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El eterno regreso a casa
(Always come home, 1985) La necesaria consolidación del género fantástico en España no requiere únicamente la edición de múltiples títulos, con tiradas masivas, distribución universal y miles de lectores. Son necesarias sobre todo colecciones asentadas, cada una reflejando su particular idiosincrasia y orientación hacia un público objetivo. Enfoques segmentados que atiendan los gustos de los lectores, por temática, diferente nivel de exigencia literaria y, por supuesto, formato. Hoy día, multitud de sellos editoriales, profesionales y amateurs, ofrecen un variado catálogo de libros en tapa blanda y rústica, con esporádicos lanzamientos en bolsillo. Sin embargo, salvo para determinados autores y obras, es inusual encontrar en el mercado libros de género editados en tapa dura, lo que el mundo anglosajón conoce por hardcover y suele emplear para presentar buena parte de novedades que sólo meses después será reeditado en medios más asequibles.
En esta nueva etapa en cuanto a género fantástico se refiere, la editorial Edhasa se ha especializado en publicar en tapa dura, por lo general reediciones dentro de su colección Nebulae y Fantasy Nebulae. Obras no siempre al alcance de todos los bolsillos que despiertan la nostalgia de muchos viejos aficionados a la ciencia ficción y el interés de lectores más jóvenes, ahítos de grandes historias en envoltorios más acordes a los nuevos tiempos. Novelas cuya (re)lectura en una edición lujosamente ilustrada proporciona un deleite imposible de conseguir a través de las gastadas páginas de un volumen ajado por el tiempo.
El eterno regreso a casa, sin ser un título emblemático dentro de la impresionante carrera de esta escritora norteamericana, supone un experimento único, un estudio antropológico novelado sobre una cultura ficticia, detallando costumbres, ritos, canciones... Un desafío al que pocos autores se hubieran atrevido a dar respuesta, conscientes del tremendo esfuerzo necesario para llevarlo a cabo con éxito. Le Guin, de padre antropólogo y madre escritora de libros infantiles, vivió siempre rodeada de mitos y leyendas, y demuestra que la apuesta mereció la pena.
Como indica la nota preliminar, "Los personajes de este libro podrían haber vivido dentro de muchísimo tiempo en el norte de California" (1). Un antropólogo anónimo se encarga de recopilar fragmentos de su existencia (relatos, poemas, obras de teatro, artículos sobre determinados aspectos de su cultura, pensamiento o arte, mapas, etc.), en el que destaca la epopeya de Piedra Parlante, hija de una mujer de los pacíficos asentamientos del valle y un jefe invasor norteño. Salvo esta novela corta dividida en tres partes, el resto de apéndices puede ser leído en cualquier orden, aunque la lectura continuada y al completo de un libro tan extenso puede producir algo de fatiga en el lector.
Los imaginarios kesh son un pueblo que carece de religión pero posee un sentido sagrado de la naturaleza y la vida. Son gentes pacíficas, acogedoras, optimistas y felices, que impregnan de espiritualidad a sus ritos y costumbres ancestrales. Pero también poseen sus conflictos internos y hasta guerras (eso sí, minoritarias, pactadas y voluntarias, además de mal vistas por la comunidad general), por motivos que se nos antojan tan distantes como la alegoría de sus historias o el simbolismo de su poesía. Poco a poco, descubrimos que los apacibles pobladores de las nueve ciudades del valle del Na constituyen una excepción, rodeados por pueblos que se parecen demasiado a nuestro mundo.
La organización social es comunal. En una cultura donde ser rico supone la oportunidad de ofrecer más a la comunidad, la población se divide en nueve Casas o grandes familias, que toman nombres de la naturaleza para denotar su arraigo a la tierra: obsidiana, arcilla azul, adobe rojo, lluvia, nube, viento... Cada una especializada en determinadas funciones sociales, artes y labores, una unión complementaria a la consanguínea cuya adscripción es voluntaria y modificable a lo largo de la vida. No obstante, no todo es perfecto, pues subsiste la división de trabajos según el sexo.
A pesar de vagas referencias salpicadas a lo largo de toda la obra, la autora no puede evitar su amor por la ciencia ficción y dota de un trasfondo tecnológico claro a una narración que hasta el momento había transcurrido por derroteros propios de la fantasía clásica. En un principio se nos antoja tecnología propia del siglo XIX, sospechando un tímido redescubrimiento tras un desastre global, pero más tarde se constata una imbricación mucho más sutil (2), que representa el aprecio por el trabajo manual y una postura estoica ante la vida. Por otra parte, en el relato de Piedra Parlante se evidencia el choque de culturas, la contraposición de civilización y naturaleza, el militarismo de los invasores frente a la fortaleza moral de los oprimidos, la alienación de vivir bajo el yugo machista y esclavista. Una lectura en clave filosófica y moral que tristemente hoy sigue siendo tema de actualidad.
Todas estas ideas explicitan la ideología utópico-libertaria de la autora, pero en cierta forma también aglutinan su narrativa, por cuanto aúna la fantasía propia de su saga de Terramar con sus obras de ciencia ficción más comprometidas: La mano izquierda de la oscuridad y Los desposeídos.
Un texto poético, sentimental, escrito con el estilo sencillo pero hermoso de la tradición oral, despojado de complejidades para reflejar fielmente la forma de ser de todo un pueblo. De hecho, el lenguaje adquiere importancia capital: "Un idioma y un esquema de pensamiento en el que no se hace ninguna distinción entre los hechos y percepciones objetivas y las subjetivas, en los que la secuencia cronológica ni la causal se consideran un reflejo adecuado de la realidad, en los que el tiempo y el espacio están mezclados hasta tal punto que nunca se está seguro de si se está hablando de una época o un territorio". Un desafío apasionante, también para el lector.
(1) Aunque no se especifica, el libro parece glosar una vuelta de los indios americanos a sus territorios originarios, reconocible en algunos pasajes que describen ritos y tradiciones, como el gusto de fumar en pipa antes de iniciar una guerra. (2) Desvelado en el capítulo titulado "El tiempo y la ciudad"
Valoración: 7,5 |
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