Información de contraportada:
Aelita es la novela de aventuras espaciales de la revolución soviética. Es como una princesa de Marte pero sin John Carter. Una expedición financiada y promovida por un único individuo, el ingeniero Los, alcanza el planeta Marte con sus dos tripulantes: Los y un sargento de la revolución, experto en guerra y ardiente sóviet. Escrita en 1923, la novela plasma de manera definitiva lo que se esperaba de una utopía dramática revolucionaria. La novela de Tolstoi, lejos de exportar la revolución a otros países del mundo, la manda al espacio, para empezar, al cercano Marte, poblado por una raza de descendientes de los atlantes que acogerá con alegría a los viajeros y se dejará influenciar por sus ideas y avances. «Aelita» es una novela-mosaico, formada por fragmentos tomados un podo por doquier: de Wells a London, Burroughs y Julavski. En la novela no hay la menor traza de marxismo y sólo el hecho de que la literatura soviética no pueda pasar de los clásicos explica que Aelita haya sido reconocida oficialmente como la primera obra maestra de la ciencia-ficción soviética. Pero de su influencia no podemos tener la menor duda.
«Aelita» nos cuenta la historia del ingeniero Loss y del revolucionario Gúsev, que se encuentran, durante su viaje a Marte, con una civilización semi-desarollada, y su reina Aelita. Como historia de aventuras comparable con los clásicos de Julio Verne o «Las minas del rey Salomón», la obra de Tolstói consigue mezclar supersticiones y teoría social, el viaje interplanetario, la Atlántida y la revolución. «Aelita» es un clásico de la ciencia ficción soviética, inmortalizado en la conocida película muda del mismo título. Un libro que forma parte del imaginario popular europeo sobre las vanguardias soviéticas.
Alexei Tolstói (1883-1945) es uno de los personajes más contradictorios de la literatura soviética. Nacido en una familia noble, el joven Alexei fue educado en una ambiente ateo y marxista. Se exilió a Berlín y Paris después de la Revolución, pero regresó a la Unión Soviética en 1923. Entre los otros escritores soviéticos su mote era ‘El conde camarada’, y fue uno de los pocos nobles a los que se permitió el uso de su título durante la época de Stalin. Escribió en muchos géneros distintos, y sus cuentos para niños y sus novelas históricas forman todavía una parte muy importante de la cultura en Rusia. Pero su auténtica relevancia fue como escritor de ciencia ficción. Mezclas de utopía y comentario social, «El hiperbólido del ingeniero Garin» (1925), «La rebelión de las máquinas» (1924) y sobre todo «Aelita» (1922) son obras pioneras de este género.