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Imágenes El grupo
editorial Parnaso es un joven y dinámico colectivo que inició su andadura el
año pasado editando una revista dirigida a jóvenes escritores. No contentos
con ello, promovieron un exitoso certamen literario y recientemente han dado
el paso adelante de fundar una colección especializada en género fantástico
dedicada a autores prometedores, de la que este libro es el primer número.
Por si esto fuera poco, tienen el descaro de anunciar nada menos que las
próximas 7 entregas de la colección, de prevista cadencia mensual (hazaña hoy
día sólo detentada por la revista Asimov).
Una ambiciosa apuesta a la que deseamos la mejor de las suertes. El
volumen posee una factura impecable, en la que paradójicamente sorprende de
forma negativa la surrealista portada en tonos ocres y azules, que lleva por
explícito titulo “parto antinatura” (una especie de insecto que revolotea
sobre un cubo de deshechos sostenido por un brazo que sobresale de un pie
sentado en una butaca). En realidad, si es fallida no se debe al diseño sino
a la polémica ilustración, de un libro por otra parte excelentemente
ilustrado con grabados de Ray Respall
Rojas que recuerdan bocetos de El
Bosco y Dalí (entrañables sus
aviones y barcos de papel, que nos retrotraen a la infancia);
desgraciadamente, ninguno de ellos parece válido para portada. Por su
parte, el autor, Santiago Eximeno,
es un personaje inquieto. Alterna la escritura, en la que ha cultivado
variados géneros, con la edición de revistas electrónicas (e-zines) como Qliphoth o Efímero, de
confesa afinidad con la fantasía oscura. Vencedor del premio Ignotus de
relato del año pasado, ha sido recientemente elegido seleccionador de la
próxima antología Visiones de la AEFCFT. Como
en una bradburiana feria de los horrores, Eximeno da la bienvenida al lector a su siniestro mundo de
pesadilla. Sombras que se alejan de la brillante realidad, criaturas
atormentadas, ambientes opresivos, secretos que aflorarán en el supremo
instante de agonía final… un conjunto de historias protagonizadas por unos
personajes fracasados y sumidos en una espiral autodestructiva, surgidas
tanto de la imaginación literaria como del homenaje al séptimo arte, del cual
el autor se confiesa gran apasionado. Una fórmula que presenta tres historias
unidas por un nexo común: “Ellos”. Pero, ¿quiénes son “ellos”? Quizá aquellos
que se esconden, socavan nuestros pensamientos más íntimos y nos sumen en la
indiferencia y/o temor hacia el prójimo… o quizá seamos nosotros mismos o,
tal vez, todo eso o nada de ello. Pero dejemos que el lector lo descubra por
sí mismo. Valoración:
7 |
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"Imágenes", de Santiago Eximeno Andrés
Vergara fue un niño superdotado que eligió el campo profesional de la
psiquiatría para poder estudiar a sus inferiores. Sus estudios le condujeron
a la obsesión por querer retratar la mente humana, para lo cual desarrolló un
curioso prototipo. Pero, tras un aparatoso incendio iniciado en el
laboratorio de su propia casa, fue internado en una institución mental
acusado de intento de suicidio. Julio Gómez
es el psiquiatra encomendado a su tratamiento. Al parecer se trata de un caso
claro de esquizofrenia, pero desde un principio sabemos que algo no encaja:
la sensación de deja vu que le
provoca el hospital, su cleptomanía, detalles aparentemente anodinos como no
recordar cuándo volvió a fumar, una maleta que no parece haber sido hecha por
él, la desaparición de determinados objetos personales hallando a cambio
otros que no le son propios… pero, sobre todo, la sensación de familiaridad
hacia un paciente al que no conocía previamente. Cuando la realidad empiece a
transformarse en una amalgama de alucinaciones cada vez más intensas, tomará
conciencia de que la única forma de comprender lo que le está sucediendo pasa
por enfrentar a su paciente y desentrañar su oscuro pasado. En
esta novela corta (y siguientes relatos) la intromisión del elemento
fantástico socava una narración que aparentemente estaba transcurriendo por
derroteros realistas. Eximeno no
es el estilista de sus cuentos de fantasía oscura; carece de la atmósfera de
aquellos, acaso su principal virtud junto con la concisión y ritmo encadenado
hacia el desenlace final. Por el contrario, centra su interés en dotar de
naturalidad y realismo a la narración, utilizando metáforas, imágenes y
escenarios mucho más prosaicos, que no buscan provocar en el lector sentido
de la maravilla sino inquietar. E, incluso, se permite chistes privados y
guiños a su propia obra. Como consecuencia de ello, su estilo baja bastantes
enteros, aunque gana en componente especulativo: ¿Está sufriendo el
angustiado protagonista episodios esquizoides -propios o inducidos- o, por el
contrario, empieza a ver la realidad tal como es, tal como la recordaba? El
relato debiera haberse centrado en la esquizofrenia, con ese genial doble
giro argumental que recuerda a El
corazón del ángel. En este caso, el añadido de “ellos” -a mitad de camino
entre La invasión de los ultracuerpos
y ¡Están vivos!- sobra por
incoherente (aunque bien merece un relato aparte). De hecho, si la narración
describe dos hechos casi idénticos, uno en presente y otro en pasado pero
recordado sobre la marcha, habría sido magistral que ambos hubieran sido en
realidad el mismo, jugando con la locura de forma más arriesgada y caótica.
Porque, desgraciadamente, lo que empieza siendo una sugerente historia de
terror psicológico termina convirtiéndose en una especie de batiburrillo de
ciencia ficción de serie B. Valoración:
7 |
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"La séptima galería", de
Santiago Eximeno Tomás es un minero hijo de minero, que no conoce
otra forma de ganarse la vida. Un perdedor sin presente ni futuro que alterna
largas jornadas laborales con solitarias noches en la cantina, siempre lejos
del calor del sol. Cierto día un viejo compañero le advierte sobre una
presencia extraña en la mina y su inquietud se acrecentará cuando sea
testigo de una escena estremecedora en una galería contigua, la misma a la
que el ingeniero le ha ordenado trabajar al día siguiente. El relato ofrece una curiosa mezcla de géneros: al
argumento de posesión alienígena de factura clásica se une
una ambientación casi costumbrista, que se refleja en un vocabulario acorde
con unos personajes marcados por el lugar y época que les tocó vivir: una
mina asturiana durante la dura posguerra, una familia desestructurada, un ambiente
de mísera pobreza. En este sentido, a pesar de su previsibilidad y explícito
final, es la narración más satisfactoria del libro y la que mejor atmósfera posee. Como
detalle anecdótico, es curioso que el viejo minero que advierte a Tomás se
llame precisamente Andrés, como el protagonista del relato anterior;
coincidencia o guiño cómplice, el nexo de unión no puede ser otro que
argumental, no entre personajes, dada la diferente época en que se ubican. Valoración: 7,5 |
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"Islas de agua dulce", de Santiago
Eximeno Como
muchos en la gran ciudad, el protagonista de esta historia es un hombre
solitario, sin amigos con los que comprometerse y una visión egoísta de la
vida. En apariencia, “una buena persona que no se mete con nadie”, pero que
evita hacerse cargo de su padre enfermo de Alzheimer sin apenas
remordimientos; un hombre de éxito con un único punto débil: un temor
irracional a la degeneración mental (el título evoca los escasos momentos de
lucidez del enfermo en el vasto océano del olvido). Sin embargo, la distante
relación que mantiene con el resto del mundo salta en pedazos cuando conoce a
Teresa, de la que se enamora perdidamente con una pasión en él desconocida.
Tal hecho le obliga a un replanteamiento de su vida, y con ello retornan los
sentimientos de culpabilidad hacia su abandonado padre y la obligación de
visitar a los de Teresa, en un idílico pueblo que oculta un oscuro secreto. Historia que nos habla sobre la debilidad humana, las diferencias
generacionales: el sentido de familia de nuestros padres, el egoísmo de la
generación actual, el desmoronamiento del concepto de familia… pero también
sobre el amor y una especial forma de entender la redención por amor. Pero es
demasiado irregular, no profundiza en ninguna tesis y se limita a esbozar un
final inesperado. Si bien es cierto que desarrolla más el enigma
extraterrestre, ofreciendo una imagen más amable y simbiótica de la invasión
(más cientifista), se desaprovecha
buena parte de su potencial al no profundizar en aspectos clave tales como
que los felices habitantes del pueblo parecen ser mucho más humanos que el
propio protagonista. Una pena. Valoración: 6,5 |
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Este
original poema en prosa, adaptado del célebre escrito de Brecht, constituye el nexo de unión de las tres historias
anteriores. Sin embargo, no se muestra enteramente coherente con la visión
que en éstas se da de “ellos”, posiblemente porque el poema sea anterior y su
propósito diferente. Así, “ellos” se relacionan sin problema con los
sucesivos protagonistas (y resto del mundo) y conservan (al menos parte de)
sus sentimientos, tal como se aprecia en “Islas…”. La
alienación, el miedo, el temor al otro o lo que es distinto, puede hacer que
cambiemos, canjeando libertad por seguridad, defendiendo una mal entendida
individualidad, convirtiéndonos en algo distinto a aquello que deseamos.
Siendo finalmente uno de “ellos”. Valoración: 7 |
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