¿Qué pasaría si se descubriera que, más allá de la metáfora, el amor alarga realmente la vida? Antonio Simón es un escritor prácticamente inédito que presenta en sociedad su primera novela, una obra de propósito bienintencionado aunque resultados más bien discretos. Para bien o para mal, el libro se convierte en muchos momentos en una metáfora de la vida, en el que la niña protagonista representa la voz de nuestra conciencia
Don
¿Qué pasaría si se descubriera que, más allá de la metáfora, el amor alarga realmente la vida? En la segunda década del siglo XXI la ciencia certifica la existencia del aura, un campo de energía que rodea tanto a los seres vivos como a los objetos inanimados y los define unívocamente. El doctor O’Shan Bogusky demuestra, además, que el pensamiento es un tipo de onda que influye en las personas y provoca un robustecimiento vital que fortalece el aura; en contrapartida, la indiferencia genera otra onda –denominada Pensacero- que lo perjudica seriamente hasta causar la muerte. Poco tiempo después de este trascendental descubrimiento, una extraña enfermedad se extiende por el planeta: la gente muere porque, sencillamente, a nadie parece importarle.
Mientras todo esto acontece, Rosaura despierta en un hospital infantil. Es una niña inquieta e impulsiva, huérfana aunque sorprendentemente perspicaz para su temprana edad, que con su psique infantil se interroga sobre el mal que aqueja al mundo y toma conciencia de que debe encontrar pronto a alguien que la ame, una persona que sea capaz de cambiar su destino para siempre. Y así, cargada con sus escasas pertenencias y sus muchas incertidumbres, abandona el orfanato con el firme propósito de encaminar sus pasos en la búsqueda del doctor Bogusky, la persona que acaso pueda encontrar la cura definitiva para tan extraña enfermedad. Pero Rosaura es una niña especial, pues posee un don que muchos ambicionan.
Antonio Simón es un escritor prácticamente inédito que presenta en sociedad su primera novela, una obra de propósito bienintencionado aunque resultados más bien discretos. Una fábula moral que peca de una innegable bisoñez y que, pese a su corta extensión, no discurre con la amenidad necesaria. Tampoco ayuda reunir en una trama de ciencia ficción filosofías de corte “ecologista” y Nueva Era como la Hipótesis de Gaia, reforzada con elementos sobrenaturales y esotéricos, en un cóctel no demasiado fácil de digerir para los aficionados a la ciencia ficción puramente literaria. El mensaje ético-moral resulta además demasiado forzado por evidente, con momentos ciertamente absurdos cuando no completamente ridículos (a modo de ejemplo, farmacias que expiden frascos que almacenan buenos sentimientos, o el experimento de la seta y la señora de la limpieza).
La protagonista elegida para esta historia melodramática es una niña huérfana bautizada con el descriptivo nombre de Rosaura. Tiene sueños clarividentes y premonitorios que le advierten sobre futuras decisiones erróneas y le permiten disfrutar de una segunda oportunidad. En su periplo repleto de aventuras y penalidades conoce a una simpática desconocida que la ayuda en un tren, a una singular pareja de ancianos granjeros, al citado doctor Bogusky, una red oculta de telépatas y a ciertos entes ancestrales, guardianes del equilibrio y armonía íntima de la naturaleza, muy enfadados con la actuación del ser humano durante los últimos años. En compañía de sus nuevos amigos, Rosaura se ve obligada a huir o enfrentarse a una poderosa organización llamada Vórtice, empeñada en obtener una Esfera que podría convertirse en un arma de increíble poder. Todos desean algo de la niña, pero ella no confía en quien no lo hace con ella.
Para bien o para mal, este libro se convierte en muchos momentos en una metáfora de la vida; trascendente en ocasiones, entrañable y cotidiano en otras. Rosaura deja atrás su niñez para tomar decisiones de adulto y en cada nueva elección se abre ante ella todo un universo de personas a quien conocer y experiencias con que enriquecerse. Opciones, elecciones, diferentes cursos vitales, rendirse o resistir, atender a la sensatez o dejarse arrastrar por la intuición, arriesgarse u optar por las comodidades de la vida… la niña representa la voz de nuestra conciencia, una “contradictoria mezcla de miedo y audacia”.
«Don» es una obra bastante mejorable por su factura amateur aunque la historia, bondadosa y humana, invita sin duda a la reflexión. La narrativa de Simón intenta reflejar la energía y ganas de vivir y, al mismo tiempo, transmitir enseñanzas morales y hondas reflexiones filosóficas sobre la condición humana y el papel del hombre en la sociedad actual; un relato básicamente argumental en el que domina el diálogo frente a esporádicas incursiones en la descripción poética, y que utiliza además personajes procedentes del reino de la imaginación más algunos detalles en apariencia autobiográficos (como el personaje del bermeano, un vagabundo que recorre las calles cantando en un idioma desconocido). El espacio onírico -el Medio Sutil- es un elemento relevante en tanto que actúa directamente sobre las personas, y no puede obviarse el mensaje final en el sentido de nuestra extrema necesidad de ser amados.
La edición de AJEC es correcta aunque algo austera y, a mi juicio, aprovecha en exceso el espacio disponible: márgenes, tamaño de letra, interlineado... medidas que buscan ofrecer un PVP poco frecuente hoy día. Para apoyar el lanzamiento de la novela, Antonio Simón ha creado un original Booktrailer en Youtube, uno de los más ingeniosos y con mayor capacidad para jugar con el lenguaje que he visto últimamente. No se lo pierdan.