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La flor de cristal / Musgo de vida
Nueva entrega de la colección El Doble, caracterizada por incluir dos novelas cortas de diferente autor, factura y estilo: una novedad junto a un texto clásico, un relato galardonado con otro prometedor, un cuento inencontrable con otro inédito... Variedad de registros en edición de lujo y precio asequible, una propuesta irresistible pese a la existencia de algunas erratas menores.
Dos narraciones que se combinan a la perfección, posiblemente debido a su idéntico tono intimista: el relato sincero de dos mujeres enfrentadas al paso del tiempo en un entorno exótico; Martin se decanta quizá como mejor narrador, aunque MacLeod le supera ampliamente en retrato de sentimientos. Dos historias que apelan a la sensibilidad del lector, absolutamente clásicas en su planteamiento pese al revestimiento futurista. Valoración: 8 |
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"La flor de
cristal",
de George R. R. Martin
Cyrain de Ash es la custodia de la Casa del Dolor y el Renacimiento, un palacio de obsidiana sostenido sobre zancos en medio de los pantanos de un planeta alejado de las rutas comerciales. En su interior alberga un artefacto alienígena que permite el "juego de la mente", un esotérico juego mental en el que los vencedores obtienen como trofeo el cuerpo de sus oponentes. Hasta allí acuden en desigual peregrinación decrépitos jugadores, aquellos que anhelan la renovación de una longeva vida, y Kleronomas, un antiquísimo ciborg de mítico pasado. La presencia de éste plantea nuevos enigmas y desafíos, que aumentan el riesgo del juego y la satisfacción por la posible recompensa.
Relato que habla del temor a envejecer, el deseo de revivir la juventud perdida y la inexorable muerte. La flor de cristal, regalo de un muchacho olvidado durante la primera juventud de la protagonista, no es sólo el único elemento que le une a su pasado, sino la cristalización del deseo de inmortalidad, a costa de un envoltorio frío y muerto.
A diferencia de otras historias de Martin, el clima (con frecuencia onírico) se erige en verdadero protagonista, por encima de otros elementos que le son habituales como argumento, originalidad o tratamiento de personajes. En una lectura superficial, el texto transmite la necesaria "extrañeza de futuro": las reglas que rigen el nuevo mundo han cambiado, no siempre se clarifican y es el lector con su inventiva quien debe unir las piezas sueltas e incompletas que sugieren un universo vasto y complejo. Sin embargo, bajo ello subsiste la eterna historia de unos personajes desarraigados en busca de redención: puro clasicismo griego.
Por otra parte, el apartado de influencias/homenajes es amplio: desde el uso de una iconografía cristiana (el propio hecho de la "reencarnación", que los acólitos se presenten como Apóstoles y sean doce) a notables coincidencias con la saga de Hyperion, el gran clásico de Dan Simmons (la resurrección a través del dolor del cruciforme, el propio señor del dolor encarnado en la figura de Cyrain-Alcaudón, el similar entorno cosmológico de la humanidad, incluso Kleronomas recuerda en extremo al androide azul A. Bettik de del Endymion).
No es éste uno de los textos más sobresalientes del autor pero sí está impregnado de su peculiar estilo: lírico, pasional, trascendente. Valoración: 7,5 |
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"Musgo de vida",
Ian R. MacLeod (Mejor novela corta del Asimov's Magazine 2002; finalista del premio Hugo y Nebula)
"Musgo de vida" narra la historia de Jalila, una muchacha que desciende de las altas montañas heladas para iniciar una nueva vida junto a sus tres madres en la ciudad costera de Al Janb, en el planeta Habara. La adaptación al nuevo entorno, su amistad con un muchacho pescador, el descubrimiento del amor y el mundo que se abre ante sus ojos conformarán su despertar vital, al tiempo que su infancia queda relegada definitivamente atrás.
Historia de iniciación y transformaciones, de juegos, relaciones y sentimientos que preludian la inminente madurez; un espejo donde todos nosotros podemos vernos reflejados. Según se alternan las caprichosas estaciones, que parecen obedecer más a cambios de estado de ánimo que a la cambiante meteorología, así transcurre el periplo interior de Jalila: la estación de las Lluvias Suaves, que simboliza los juegos de infancia tardía; de los Veranos, el despertar a la plenitud sexual y el amor; de los Vientos, el cambio; de los Cohetes, la apertura al mundo exterior; de los Otoños, la melancolía por la cercana pérdida; de las Falsas Primaveras; de los Inviernos; de las Partidas...
Pero Habara es un mundo poblado exclusivamente por mujeres. Pese a la coexistencia armónica con la naturaleza y otras razas estelares, el hombre es considerado una rareza y fuente de conflicto. Los únicos varones que aparecen en esta historia proceden de los mundos exteriores, entre ellos el muchacho pescador con quien Jalila entabla una fuerte amistad basada en la comprensión mutua: por encima de su sexualidad radicalmente diferente, son de dos seres solitarios que se sienten desplazados. En esta tesitura, observar cómo esta sociedad ha adaptado viejos mitos y creado otros nuevos resulta fascinante, como lo es el lenguaje derivado de todo ello (sorprende, por ejemplo, el uso del genérico para referirse generalmente a colectivos femeninos). Igualmente, el tratamiento del amor entre el mismo sexo aparece con la sensibilidad y naturalidad precisa.
No es la dualidad sexual la única a tener en cuenta; así, conviven de forma preferente tecnologías primitivas (barcos a vela, tracción animal) con aislados artefactos de alta tecnología espacial; se aprecian sutiles ecos de una reciente terraformación, que dio origen a la actual simbiosis entre especies terranas y autóctonas; subsisten fragmentos de cultura oriental entremezclados con formas de pensar netamente occidental; los elementos de fantasía (a priori, más proclives al desarrollo de historias intimistas) no ocultan el trasfondo de ciencia ficción "dura", etc. Un rico universo cuyos detalles, apenas esbozados como en el caso anterior, debe completar el lector con la ayuda de su propia imaginación.
Cien densas páginas narradas con sencillez y delicadeza, imaginación y poético simbolismo, plenas de sentimientos puros y profundos. Una pirueta final permite cerrar el círculo que redondea una ya de por sí magnífica historia, de clara vocación New Wave que hará las delicias de los que gusten de autores como Zelazny o Silverberg. Valoración: 8,5 |
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