Información de contraportada:
A Amelia Gallagher le mutilan las piernas tras sufrir un accidente de tráfico. Seth Randolph nació con una amputación congénita del brazo izquierdo. Jack Endore se queda ciego a causa de la progresiva degeneración de sus retinas. A ojos de la sociedad son discapacitados, seres humanos inservibles. Pero en sus vidas se cruza el multimillonario Russell Cotard. Y Cotard tiene un plan. Juntos fundarán un grupo de héroes imprevistos que acabarán convirtiéndose en auténticos ídolos de masas: héroes sin capa ni mallas, justicieros que han padecido en sus carnes la injusticia, más que válidos… Superválidos.
Disjecta Membra es una locución latina que significa literalmente miembros dispersos. Esta expresión resume de manera magnífica el espíritu de la obra, ya que se trata de una novela que gira en torno a la mutilación, el dolor asociado a la pérdida y el papel que juegan las prótesis en la sustitución de las extremidades ausentes. La novela explora hasta qué punto somos puzles compuestos de piezas intercambiables, monstruos de Frankenstein, amalgamas andantes de carne y objetos extraños, muñecos llenos de parches y de remiendos.
El título de esta obra es un aviso de que se va a encontrar entre sus páginas una novela atípica. Disjecta membra hunde sus raíces en los mitos de la creación y aborda un presente futurista trazado sobre una base documental seria y concienzuda. El resultado es divertido, irónico, inquietante. En esta revisión del imaginario de los justicieros hay referencias tácitas a Watchmen, Ghost in the Shell, Blade Runner, la obra cinematográfica de Cronenberg y a la genealogía de superhéroes que convirtieron el hecho de ser diferentes en un hecho superlativo.