Información de contraportada:
E. F. Bleiler, entendido entre entendidos, dice de las novelas que integran el ciclo de Wan Tengri —tratándolas casi como un todo, que son «aventuras fantásticas del estilo de las de R.E. Howard, quizá con alguna influencia de Harold Lamb». Su juicio valorativo sobre la primera novela, Flame Winds, es tan cáustico como siempre: «rutinaria obra comercial». En cuanto a la segunda, Sons of the Bear God, la describe como «un auténtico baño de sangre, con algún toque sobrenatural». Su opinión final es un poco más dura que la anterior: «Tras estas aventuras a Preste Juan le quedan bastantes territorios por conquistar para convertirse en alguien que debe alcanzar la enorme talla del legendario Preste Juan de la Edad Media, pero los editores de Unknown debieron pensar que ya era suficiente y allí terminaron las aventuras de Juan y Bourtai. Lo que no fue una gran pérdida». De todos modos, ya saben como es Bleiler: sus juicios son muy poco favorables en casi todos los casos y parece estar interesado exclusivamente en el hallazgo de obras maestras. Magistrales o no, lo cierto es que estas aventuras en países lejanos y exóticos, con hermosas mujeres, brujos paradigmáticos y enemigos sin cuento (literalmente, o casi), son lo que siempre esperamos encontrar en una novela de aventuras, especialmente si la novela es de fantasía heroica. Seguidor (quizá algo más) de la obra de Robert E. Howard, Page recrea un mundo delirante de gladiadores rebelados convertidos en buscadores de gloria. Las aventuras de Preste Juan, a pesar de lo que diga Bleiler, son admirables en cuanto a su construcción, pues en muy pocas páginas (después de todo son novelas cortas que aparecieron cada una en un número independiente de Unknown) consiguen un ambiente que a otras novelas les cuesta mucho conseguir. Son novelas para ser leídas de un tirón, sin respiro.
Nacido en 1904 en Richmond, Virginia, antigua capital de la Confederación, y fallecido en 1961, Norvell Wooten Page fue uno de los autores de novelas pulp más conocido y aclamado de la historia, pues dio vida a uno de los personajes más carismáticos y delirantes de la literatura popular: la Araña. No es que lo hiciera bajo su propio nombre —cosa que en aquellos tiempos y cuando se trabajaba para las grandes editoriales era cosa casi imposible—, sino bajo el de Grant Stockbridge, pero, como dicen en la Encyclopedia of Pulp Fiction Writers, «su puesto en el Valhalla de los pulps está asegurado». En la década, o poco más, en la que trabajó como escritor profesional especializado en relatos de terror-detectives, tocó casi todos los temas, aunque sus favoritos fueron, por encima de los demás, los relatos de weird menace, colaborando en revistas como Dime Mistery, Terror Tales Horror Stories, pero sin desdeñar la larga serie de colaboraciones que publicó en Spicy Detective Stories (muchas de ellas bajo el seudónimo que empleó en Detective-Dragnet Magazine: N.Wooten Page) o los relatos que publicó en, por ejemplo, Weird Tales o Unknown.