Moore elige las Navidades como tema central para hacerlas degenerar hacia una hilarante orgía zombi. Narrador competente e ingenioso, teje con gran soltura una trama teatral muy centrada en la caracterización de personajes extremos y situaciones absurdas, una auténtica comedia de enredo dinámica, divertida y denodadamente friki. Un excelente guión para una comedia de situación fácilmente trasladable a la gran pantalla.
El ángel más tonto del mundo
Christopher Moore se ha labrado en muy poco tiempo una merecida fama como escritor satírico por títulos tan divertidos como «Un trabajo muy sucio», con la muerte como protagonista, o «¡Chúpate esa!», una atípica novela de vampiros. Armado de un humor socarrón e irreverente, una trama de enredo con multitud de personajes, afilados diálogos, un lenguaje callejero y rápidos cambios de escena, gusta de poner en solfa tanto a situaciones cotidianas de la vida real como las convenciones y tradiciones más arraigadas y pintorescas de la sociedad anglosajona. Sus comedias festivas reflejan las relaciones de pareja de hoy en día, en las que el amor, la búsqueda de la felicidad, o sencillamente de alguien con quien compartir la soledad, constituyen el leit motiv de los protagonistas. Comedias gamberras aunque, en esencia, “blancas”, pues se ríe de todo y de todos sin que medie maldad alguna.
En esta ocasión, Moore elige las Navidades como tema central para hacerlas degenerar hacia una hilarante orgía zombi. Tómese los siguientes ingredientes, agítese bien y sírvase con una amplia sonrisa: Dale Pearson, un malvado constructor que tiene por costumbre ir disfrazado de Papá Noel; su ex mujer Lena Márquez, que se siente sola y se vuelca en la ayuda a los necesitados; Theo Crowe, un joven oficial de policía al nadie parece tomar en serio; Molly Michon, su exuberante esposa, una actriz retirada reina de las películas de serie B por su papel como Nena Guerrera de Allende la Frontera; Tucker Case, un divorciado escarmentado y piloto de helicópteros para la DEA (agencia gubernamental antidroga) que tiene por mascota a un murciélago gigante de la fruta llamado Roberto; Mavis Sand, la malencarada y pragmática dueña del bar Cuerno de Caracol, poseedora de un gran corazón (y un apetito sexual nada desdeñable); Gabe, un biólogo conductista amigo de Theo; Josh Barker, el niño que observa atónito cómo Santa Claus muere asesinado; un ángel rubio y bastante despistado, y los divertidos muertos del cementerio.
Todos estos personajes convergen en el microcosmos de Pine Cove, un tranquilo pueblo de la costa californiana cuyo principal atractivo es el comercio para turistas. El pueblo se ubica junto a un bosque de pinos Monterrey -los árboles navideños por excelencia- propiedad de Dale Pearson y que Lena se encarga convenientemente de esquilmar en beneficio de los necesitados. Una noche Lena es descubierta por Dale, y la discusión desemboca en la muerte de su ex marido. Tucker, “que pasaba por allí”, convence a Lena para ocultar el cadáver, pero Theo sospecha que la desaparición de Dale no es accidental. El policía piensa que Lena pudo tener algo que ver, pero es chantajeado por Tuck que descubre su enorme plantación secreta de marihuana “para consumo privado”. Por si esto fuera poco, Molly -que ha dejado de tomar antisicóticos y vuelve a escuchar voces inexistentes- lo arroja de casa cuando retoma su papel de amazona guerrera, un ángel está aterrorizando a los niños del lugar en su afán por conceder un milagro, y los muertos del cementerio amenazan con difundir los secretos más recónditos de cada miembro de la comunidad. Todo hace presagiar que la celebración de la fiesta para solitarios de este año terminará en un completo desastre.
Moore, narrador competente e ingenioso, conoce a la perfección los recursos que maneja. Teje con gran soltura una trama teatral muy centrada en la caracterización de personajes extremos y situaciones absurdas, una auténtica comedia de enredo dinámica, divertida y denodadamente friki. Un excelente guión para una comedia de situación fácilmente trasladable a la gran pantalla. La novela se convierte así en un ameno pasatiempo, una lectura entretenida y sin dobles intenciones aderezada con chistes políticamente incorrectos, tacos y abundante sexo que, estoy seguro, arrancará más de una carcajada al lector. Moore ya lo advierte en el prologo: “este libro contiene palabrotas y suculentas descripciones de canibalismo, así como actos sexuales entre cuarentones”. No me culpen por ello.
El volumen incluye una continuación de la historia en forma de relato independiente, un truculento epílogo ambientado en las Navidades del año siguiente.