Icehenge. La memoria perdida
Kim Stanley Robinson
Editorial Minotauro
Fix-up inédito. Marzo 2004
275 pags. Precio: 16,50 €

 

 

Tras la colosal Trilogía de Marte y su paso por el best seller en Tiempos de Arroz y Sal, se publica ahora el primer libro de Robinson: un fix-up formado por tres novelas cortas, temprano, de pulso irregular y prematuramente envejecido (fechado en 1984, la caída del Muro de Berlín en el 89’ resta credibilidad a determinadas tramas y argumentaciones). No obstante, juega con cierta gracia con la idea de equiparar la Revolución Rusa con la marciana: el alzamiento de la flota, la equiparación del poder político resultante con el de un polit buró comunista, los censores y comisarios políticos, las etapas: de la dictadura del partido de Lenin y la red de seguridad con Stalin a la Perestroika y Glasnost

 

Argumentalmente, el libro no es más que una aventura espacial ambientada en el siglo XXIII, estructurada sobre tres personajes unidos por un hilo común: Emma Weil, testigo de excepción de la Revuelta de Marte y de la partida de la primera nave estelar fuera del sistema solar; Nederland, arqueólogo que encontrará su diario y un extraño megalito en Plutón; y Doya, su biznieto, que intentará descifrar el misterio.

 

De ambientación marcadamente hard, acumula logros y desaciertos habituales al subgénero: ritmo ágil pero con limitaciones de estilo; personajes planos, mayoritariamente científicos o técnicos con intereses reducidos al ámbito de su ocupación; tramas astronáuticas que ambicionan el tan manido sentido de la maravilla… a lo que Robinson añade su interés por la política a escala planetaria, plasmada de una forma burocrática y aburrida (véase a modo de ejemplo la acumulación de siglas de diferentes organizaciones político-económicas). Por otra parte, molesta la cantidad de concesiones que es necesario realizar para proseguir el curso de la acción: que si eleva el personaje principal (el-mejor-indiscutible-en-su-campo) al estatus de Protagonista Absoluto de la Historia, que si manipula descaradamente escenas para demostrar su valía e ingenio (la maniobra orbital para escapar de las naves de policía es un ejemplo bochornoso) o hace compartir casualmente antiguos romances entre sus elitistas protagonistas. Una manera paupérrima de dotar de profundidad a personajes, que se agrava con un problema de paginitis aguda.

 

En el libro, los avances en gerontología permiten alargar la vida de un individuo más allá de los 600 años,  pero con un desagradable efecto secundario: no poder recordar más que los últimos años 70-100 años (“Si uno carece de recuerdos, ¿en qué consiste la identidad?”; uno de los hilos más interesantes, cerrado con un diplomático: “lo que sentimos más lo recordamos mejor”). Este gadget tecnológico permite plantear la viabilidad de un viaje estelar a una estrella cercana, con lo que evita el problema de desarrollar un sistema factible de animación suspendida o la incierta utopía de la nave-arca; pero obvia mencionar asuntos tan relevantes como los problemas psicológicos derivados del aislamiento o el stress.

 

Un boceto sobre Marte y la historia del sistema solar que sólo en momentos muy concretos posee la épica de otras obras de Robinson. Minotauro acierta con el formato de esta obra menor (tapa blanda), pero la edición no está exenta de erratas: en solapas anuncia a Marte Rojo como galardonado con unos curiosos premios IgnotIus y SeiuIn, o se desliza el detalle de situar la estrella de Barnard a unos lejanísimos 90 años-luz, que a priori cuesta atribuir al experimentado escritor.

 

 Valoración: 6,5

 "2248 a.d. Emma Weil", de Kim Stanley Robinson

Emma Weil es una reputada especialista en sistemas de soporte vital. Embarcada en una nave rumbo a los cinturones de asteroides de Marte, será testigo de excepción del motín protagonizado por su ex-compañero sentimental Davydov y cuyo propósito es realizar una exploración interestelar no autorizada que agrande el horizonte humano más allá del sistema solar. Un acto heroico dentro de otras acciones que tienen por objeto romper el statu quo marciano y poner fin a la sumisión a intereses mineros terráqueos, luchando por una auténtica independencia.

¿Les suena de algo? Efectivamente, se narran hechos y repiten escenarios que serán luego ampliados en la trilogía de Marte: el expolio marciano, la burocracia terrestre, la división entre partidarios de una u otra facción, el desenlace de la primera revuelta, etc. Los hechos, tal y como los vivió Emma, son narrados en su diario personal, que posteriormente jugará un papel relevante. Aunque la construcción de personajes flojea sobremanera y el argumento peca de disperso, se detallan (a muy alto nivel) interesantes nociones sobre soporte vital y ecosistemas cerrados en el espacio que equilibran un tanto la narración.

 Valoración: 6

 "2547 a.d. Hjalmar Nederland ", de  Kim Stanley Robinson

Hjalmar Nederland es el primer arqueólogo que ha conseguido, merced a ciertos favores, que el todopoderoso Comité levantara el veto para investigar las ruinas de ciudades destruidas por las revueltas 300 años atrás. Convencido de la existencia de una resistencia organizada y en contra de la tesis oficial de un levantamiento desordenado y minoritario, encabezará la excavación de su ciudad natal, New Houston. En ella encuentra el diario de Emma y empieza a entender hechos y personajes que vivieron la Revolución Marciana, a la par que se descubre en Plutón una especie de monumento conmemorativo del paso de la expedición Davydov, y a obsesionarse por todo ello.

 

El personaje de Nederland sirve igualmente al hilo gerontológico, mostrando en sus carnes las secuelas de una longevidad excesiva: hastío vital, depresión, frustración… que intentará superar desenterrando el pasado para denunciar la situación político-social neocolonial desde su pedestal de “revolucionario de salón”. Tras decenas de páginas baldías, su obsesión le conduce a buscar las huellas de los revolucionarios, en un deambular por la zona caótica en proceso de terraformación que retoma la épica de su trilogía marciana.

 Valoración: 7

 "2610 a.d. Edmond Doya", de  Kim Stanley Robinson

Edmond Doya, biznieto de Nederland, es un autodidacta y algo bohemio experto en el megalito plutoniano. Icehenge posee una inscripción en sánscrito que invita a viajar a las estrellas y es objeto de controversia científica y pseudo-científica. Debido a ello, se organiza una expedición para desentrañar sus misterios, al frente de la cual se encuentra Doya como autor de una teoría que pone en tela de juicio la versión oficial de su antecesor.

 

En esta novela se avanza en la colonización humana del sistema solar: de las lunas de los planetas, satélites artificiales,  extraordinarios medios de comunicación como la Estación de Paso (asteroide hueco que recorre los Satélites Exteriores como si de una ciudad volante se tratara). Igualmente, introduce sugerentes imágenes de ese futuro: forma de vida, acceso universal a la cultura y publicaciones, ocio (surf en lagos de metano, viajes mentales en un tanque de privación sensorial). Por otra parte, se aprecian las repercusiones de la consolidación gerontológica en la sociedad: alargamiento de la etapa juvenil, renovación más lenta de la población, de las ideas, de la creatividad y espíritu humano de superación. Tampoco se pierdan la comparación de las leyes de la economía y gravitacionales, es impagable.

 Valoración: 6,5

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