Galaxia nº 10
Director: León Arsenal
Revista. Septiembre – Octubre 2004
76 pags. Precio: 3,75 €

 

 

La refundación de Galaxia de las cenizas de la malograda 2001 aportó un enfoque novedoso en el mercado en auge de las revistas dedicadas al género fantástico y de ciencia ficción en España. Su propósito generalista, su accesibilidad en kioskos y su especialización en terror y pulp, ambos aspectos escasamente tocados por sus competidores, le ha proporcionado un cuerpo de lectores en muchos casos diferenciado del comprador habitual de otras revistas de género. Detrás del staff técnico se encuentra una pequeña editorial, Equipo Sirius, especializada en libros de divulgación científica y literatura de ciencia ficción, de reconocida filia por autores hispanoparlantes.

 

En este su décimo número llega la hora de hacer balance, que no puede ser más positivo: ha rescatado del olvido muchos clásicos menores y mayores de la literatura fantástica nacional y foránea; publicado autores consagrados y prometedores noveles; entrevistado a personajes relevantes (muchas veces en la sombra, como importantes editores o valiosos escritores); incluido una miríada de artículos divulgativos, ensayos de fondo, secciones específicas, noticias… contenidos que le sirvieron para que con apenas unos meses de vida fuera elegida Mejor Revista Europea en la EuroCon. Buena culpa de todo ello la tiene su director, León Arsenal, flamante ganador del I Premio Minotauro de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción por su novela Máscaras de matar, que ha sabido equilibrar géneros muy diversos, novedades y clásicos, ficción y no ficción.

 

El citado enfoque generalista ha propiciado la inclusión de gran cantidad de artículos de temática diversa e irregular factura, en lo que a priori parece la publicación periódica más accesible para que un aficionado anónimo pueda aportar su granito de arena. No obstante, en su principal virtud radica quizá su mayor defecto: la elevada cantidad de contenidos con el que se intenta atraer al máximo público potencial posible genera una sensación de desorden, de ser una especie de cajón de sastre fantástico en el que todo vale. Sería recomendable organizar de otra forma y mejor ese material, quizá estructurando la revista en secciones más significativas si no se desea recurrir a especiales temáticos. Por otra parte, en este replanteamiento sería bueno evitar pasados errores, como la publicación de áridos artículos científicos o grotescas revelaciones pseudocientíficas; no todo es admisible en una revista consagrada a la literatura fantástica.

 

Las reseñas bibliográficas, en general irregulares e impersonales, son otro elemento de mejora, aunque los extractos breves de 50 palabras constituyen un sello diferencial que permite además dedicar espacio a títulos que nadie más recoge. Otro aspecto a considerar son los seriales; recuperar el viejo espíritu con el que fueron publicados determinados relatos puede ser una interesante aportación, pero siempre que se trate de textos auto-conclusivos (caso del presente “Herbert West, reanimator”), evitando truncar relatos largos no pensados para ello. Libros Extranjeros es una excelente sección –la única que se salvó de 2001- a cargo de Sue Burke que merece mayor espacio. Por último, la ilustración de portada debiera cuidarse más, algo perfectamente factible a tenor del cuidado aspecto gráfico interior, y pensar seriamente en un cambio de formato que redujera el tamaño A4 hoy día más propio de un fanzine.

 

En resumidas cuentas, una publicación interesante y necesaria en el actual panorama fantástico, no sólo por los contenidos sino por el público diverso y ecléctico que aglutina.

 

 Valoración: 6

 "Las vidas de piedra", de José Miguel Vilar

Como en los viajes de Ulises o los Doce Trabajos de Hércules, el solitario aventurero Saad afronta una nueva etapa tras finalizar un trabajo: arrancar un diamante de la boca del león de oro de la isla de Zohal. Tomando un barco encantado por un efrit (genio), se hizo a la mar siguiendo la corriente por aguas inexploradas y al séptimo día de navegación llegó al puerto de una esplendorosa ciudad en la que sus habitantes eran pétreas estatuas. En el palacio del sultán encuentra un anciano escultor, que afirma haber esculpido estatuas durante miles de años.

Relato preciosista de cuidadas descripciones y perfecta ambientación, un poético arabesco o fantasía a la manera oriental escrito con notoria exquisitez. Como en buena parte de los relatos árabes (inevitable su comparación con Las Mil y una Noches), la aventura trasciende en alegoría, en este caso para simbolizar la divinidad, a la que logra dotar del necesario tono mítico a la vez que refleja el engañoso libre albedrío de las criaturas engendradas. Pero, ¿de donde procede el viajero y qué propósito le ampara: aventura, maldición, promesa? ¿A donde dirigirá sus pasos cuando abandone la ciudad? Una pequeña joya de la narrativa breve que, por lo que sé, supone la primera incursión del autor en el campo de la creación literaria.

 Valoración: 7,5

 "Harlan Ellison: Ficciones 1980-2004", por Iván de la Torre

Segunda parte del ensayo que De la Torre iniciara dos números atrás sobre el genial escritor norteamericano. El artículo carece de estructura apreciable y da por supuestas demasiadas cosas, sumiendo al lector en la perplejidad; así, se limita a recabar impresiones sobre determinadas obras (ora un ensayo ora un relato ora una novela) sin solución de continuidad ni especificar resumen argumental alguno, intentando reflejar retazos de sus líneas de pensamiento y personalidad

 

Este confuso panegírico, refrito de un paradójicamente aceptable artículo en Stalker nº 16, el autor se revela como buen conocedor de la obra de Ellison pero deficiente divulgador. A falta de otro material, utiliza introducciones de libros, entrevistas y presentaciones (comerciales), aportando extractos sin profundizar y evitando fijar conclusiones. En conclusión, no existe conclusión. Al menos incluye una bibliografía completa.

 Valoración: 3

 "Herbert West, Reanimador. 2ª parte", de H. P. Lovecraft

Para West, la naturaleza de la vida era mecánica y encontrar una solución animadora era posible si contaba con material humano preciso, y a ello consagró sus experimentos”. Este bien podría ser el resumen argumental de la historia, una grotesca narración que desarrolla la teoría de que la animación de cadáveres puede depender del estado de conservación de los tejidos, tesis que le hermana con otros clásicos como el Frankenstein de Mary W. Shelley y sorprendentemente concuerda relativamente bien con la moderna visión de trasplante de órganos.

 

Pese al descrédito de sus colegas médicos, West y el anónimo cronista se consideran poco menos que pioneros de una nueva ciencia. A pesar de sus carencias en el ámbito científico, Lovecraft denota un pensamiento materialista ante la vida y la muerte, rechaza la existencia de espíritu o alma, y no duda en atacar al puritanismo propio de su época, la estrechez de miras de los clericales anticientíficos y hasta la obtusa jerarquía médica. Para generar la atmósfera de terror que persigue utiliza sus armas más efectistas: en la frase inicial une los destinos del protagonista con el terror, dota a cada escena de tintes macabros, encadena frases abigarrándolas de epítetos: horrible, siniestro, diabólico… logrando la perseguida truculencia por acumulación más que por estilo.

 

Junto a otros relatos fundacionales de Lovecraft, las andanzas de este licenciado en medicina por la ficticia Universidad de Miskatonic en Arkham fijan muchas de las constantes del género de horror moderno, desde el explícito gusto por lo grotesco y macabro al humor negro o la venganza sobrenatural. Un clásico de la literatura de terror que, como la mayoría de clásicos, no puede ser valorado exclusivamente por sus valores literarios. Porque si fuera escrito hoy, como ayer sólo podría ser publicado en una publicación pulp.

 Valoración: 5

 "La mujer alta", de Pedro Antonio de Alarcón

Durante el refrigerio de una salida campestre, Gabriel relata a unos amigos una fantástica historia con la que pretende dar fe de la existencia de sucesos sobrenaturales en un mundo cada vez más dominado por la razón y la técnica: el joven Telesforo posee un terror irracional a encontrarse con mujeres solitarias durante la noche; cuando en una juerga nocturna pierda en el juego todo su capital, notará tras él la figura de una alta y enjuta anciana, a la que toma por una Parca que presagia una muerte cercana. A partir de entonces, vivirá aterrado las sucesivas apariciones de la anciana/muerte.

 

Envejecido cuento de miedo, tópico y excesivamente largo, característico de la literatura decimonónica: largos preámbulos, aburridas peroratas, retrato de costumbres y moralina final (así, la noche en que Telesforo pierde su capital o visita a su amante, pierde también a uno de sus seres queridos); nótese además que une naturalismo e intromisión fantástica de la muerte, ambos muy al gusto de la época. Como en el caso anterior, abusa de la acumulación de epítetos truculentos para crear clima (“mortecina luz del farol que alumbró con infernal relámpago tan fatídica escena”, casi un paradigma de cómo no se debe escribir) o emplea recursos hoy día tan gastados como introducir al narrador en la historia para reforzar la veracidad de la historia. Narrador que, obviamente, es ingeniero de montes, epítome del éxito de la época y nada sospechoso de supercherías.

 

Como indica la presentación, muchos escritores consagrados escribieron obras fantásticas pero, salvo excepción, no fueron más que rarezas o divertimentos en su producción, pecados de juventud antes de ser reconocidos por crítica o público. Este cuento resulta paradigmático, y su calificación de clásico debería trocarse por la más apropiada de antiguo.

 Valoración: 3,5

"Clarke, Asimov, Gibson y Card aterrizan en un planeta frío", por Javier Martín

Extracto de uno de los hilos más recordados de la página web de cyberdark.net, consistente en la imitación de estilo de varios reconocidos escritores de ciencia ficción enfrentados a un mismo argumento: “Un tipo desciende de una nave espacial con un rifle”. La conversación entre editor que aconseja y cada respectivo autor dota de cierta unidad al conjunto, una sucesión de parodias en general conseguidas, aunque abunde la sal gorda y no falten los casos poco afortunados como el de Lem. Idea iniciada por Javier Martín pero continuada y enriquecida con las aportaciones de otros muchos usuarios.

 Valoración: 5,5

"Entrevista a Juan Miguel Aguilera", por León Arsenal

Entrevista estereotipada y escasamente imaginativa en la que el escritor desgrana sus inicios, temas, visión optimista acerca de la situación actual del mercado, apertura de mercados internacionales, participación en el cine y futuros proyectos (¡como la continuación de Mundos en la Eternidad!). Breve y caótica, como cumpliendo el expediente a través de preguntas realizadas como a bote pronto, sin guión. Decepciona la oportunidad perdida.

 Valoración: 5

"El amante de las estatuas", de Ian Watson

Una guía humana acompaña a un alienígena de visita cultural por la Tierra. Su interés se centra en conocer las estatuas más famosas de la vieja Europa, por lo que consecuentemente se hace llamar Amante de las Estatuas. Cuando llegue la hora de visitar el madrileño Parque del Retiro, donde se ubica la única estatua del mundo erigida en honor al Ángel Caído, el carácter flemático del alado ser sufrirá una transformación radical.

 

Los mitos que engendran las religiones es un tema tratado con anterioridad por Watson. Si en la excelente “El libro de sangre” (revista Galaxia nº 1) una invocación religiosa insuflaba vida al Gólem judío, ahora emplea una argumentación más propia de Greg Egan: invocar todos los universos posibles y colapsar aquel que interese. A pesar del impredecible desenlace, que retuerce la trama hasta límites insospechados, el autor deja alguna que otra miga de pan con la que orientar al lector, como el interés de la guía humana por conocer el sexo del alado visitante. Watson utiliza también el citado personaje para enriquecer el texto con una subtrama en la que compara la liberación de un doloroso romance con el libre albedrío representado por el Ángel Caído. Ahí es nada.

 

Una originalísima y bellamente ilustrada historia de primer contacto ubicada en la Tierra de nuestros días. Watson, autor mimado por la editorial (además del citado relato es el único autor no hispanoamericano publicado en su colección de narrativa), demuestra una vez más su afán innovador, ironía y ambición, con un relato inclasificable cuya fecha de creación hace sospechar que se escribió ex profeso para la revista.

 Valoración: 6,5

"La ciencia ficción nazi", por José Miguel Pallarés

Junto con los relatos de Vilar y Watson, este es sin duda el plato fuerte del número. En primer lugar, conviene hacer la salvedad de que el artículo no trata sobre literatura de ciencia ficción en la que los nazis ocupan un papel relevante, sino narrativa realizada precisamente durante el régimen del Tercer Reich. A pesar de la elevada extensión, el autor avisa que su propósito no es otro que dar unas pinceladas (“una imagen incompleta pero elocuente”) sobre un tema que ciertamente daba para mucho más. Las notas introductorias y detalles históricos son un acierto, por cuanto contribuyen a situar social y temporalmente al lector.

 

Pallarés se desenvuelve como el buen articulista que es, desarrollando tres líneas de argumentación: la literatura popular, en la que cita numerosas obras, en general completas desconocidas para el lector español; el mainstream, donde se centra en exceso en dos figuras: Ewers y Von Harbou, cuya valoración de Metrópolis resulta excesivamente larga; y la literatura en clave esotérica, la parte más interesante, sobre todo la base ideológica ocultista que sustentó (al menos parte) de la ideología nacionalsocialista. La Alemania nazi fue prolífica en este tipo de obras, cuyas señas de identidad bebían de fuentes tan diversas y aparentemente disímiles como la aventura exótica, la proto-ciencia ficción, el pulp, la utopía, el ocultismo o la irracionalidad.

 

Artículo que deja cierto regusto agridulce, por cuanto su inequívoco interés no se ve correspondido con una profundización mayor, apenas un esbozo a mitad de camino del gran artículo que hubiera podido llegar a ser.

 Valoración: 7

 "Los olvidados. Antes de la Edad de Oro de la CF", por José Enrique León Alcalde

Repaso a autores y obras que en su día fueron estrella del por aquel entonces incipiente género de ciencia ficción y hoy yacen en el limbo de los olvidados: George Allan England, Francis Stevens, Victor Rousseau, Homer Eon Flint, Garrett, Putnam, Serviss y un largo etcétera. Un largo recorrido por títulos publicados en revistas pulp antes del nacimiento de Amazing Stories.

 

Desgraciadamente, el texto está tomado directamente de Historia de la ciencia ficción moderna de Jacques Sadoul (al que se tiene la deferencia de citar en agradecimientos), en lo que a priori parece un lamentable nuevo ejemplo de publicación sin derechos (salvo que Sadoul y/o Plaza y Janés cedieran –que no se indica- o perdieran los mismos tras casi treinta años desde la publicación del libro). Discutible si este dudoso proceder (que imagino ajeno a la voluntad de la revista) constituye un favor al aficionado, pero no es de recibo acreditar un trabajo a una persona ajena al mismo. En cualquier caso, el articulista se limita a eliminar las referencias a escritores como Edgar Rice Burroughs, Abraham Merritt, Ray Cummings o Murray Leinster, sin aportar realmente nada de valor salvo escuetos comentarios marginales. En el caso del par de novelas traducidas, Tinieblas y Amanecer y La ciudadela del miedo, el autor se limita a citar la editorial y un breve resumen argumental tomado de terceros, sin siquiera investigar otros posibles textos traducidos (escasos pero existentes, como “La cosa del… espacio” de England, en La venganza de Nitocris, Narraciones Géminis de Terror nº 14).

.Valoración: 0

"Los mundos perdidos", por Carlos Aguilar

Artículo sobre los mundos perdidos en el cine, es decir, aquellos estancados a perpetuidad en un pasado real o ficticio, perdidos geográfica y cronológicamente; corresponde a un capítulo del libro El cine fantástico de aventuras. Incomprensiblemente, Aguilar limita el tema a películas de monstruos: King-Kong, El mundo perdido, Hace un millón de años, Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra y otros clásicos menores, para terminar denigrando de Parque Jurásico. Apenas cita obras maestras como Horizontes perdidos o ejemplos españoles (que vuelven a incidir en la figura del monstruo, obviando casos relativamente recientes como Amanece que no es poco); en cambio, incluye otros que no vienen a cuento como La momia o El hombre enmascarado porque cumplen su criterio estético (que no justifica). Debiera haber limitado más el tema o extendido su visión.

 

El interés por el artículo decae por esas y otras razones, como la proliferación de observaciones maniqueas y sectarias que anteponen la grandilocuencia a su teórica pretensión divulgativa, o la pedantería con la que fuerza el uso de vocablos como “decurso”, “preceptiva”, etc. Para Aguilar “la fascinación de la fantasía ha sido destruida por el prosaísmo de la tecnología”; observación con la que se puede o no estar de acuerdo, pero parece olvidar que a las producciones de serie B de hace unos añitos no sólo se le veían los hilos, sino que en muchos casos poseían unos guiones desastrosos, personajes de cartón piedra y estaban pobladas de situaciones inverosímiles. No todo tiempo pasado fue mejor.

.Valoración: 3

 "El insidioso doctor Fu Manchú y otros villanos orientales", por Javier Jiménez Barco

Nuevo artículo del prolífico articulista de Galaxia. Explora los orígenes literarios del famoso villano de los años 30, poseedor de un encanto innegable y precursor del denominado “peligro amarillo”: influencias del autor (que perteneció a la célebre logia Amanecer Dorado), anécdotas relacionadas con el personaje, detalles de edición, argumentos, personajes, epígonos, apócrifos, etc. Ponderado, ameno y excelentemente documentado y estructurado. Un ejemplo a imitar.

.Valoración: 8

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