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Libros publicados en 2008

El dios de los mutilados

Pese a que el título de la novela, el texto de contraportada y la propia ilustración pueden inducir a equívoco, no estamos ante una épica particularmente sangrienta sino una aventura dinámica que promete diversión y entretenimiento. Una novela que permite una lectura lúdica y un análisis más profundo, ágil, accesible y muy divertida; de hecho, uno de los libros de fantasía más descacharrantes desde la saga de Mundodisco de Terry Pratchett.

El dios de los mutilados

Ferrick el Urogallo, bardo, trovador y aventurero ocasional, se une a la expedición capitaneada por Lord Gaus que se encamina en busca de gloria y fortuna a la Puerta del Infierno, una gruta en el Bosque de las Brumas que acoge en su seno las ruinas de una antigua civilización. En una lóbrega estancia el grupo encuentra la estatua de Catarsis, el Dios del Sacrificio, una deidad olvidada cuyo culto se cree extinguido. Pero entre las sombras acecha un ente diabólico, un ser que los va diezmando hasta que sólo queda el atemorizado bardo. Cuando el fin se antoja inminente, una voz cavernosa comienza a relatar una antigua gesta que su alma de poeta no puede sino escuchar con embeleso…

 

En una época remota, un taimado rey organizó un gran torneo. Allí se dieron cita afamados guerreros como el valiente Agnar Hacha Ensangrentada y el justiciero elfo Macáligan Caballero del Dragón, pero también ladrones y buscavidas como el monje Miike y su discípulo Jim Dos Veces, el Loco Frank y su protector el Tío Tul, la amazona ninfómana Lin Malay y sus hermanas Fet y Cay, un guardabosques enano dotado de un singular poder sobre los animales, un arquero ciego, un pícaro y entrañable ladrón llamado sir Far-Lop y un caballero errante, paladín manco consagrado a Catarsis. Pero el magno evento no era sino un burdo ardid para reclutar a un grupo “selecto” de mercenarios en pos de una misión secreta. Para asegurar el éxito de la misma, el monarca hizo acompañar al heterogéneo grupo de algunos vasallos de su entera confianza, como el viejo (y prescindible) consejero Galthung, la seductora hechicera Miriel, el guerrero nubio Caín, el ambicioso lord Holgar, y el maestro torturador Ulmiser, responsable de vigilar al único hombre que conoce el paradero del codiciado objeto que se disponen a robar. Pero en tan variopinta tropa pronto empiezan a aparecer fricciones y recelos, que ponen en serio riesgo el cumplimiento de la misión.

 

Claudio Cerdán es el autor de esta fantasía épica ciertamente atípica. Cerdán es un escritor dotado de fuerza y originalidad que, no obstante, precisa a mi juicio la ayuda de una corrección de estilo en esta su primera novela publicada. Una labor que lime algunas asperezas, como la fuerte descompensación entre el largo y tedioso prólogo, repleto de tópicos y propio de una fantasía épica trillada, y encamine sin demora la trama hacia su divertidísima puesta en escena; o que intente mejorar la calidad narrativa del texto procurando evitar situaciones gastadas, descripciones primarias o la superficialidad de caracteres de algunos personajes al servicio de la acción.

 

Efectivamente, esta novela no destaca por su estilo depurado ni por la complejidad del argumento, a ratos peca de soez y se limita a trasladar a la sociedad imaginada los valores, virtudes y defectos propios de la nuestra; y, sin embargo, tiene algo que impide dejarla de lado: una muy sana mala leche. Un humor socarrón que se refleja en diálogos chispeantes, frecuentes guiños frikis y un lenguaje políticamente incorrecto. Pero «El dios de los mutilados» es algo más que humor irreverente y subversión de los convencionalismos propios de la épica fantástica, pues bajo su armadura heroica muchos personajes ocultan un pasado oscuro del que avergonzarse, secretos que poco a poco salen a la luz y ponen de relieve al monstruo que todos llevamos dentro. Y no sólo eso, la historia ofrece un resquicio para la redención incluso para el más abyecto de los hombres, y son esos momentos trascendentes, en los que se habla de valor y cobardía, vergüenza y arrepentimiento, compañerismo y amistad, odio, traición y aventura, los que realmente merecen la pena. Una visión de la fantasía –y de la realidad- cuando menos singular y desmitificadora. Además, al contrario que muchas sagas épicas, el resultado de los combates es siempre incierto y no pocos protagonistas encuentran su final en lances poco o nada acordes con la fama que les precede.

 

Pese a que el título de la novela, el texto de contraportada y la propia ilustración pueden inducir a equívoco, no estamos ante una épica particularmente sangrienta sino una aventura dinámica que promete diversión y entretenimiento. Una novela que permite una lectura lúdica y un análisis más profundo, ágil, accesible y muy divertida; de hecho, uno de los libros de fantasía más descacharrantes desde la saga de Mundodisco de Terry Pratchett. El desenlace, perfectamente conclusivo para la mayoría de personajes, no lo es tanto para la historia, pues queda abocada a una continuación que, estoy seguro, la siempre voluntariosa editorial Equipo Sirius tendrá a bien publicar.

 

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