Información de contraportada:
El proceso de Vladimir Storkiërkn Nassäev, condenado a la horca durante la dictadura de Postyn por el asesinato de Margot Fuentes, apenas si tiene precedentes en la historia jurídica de Svetania. La Constitución de Svetania permitía en tiempos de Postyn la pena capital que consistía en la muerte por ahorcamiento e incluso el uso de la hoguera, también para mujeres. La tumba de Vladimir Storkiërkn Nassäev no puede encontrarse en ninguno de los cementerios de Svetania. Margot Fuentes fue incinerada en San Martín cuando su madre repatrió el cadáver al comienzo del proceso, antes de ser acusada de complicidad por la Cámara de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia de Bolarna. ¿Nos encontramos ante uno de los más terribles casos de error judicial? ¿Venganza?
Quizá el protagonista de esta aterradora historia sean las sombras coaguladas por el tiempo de relojes antiguos en el reflejo diabólico de las lámparas. O quizá el protagonista sea un territorio maldito, en el que la vida y la muerte se entremezclan con las pasiones nocturnas que puede llevarte a la perdición eterna. ¿Puede despertarnos a esa realidad la visión de un hombre llevando a una mujer a los máximos placeres? ¿O el sonido estremecedor de la palabra Macumba? Hay jacintos y mechones de pelo sobre las tumbas de los muertos a la hora en que Vladimir posee con brutalidad las partes traseras de la rubia Angelina. ¿Vampirismo, perversiones sin nombre? El narrador sólo puede advertir que quienes, como Margot, Vladimir o Priscila, han mantenido en algún momento de sus vidas prácticas sexuales con el diablo, conscientes o inconscientes, suelen ser víctimas de toda suerte de engaños en su razón y en sus experiencias. Y esos engaños forman la realidad de esta novela.