizá demasiado evidente y panfletaria, su tono nostálgico y de emotiva redención a buen seguro dejará un regusto agridulce en el recuerdo del lector. Bien estructurado y con un final ingenuo, pero que ciertamente era el más ajustado a la historia.

 Valoración: 6

 "Para siempre", Luis Astolfi

Luis Astolfi desarrolla en “Para siempre” otro de sus emotivos dilemas morales, esta vez sin alcanzar el nivel de la excelsa “Club Gricel” o, incluso, “Quercus Alba”. Astolfi suele emplear clichés de género a los que dota de una sensibilidad capaz no sólo de atrapar al lector sino obligarle a sentir la historia en su propia piel; en este caso, una típica investigación genética deriva en la gestación por una muchacha del clon de su padre muerto, con los consecuentes sentimientos encontrados hacia su padre/hijo. Un argumento que, efectivamente, recuerda la notable “Mi esposa, mi hija” de Domingo Santos.

 Valoración: 6,5

 "Ahora puedo oír tu llanto", Paula Grañeda

Una mujer se obsesiona con el llanto de un recién nacido que sólo ella puede escuchar, una alucinación que se transforma en sutil venganza sobrenatural. Historia intimista narrada desde un punto de vista netamente femenino, que basa su fuerza en ocultar cualquier detalle relevante, creando paulatinamente la atmósfera adecuada para su angustioso final.

 Valoración: 5

 "Tras la eternidad", Dídac Morales

Una mujer es contratada para asistir a un pintor postrado en cama, con la mente disociada del cuerpo. De forma gradual, la realidad se diluye ante la revelación de ciertos detalles íntimos: un poema de amor, cuadros con la imagen de su cara… hasta ser absorbido por el universo onírico del pintor. Historia de amor fou con momentos de tensión mejorables, pero con un enfoque desasosegante y digno, y en especial un final que recomienda relectura.

 Valoración: 5,5

 "El proceso de los monos", Lorenzo Luengo

Lorenzo Luengo es un escritor en alza que goza del beneplácito de diversos jurados literarios, como atestigua su palmarés repleto de premios. A tenor de lo leído, Luengo posee al menos dos estilos muy diferentes en sus relatos de corte fantástico, a saber: historias metaliterarias (homenajes borgianos y ejercicios de estilo eruditos pero farragosos, en general carentes de diálogo y ciertamente aburridos: “La paradoja de Barthes”) e historias –a falta de una definición mejor- rompedoras, a contra corriente y hasta algo gamberras, que retuercen argumentos y arquetipos para llevarlos hasta sus últimas consecuencias (“Selección natural”, donde dibuja un Madrid apocalíptico en el posiblemente mejor relato de ciencia ficción de los últimos tiempos, ó “Cuento de Navidad” que presenta un Santa Claus atípico). El segundo Luengo es el más popular -y posiblemente mejor-, pero este relato se enmarca claramente dentro del primer grupo.

 

Como acostumbra, narra una historia intensa, elaborada y compleja, que recrea de forma onírica y personal la peripecia del Dr. Livingstone perdido durante años en África, en una expedición que pretendía dilucidar las fuentes del Nilo (historia que sirve para ilustrar la portada del libro). Frases larguísimas, recargadas de subordinadas interminables, jalonan un texto de por sí confuso y reiterativo debido a los delirios del protagonista y el ambiente opresivo. Si a ello se une un uso digamos que “particular” del idioma (“cancelar los párpados”, “deplorar una mirada”, “señalar brumosamente con brazos disertativos de liviandad longUilínea”) en un contexto no poético, nos hace pensar que la frontera entre erudición y pedantería es difusa (o quizá no tanto), y que el uso de vocabulario elevado no eleva necesariamente la calidad de un texto (sino que, a veces, revela más bien sus miserias).

 

Aparecen varias de sus constantes más queridas: las diversas capas de la realidad y el sueño (el sueño dentro de un sueño dentro de un sueño) y la preocupación por el otro yo (el hombre que sueña o ve a otro hombre que es en realidad él mismo en otra época o lugar). El hecho fantástico surge de forma metafórica y surrealista, a través de la experiencia mística de la palabra hecha carne, aunque uno se quede con varias dudas en el aire: ¿por qué deben matarse entre sí los hombres-monos-libros? ¿por qué es incompatible Shakespeare y Kant?

 Valoración: 6

 "Centro generacional", José Miguel Sanfeliú

Un anciano que convive con su hijo y familia en el mismo piso decide poner fin a las molestias que causan su presencia y manías ingresando en un Centro Generacional. ¿Especie de Disneylandia, según la publicidad institucional, o ente más oscuro, a tenor de ciertos rumores? Con un estilo funcional, poco elaborado y próximo al lenguaje oral, el autor intenta que recapacitemos sobre el papel de los ancianos en la sociedad occidental de consumo. Y para ello recurre al final sorpresa, tan difícil de rematar y tan habitual en escritores escasos de recursos, demasiado radical para tomarlo realmente en serio.

 Valoración: 4

 "Monedas", Roberto Malo

Aporta la dosis de ironía y humor imprescindible en cualquier antología, aspecto tantas veces descuidado. El protagonista es un egoísta varón separado que, en una excursión familiar campestre -en la que obviamente “pasa” de la familia-, encuentra unas brillantes monedas de euro que forman una especie de camino de migas de Pulgarcito y decide quedárselas. Así comienza una de las historias sobre invasiones extraterrestres por seres multiformes más descacharrantes de la ciencia ficción, un divertido argumento que podría firmar el mismísimo Fredric Brown o, más cercano, Alejandro Carneiro (léase “El hombrecito de la maceta”).

La ironía y el humor absurdo funcionan y consiguen que nos identifiquemos con el desventurado y recalcitrante antihéroe, quien se cuestiona cualquier aspecto de su vida para tomar siempre la decisión más alocada de entre las posibles. Narrado con agilidad, mejoraría si prescindiera de unas cuantas páginas.

 Valoración: 6

 "El armario", Santiago Eximeno

Eximeno, ganador con el excelente “Origami” del premio Ignotus 2003 de relato, puede ser considerado por estilo y atmósfera en sus cuentos de terror como el Ramsey Campbell español. Y esta es una buena ocasión para demostrarlo: un muchacho se despierta en una extraña habitación cerrada repleta de juguetes; al otro lado de la puerta una sombra desconocida forcejea para entrar y, al fondo, una ventana abierta al clamor de la tormenta le ofrece la única escapatoria… Cuento de atmósfera cerrada, correctamente ambientado y magistralmente estructurado, perfecto en su brevedad. El sugerente final abierto permite la libre interpretación (¿el niño se hizo adulto y asimiló la paranoia del captor, como suele ocurrir en casos de maltrato infantil? ¿Niño y psicópata “unieron por un instante su terrores comunes”? ¿O fue el terror del niño lo que le empujó a convertirse en psicópata?). Sin duda el relato más satisfactorio y de mayor calidad literaria del volumen, que mejora en cada relectura, y al que sólo cabe achacarle un ligero desliz: la avanzada edad del “niño” (trece años) resta credibilidad a la hora de enfocar terrores “infantiles”.

 Valoración: 8

 "Hamburgo Sur", Patricia Suárez

Hamburgo Sur es el nombre de un tren de mercancías que adquiere relevancia creciente según avanza la narración, una historia intimista, lenta (hasta la exasperación) y aburrida. La preocupación por el paso del tiempo y la rutina de unas vidas vacías es el tema central, y una inofensiva reunión familiar para festejar un cumpleaños la excusa argumental. Recuerdos, anhelos y frustraciones acompañan a los personajes de esta historia circular que no avanza hacia ninguna parte y donde el cliché del tren fantasma (a pesar de la variante de que el protagonista se vea a sí mismo, en una clara metáfora vital) se antoja un clónico de tantas otras historias. Patricia Suárez, al parecer versátil escritora argentina, pierde aquí su oportunidad de ofrecer un enfoque novedoso en esta fantasía costumbrista, que carece de la alegría y frescura que son común denominador al resto de relatos.

 Valoración: 4

 "Juan Hitlerfranco busca a dios", Sergio Parra

¿Qué decir de una de las historias más iconoclastas de los últimos tiempos? Que desgraciadamente pierde gas según avanza. Partiendo de una premisa argumental absolutamente revolucionaria: en la histórica entrevista celebrada en Hendaya durante Segunda Guerra Mundial, Franco fue sustituido por un extraterrestre; fruto de su encuentro “sexual” con Hitler nació el protagonista de esta historia, que fue abandonado en el refectorio de un convento, para crecer conversando con otro extraterrestre a través de la imagen de un Cristo crucificado y terminar ganando un Oscar como forma de contactar con sus congéneres. A ratos brillante en su locura, a ratos muy mejorable (sobre todo el aspecto escatológico), no puede decirse que la coherencia interna sea uno de sus puntos fuertes (ora el protagonista carga con una cruz de madera de dos metros, ora no y, de nuevo, vuelve a aparecer). Una historia desconcertante y demasiado escorada hacia la hilaridad fácil, que incluye una irreverente revisión de un episodio histórico singular sin por ello tratarse de una auténtica ucronía franquista como asegura el seleccionador.

 Valoración: 4,5

 "Taurus uno", Víctor Conde

Cuento que apela a la parte irracional de la mente, surrealista, sin lógica aparente. Como los sueños. Porque de la narración de un sueño parece tratarse: durante lo que parece una sesión de psicoterapia, un personaje anónimo relata un extraño sueño, y esa historia enlaza con retazos de otras historias absurdas y crueles, cada vez más irracionales y profundas, que ni siquiera el protagonista logra luego recordar. Conde en su faceta más onírica y experimental, que ya dio muestras en el Visiones del pasado año.

 Valoración: 5

 "Ojo en el cielo", Paula Ruggeri

Ante semejante título, resulta fácil adivinar que Philip K. Dick ocupa un lugar clave en la narración. De hecho, el protagonista es el propio Dick y su sensación de irrealidad, pero no nos encontramos ante el genial disquisidor de la realidad alterada sino frente a un perdedor que por avatares de la vida se asemeja más a Homer Simpson. Su retrato pasa de homenaje para con sus obras a irreverencia hacia su persona (incluso es apodado Phil Trafa por su mujer, con quien mantiene continuas peleas), hasta que gracias a un ángel descubre que existe una falla en el sistema de la realidad a causa de un virus, una situación que no es del agrado de Dios (y ésta no es la única similitud con Matrix). ¿Homenaje o parodia? Más bien lo segundo, a tenor de que la autora, argentina y colaboradora habitual de la prestigiosa revista Cuasar, dice estar escribiendo un libro de parodias literarias del que este texto forma parte. Un provocativo divertimento que disfrutarán los papanatas dickianos (sobre todo los chistes privados y guiños de sus obras) y dejará indiferente a buena parte del resto de lectores.

 Valoración: 5

 "La ciudad crece", Carlos Martínez Córdoba

De Carlos Martínez Córdoba, autor del excelente ensayo “Camino al pasado” (finalista del hoy desgraciadamente extinto Premio Gigamesh de Ensayo), sólo habíamos leído un único relato: “Juzgado 11” que, aunque previsible, estaba dotado de una sobria atmósfera a lo El señor de las moscas. “La ciudad crece”, relato alegórico, muestra los diversos personajes que habitan una mísera comunidad de vecinos que decide vivir aislada del mundo, empleando para ello un trasfondo entre costumbrista y onírico, con unas gotitas de surrealismo. Varios son los elementos que introducen angustia y desasosiego: además del desconocimiento de qué sucede realmente en la ciudad (que parece crecer a su alrededor, ignorándoles), están las continuas misteriosas desapariciones de vecinos que amenazan con diezmar la aparentemente unida comunidad, o la rutina e inactividad que se adueñan de los vecinos, todo ello metáfora del miedo a la vida por parte de unos seres grises que podemos ser cualquiera de nosotros si no logramos enfrentarnos a nuestros miedos. El final sin concesiones invita a la reflexión.

 Valoración: 7

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