Información de contraportada:
Leer obras de ficción, según una famosa frase Coleridge, significa suspender voluntariamente la incredulidad, aceptando lo que sucede en el texto como real. ¿Pero es lo mismo aceptar la "realidad" de Don Quijote o Madame Bovary que la de Drácula?
¿Se puede entonces prestar fe a quien narra un encuentro con un vampiro? ¿Y si quien cuenta la historia es el vampiro mismo? ¿No constituye acaso la palabra, de por sí, una trampa? ¿Qué función desempeña por su parte el silencio en esos textos que logran poner en duda la consistencia de lo real sin recurrir a fantasmas, estatuas vengativas, desdoblamientos del yo, inversiones temporales, prolongaciones del sueño en la vigilia? ¿Y cómo es posible que el lector acepte la invitación -o el desafío- a compartir un mundo que contradice su experiencia?
Estos son algunos de los interrogantes planteados por la literatura que llamamos "fantástica", cuyas estrategias este libro explora con un enfoque innovador, situándola en el más vasto territorio de la ficción. Un libro, pues, para quienes, además de la curiosidad por lobizones, dobles, aparecidos y otras criaturas fantásticas, se hacen preguntas sobre la naturaleza y el poder de la ficción.