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Icehenge. La memoria perdida
Tras la
colosal Trilogía de Marte y su paso por el best seller en Tiempos de Arroz y Sal, se publica
ahora el primer libro de Robinson: un fix-up formado por
tres novelas cortas, temprano, de pulso irregular y prematuramente envejecido
(fechado en 1984, la caída del Muro de Berlín en el 89’ resta credibilidad a
determinadas tramas y argumentaciones). No obstante, juega con cierta gracia
con la idea de equiparar la Revolución Rusa con la marciana: el alzamiento de
la flota, la equiparación del poder político resultante con el de un polit buró comunista, los censores y
comisarios políticos, las etapas: de la dictadura del partido de Lenin y la red de seguridad con Stalin
a la Perestroika y Glasnost… Argumentalmente,
el libro no es más que una aventura espacial ambientada en el siglo XXIII,
estructurada sobre tres personajes unidos por un hilo común: Emma Weil, testigo de excepción de la Revuelta de Marte y de
la partida de la primera nave estelar fuera del sistema solar; Nederland, arqueólogo que encontrará su diario y un
extraño megalito en Plutón; y Doya, su biznieto,
que intentará descifrar el misterio. De
ambientación marcadamente hard, acumula logros y desaciertos habituales al
subgénero: ritmo ágil pero con limitaciones de estilo; personajes planos,
mayoritariamente científicos o técnicos con intereses reducidos al ámbito de
su ocupación; tramas astronáuticas que ambicionan el tan manido sentido de la
maravilla… a lo que Robinson
añade su interés por la política a escala planetaria, plasmada de una forma
burocrática y aburrida (véase a modo de ejemplo la acumulación de siglas de
diferentes organizaciones político-económicas). Por otra parte, molesta la
cantidad de concesiones que es necesario realizar para proseguir el curso de
la acción: que si eleva el personaje principal (el-mejor-indiscutible-en-su-campo) al estatus de Protagonista
Absoluto de la Historia, que si manipula descaradamente escenas para
demostrar su valía e ingenio (la maniobra orbital
para escapar de las naves de policía es un ejemplo bochornoso) o hace compartir casualmente antiguos romances entre
sus elitistas protagonistas. Una manera paupérrima de dotar de profundidad a
personajes, que se agrava con un problema de paginitis aguda. En el
libro, los avances en gerontología permiten alargar la vida de un individuo
más allá de los 600 años, pero con un
desagradable efecto secundario: no poder recordar más que los últimos años
70-100 años (“Si uno carece de
recuerdos, ¿en qué consiste la identidad?”; uno de los hilos más
interesantes, cerrado con un diplomático: “lo que sentimos más lo recordamos mejor”). Este gadget
tecnológico permite plantear la viabilidad de un viaje estelar a una estrella
cercana, con lo que evita el problema de desarrollar un sistema factible de animación
suspendida o la incierta utopía de la nave-arca; pero obvia mencionar asuntos
tan relevantes como los problemas psicológicos derivados del aislamiento o el
stress. Un
boceto sobre Marte y la historia del sistema solar que sólo en momentos muy
concretos posee la épica de otras obras de Robinson. Minotauro acierta
con el formato de esta obra menor (tapa blanda), pero la edición no está
exenta de erratas: en solapas anuncia a Marte
Rojo como galardonado con unos curiosos premios IgnotIus y SeiuIn,
o se desliza el detalle de situar la estrella de Barnard
a unos lejanísimos 90 años-luz, que a priori cuesta atribuir al experimentado
escritor. Valoración:
6,5 |
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"2248 a.d. Emma Weil",
de Kim Stanley Robinson Emma Weil es
una reputada especialista en sistemas de soporte vital. Embarcada en una nave
rumbo a los cinturones de asteroides de Marte, será testigo de excepción del
motín protagonizado por su ex-compañero sentimental Davydov
y cuyo propósito es realizar una exploración interestelar no autorizada que
agrande el horizonte humano más allá del sistema solar. Un acto heroico
dentro de otras acciones que tienen por objeto romper el statu quo marciano y poner fin a la sumisión a intereses mineros
terráqueos, luchando por una auténtica independencia. ¿Les suena
de algo? Efectivamente, se narran hechos y repiten escenarios que serán luego
ampliados en la trilogía de Marte: el expolio marciano, la burocracia
terrestre, la división entre partidarios de una u otra facción, el desenlace
de la primera revuelta, etc. Los hechos, tal y como los vivió Emma, son
narrados en su diario personal, que posteriormente jugará un papel relevante.
Aunque la construcción de personajes flojea sobremanera y el argumento peca
de disperso, se detallan (a muy alto nivel) interesantes nociones sobre
soporte vital y ecosistemas cerrados en el espacio que equilibran un
tanto la narración. Valoración: 6 |
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"2547 a.d. Hjalmar Nederland ", de
Kim Stanley Robinson Hjalmar Nederland es el primer arqueólogo que ha
conseguido, merced a ciertos favores, que el todopoderoso Comité levantara el
veto para investigar las ruinas de ciudades destruidas por las revueltas 300
años atrás. Convencido de la existencia de una resistencia organizada y en
contra de la tesis oficial de un levantamiento desordenado y minoritario,
encabezará la excavación de su ciudad natal, New
Houston. En ella encuentra el diario de Emma y empieza a entender hechos y
personajes que vivieron la Revolución Marciana, a la par que se descubre en Plutón
una especie de monumento conmemorativo del paso de la expedición Davydov, y a obsesionarse por todo ello. El personaje de Nederland
sirve igualmente al hilo gerontológico, mostrando en sus carnes las secuelas
de una longevidad excesiva: hastío vital, depresión, frustración… que
intentará superar desenterrando el pasado para denunciar la situación
político-social neocolonial desde su pedestal de
“revolucionario de salón”. Tras decenas de páginas baldías, su obsesión le
conduce a buscar las huellas de los revolucionarios, en un deambular por la
zona caótica en proceso de terraformación que
retoma la épica de su trilogía marciana. Valoración: 7 |
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"2610 a.d. Edmond Doya", de Kim Stanley Robinson Edmond Doya, biznieto de Nederland,
es un autodidacta y algo bohemio experto en el megalito plutoniano. Icehenge posee
una inscripción en sánscrito que invita a viajar a las estrellas y es objeto
de controversia científica y pseudo-científica. Debido a ello, se organiza
una expedición para desentrañar sus misterios, al frente de la cual se
encuentra Doya como autor de una teoría que pone en
tela de juicio la versión oficial de su antecesor. En esta novela se avanza en la colonización humana
del sistema solar: de las lunas de los planetas, satélites artificiales, extraordinarios medios de comunicación como
la Estación de Paso (asteroide hueco que recorre los Satélites Exteriores
como si de una ciudad volante se tratara). Igualmente, introduce sugerentes
imágenes de ese futuro: forma de vida, acceso universal a la cultura y
publicaciones, ocio (surf en lagos de metano,
viajes mentales en un tanque de privación sensorial). Por otra parte, se
aprecian las repercusiones de la consolidación gerontológica
en la sociedad: alargamiento de la etapa juvenil, renovación más lenta de la
población, de las ideas, de la creatividad y espíritu humano de superación.
Tampoco se pierdan la comparación de las leyes de la economía y
gravitacionales, es impagable. Valoración: 6,5 |
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