¿Escasez de petróleo? Premio Espiral ciencia ficción 2003
Juan José Aroz, seleccionador
Editorial Espiral Ciencia Ficción, nº 31
Antología inédita. Febrero 2004
233 pags. Precio: 10 €

 

El presente volumen incluye el ganador, finalistas, relatos “Mención del jurado” y otros destacados por el editor en la cuarta edición del premio Espiral de Ciencia Ficción. A diferencia de otros galardones, el presente propone un tema central al que los participantes deben adscribir sus relatos, siempre dentro de un marco de ciencia ficción; no es esencialmente una idea original (la colección Andrómeda promueve igualmente volúmenes temáticos), pero se trata del único exponente conocido en formato premio, al menos en el ámbito nacional.

 

Conviene señalar que esta brillante idea no termina de alcanzar la madurez deseada: edición tras edición, los relatos publicados han demostrado su estrechez literaria y espíritu amateur, mientras que autores más fogueados declinan su participación (posiblemente más interesados en participar en otros concursos de mayor relevancia, competitividad o montante económico; o, simplemente, ocupados en publicar de forma más o menos profesional). Y es una verdadera lástima, porque sería francamente interesante observar hasta donde serían capaces de llegar las mejores firmas de la ciencia ficción autóctona ante un reto común. Desgraciadamente, hoy por hoy, el premio parece abocado a ser cuna de aficionados pergeñando su primer vuelo. Sería bueno que el jurado apostara más por la calidad, sin miedo a dejar desierta alguna convocatoria; quizá concentrando los mejores relatos en un único volumen que abarcara varios años en vez de uno anual, a semejanza del premio Alberto Magno de la Universidad del País Vasco.

 

En lo que respecta a la presente edición, la mayoría de relatos pueden encuadrarse dentro de la etiqueta de ciencia ficción; eso sí, lastrados por ideas bisoñas cuando no de un idealismo juvenil y/o panfletario. Por otra parte, fueron excepción quienes captaron la pregunta inherente al tema propuesto: “¿Escasez de petróleo?”; pero dejemos que hablen los autores por si mismos.

 

 Valoración: 3

 "Mono a vapor", de Daniel Pablo López

En un futuro próximo a lo Mad Max, el petróleo se agotó y es sustituido por energía generada en centrales de fusión nuclear ubicadas en la cara oculta de la luna (¿por qué allí?), enviada en forma de microondas de alta intensidad por una red de satélites hasta las antenas receptoras en Tierra. Crawford, responsable del oligopolio energético y megalómano confeso, idea un plan inverosímil para hacerse con algo muy deseado, empleando para ello “corredores” o correos humanos radicalmente alterados para facilitar su aerodinamismo. A pesar de ser el único relato que esboza una alternativa realista basada en la tecnología actual, otorgarle el primer premio se antoja a todas luces excesivo: narrado con cierto desapego, maniqueísta, con venganzas previsibles y diálogos muy mejorables, no deja de ser un modesto cuento de final chapucero aunque de algunas ideas interesantes desperdigadas aquí y allá: los citados corredores, los “raceros” o nómadas independientes energéticamente, la relevancia de la telepresencia en un mundo donde los desplazamientos son prohibitivos, etc.

 Valoración: 3

 "El olor profundo de la tierra", de Juan Antonio Fernández Madrigal

En una indeterminada república ex Soviética, la detección ilícita de microbolsas de petróleo por parte de los clanes o mafias familiares supone una nueva fuente de ingresos de alta rentabilidad dado que los yacimientos principales están agotados; para ello emplean un curioso método artesanal: implantar un chip neuroguía en bebés con la esperanza de que, en pocos años, madure y éstos puedan “oler” el crudo. Como en el caso anterior, se trata básicamente de una historia de venganza por parte de una “víctima del sistema” contra la estructura macroeconómica global, algo confusa y lejos de los mejores trabajos del autor, generalmente de estilo más acusado y experimental.

 Valoración: 4

 "Velas rojas en el crepúsculo", de Leopoldo García

Pax Ubicum es el nuevo organismo global que sustituye a los estados nacionales, una dictadura igualitarista que asegura la paz a cambio de libertad y cuya división de seguridad tiene, entre otras, la misión de proteger el flujo del petróleo empleando la fuerza necesaria. En el Golfo Pérsico, una fuerza de asalto que hace frente a un ataque terrorista consigue capturar a su líder; se inicia entonces un interrogatorio entre reo y captor que se pretende duelo dialéctico pero se reduce a crispante diálogo, pleno de moralina y pobre argumentación. Se mezclan conceptos hoy tristemente conocidos por todos dada la situación actual de Oriente Medio y, en especial, Irak: integrismo, neocolonialismo económico, intervencionismo occidental, expolio de materias primas, etc. en una crítica a la globalización y el pensamiento único. Por otra parte, el manido recurso de informar al lector obligando a los personajes a detallar situaciones que les son harto familiares resulta aquí especialmente molesto. Demasiado poco para haber logrado podium.

 Valoración: 3

 "Primer turno de noche", de Iñigo Artamendi

En un mundo devastado por el efecto invernadero, las grandes urbes han sido abandonadas y la población se refugia en pequeñas comunidades agrícolas más o menos autosuficientes. Salamanca es la nueva capital del estado y en Madrid, muchos años aislada y habitada por moradores semisalvajes, se instala un acuartelamiento de la Guardia Civil como punta de lanza que posibilite su recuperación. El veterano Ramiro, de guardia en una garita, entabla una conversación con un bisoño compañero recién llegado, desvelando un paisaje post apocalíptico cuando menos digno (pero, si de verdad quieren leer un potente post apocalíptico madrileño, no se pierdan “Selección natural”, de Lorenzo Luengo, en la revista 2001 nº 6). A pesar de sus evidentes carencias, por ambición y originalidad hubiera merecido algo más que una simple “Mención del jurado”; al menos, es el que expone de una forma más coherente el caos y desmembración social fruto de la carencia de petróleo y el único que ha intentado perfilar mínimamente unos personajes. Además, por si fuera poco, cuenta con el mejor final de todos los presentes.

 Valoración: 4,5

 "El cuento del flautista", de Javier Navas

Un desconocido porta un mensaje para el jefe de una granja: un amigo le solicita la devolución de un antiguo favor para solucionar una situación difícil en la ciudad de la que es responsable. Dado el delicado estado de salud del granjero, decide enviar a su hijo y éste pronto se percata de algunos pequeños detalles que no concuerdan con la versión oficial. Relato muy amateur, simplista y con personajes de cartón piedra, contado a modo de narración oral realizada por un cuenta-cuentos a unos niños. Historia de dobles engaños que emula en su final al famoso cuento del Flautista de Hamelín, demasiado evidente en su denuncia.

 Valoración: 2

 "El polen de Pandora", de Jorge Antares

Un periodista en una cumbre del Fondo Monetario Internacional conoce a un misterioso doctor que le informa de que posee la llave para la energía natural, para, al poco, sufrir un repentino accidente mortal. Rocambolesca historia de venganzas antisistema, demagógica, tendenciosa y primeriza, con un base argumental bastante increíble (¡una planta cuya savia posee las mismas propiedades que el petróleo!).

 Valoración: 2

 "El jardín en la sonrisa", de Yuri Herreras

Los 40 personajes más poderosos de la Tierra son convocados por el presidente del Consorcio Mundial de Empresas de Energía para explicarles el proyecto EnerGaia: la explotación de forma minorista de fuentes alternativas de energía. Este aparente “suicidio” económico para su consorcio acabará, como en la mayoría de cuentos, dando su fruto: un mundo más limpio y feliz, la utopía del crecimiento sostenible hecha realidad. Historia extremadamente ingenua y esquemática, encarnada por un visionario Mesías filántropo al que los duros hombres de negocios primero y la humanidad después se plegarán dócilmente ante argumentos tan incontestables como: “La explotación de las fuertes alternativas de energía no eran viables, pero como el petróleo se acaba, hay que hacerlas viables”. A pesar del poético título, hay cuentos a los que no se hace ningún favor verse publicados, y me temo que estamos ante un buen ejemplo.

 Valoración: 1

 "El negocio del siglo", de Luis Ángel Cofiño

Cofiño, autor de la estimable novela El Cortafuegos, presenta el único relato en el que el petróleo no está agotado, sino que ha sido desplazado fundamentalmente por la energía nuclear. Un agricultor es estafado al comprar unos terrenos para uso agrícola en una zona petrolífera, por lo que decide convertirse en extractor y devolver el golpe. Con un estilo próximo a la época dorada, es uno de los relatos con más oficio y sin duda merecedor de estar “más arriba” en el podium, en el que destacan los golpes de efecto a cargo del analfabeto pero avispado agricultor.

 Valoración: 4

 "Bitumen", de Marcos Manuel Sánchez

El turno de guardia en la garita de la policía energética permite ahondar en las razones de la crisis del petróleo y abrazar la ideología petrolander (descontentos con el sistema que proclaman el reciclaje del petróleo procedente de bitúmenes de las arenas). Panfletario, aburrido, largo y de un idealismo infantil; si el cuento de Herreras era impublicable, éste es aún peor.

 Valoración: 0,5

 "Bicicletas", de Miquel Esteba

Una mujer rememora su vida como estudiante en una localidad francesa durante los años 70’, con sus preocupaciones, amores despechados y otros pequeños detalles que conforman una existencia, narrado en un prolongado flash back. Si bien parece claro el intento por establecer una especie de “punto de encuentro entre los grandes problemas a escala mundial (crisis del petróleo de 1973) y los pequeños conflictos de una joven”, el resultado queda bien lejos de los propósitos iniciales. En mi opinión, si se hubiera conformado con establecer una mirada nostálgico-sentimental sobre la vida, más centrada y concentrada, y se hubiera olvidado de este concurso y sus bases, la narración hubiera ganado bastantes enteros.

 Valoración: 3,5

 "Quincalla", de Ignacio Sanz

El petróleo se agota a causa de una paleobacteria que destruye el crudo pero, paradójicamente, el problema global no es ése sino que la menor emisión de anhídrido carbónico por combustión de petróleo a la atmósfera produce el efecto contrario al invernadero (¡!): la temperatura media terrestre baja 4º C y origina un frío y permanente invierno que causa efectos colaterales como la progresiva impracticabilidad de zonas con cultivos, hambre, etc. En esta tesitura, gigantescos petroleros como el comandado por el capitán Harbinger se adentran en la península arábiga protegidos por todo tipo de armas defensivas, que intentan evitar los frecuentes ataques terroristas o de pillaje. Irregular, con un final brusco y carente de toda lógica, sabe aprovecharse de hechos reales como atentados islamistas contra buques petroleros para dotar de mayor verosimilitud al relato.

 Valoración: 3

 "La encrucijada del agua y la cebada", de Marco Herreras

Un ingeniero biotecnológico pierde su empleo en la fábrica de cerveza (de ahí el título) en la que trabajaba a causa de una pertinaz sequía, en un mundo cuyo clima parece haberse vuelto loco. Tras una charla con un teólogo de la liberación, se reconvierte en un ferviente seguidor de los principios del desarrollo sostenible y decide tomar parte en una cooperativa solidaria donde pueda desarrollarse como persona. Utópico, doctrinario, juvenil, el texto emana un mensaje solidario, ecologista e indigenista, con una pizca de mística y un mucho de panfletaria crítica anti-neoliberal contra las multinacionales petrolíferas y el efecto invernadero. O bien llegó tarde a la anterior edición del premio Espiral (recordemos el tema: Globalización) o decidió reenviarlo en espera de mejor suerte. No cuela.

 Valoración: 3

 "Diario de una cura", de Rubén Estrada

La escasez de crudo trajo consigo experimentos genéticos para producir petróleo en seres vivos (¡!) y, con ello, se extendió la plaga que asola el mundo. Los supervivientes malviven trabajando en minas y vistiendo harapos a la espera del reparto de alimentos, entre ellos el protagonista que escribe el diario de sus vivencias y una niña huérfana que le acompaña. Uno de los cuentos más tendenciosos y torpes del libro, que utiliza sin pudor el dolor infantil para intentar provocar empatía en el lector; no lo consigue, más bien lo contrario: produce irritabilidad. Por otra parte, se da a entender que ciertamente existe una cura para el mal, pero la torpe factura en la que está escrito no permite aclarar si finalmente es utilizado o no. Demasiado catastrofista para servir de colofón a la antología.

 Valoración: 1

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