La historia comienza con la aparición del cadáver de una mujer, fallecida en extrañas circunstancias: sumergida en una bañera y con las venas cortadas, aunque la autopsia revela que no murió ahogada sino por asfixia.

 

El personaje principal eres tú, Richard Jamison: veintiséis años, mudado un año atrás a Los Ángeles y con un trabajo bien remunerado en el departamento de desarrollo de negocios de Brighton Research Center, una empresa de investigación en alta tecnología. Te gusta tocar la guitarra y tienes la suerte de tener una voz melodiosa que entusiasma a las chicas, con la que sueñas llegar algún día a convertirte en un artista de éxito. Una mañana alguien deja un sofá a la puerta de tu apartamento que te vendría genial para amueblarlo y te preguntas si deberías recogerlo. Esta es la primera de una cadena de decisiones que habrás de tomar y que condicionará para siempre tu futuro.

 

Por otra parte, Simon Would es un maduro periodista en horas bajas que trabaja en la misma empresa. Simon conoció a la víctima, Sarah, una antigua secretaria de Brighton Research con la que mantuvo un apasionado romance y cuya muerte violenta empujó a una espiral autodestructiva.

 

Esa misma mañana descubres que hay una nueva secretaria en la oficina, una atractiva muchacha que te habla del éxito profesional de Simon ante una foto suya joven y sonriente tomada recientemente. Nada parece cuadrar, y mucho menos cuando la mujer desaparece y nadie dice saber nada acerca de ella.

 

 

«Fantasma» es una de las mejores novelas fantásticas de autor extranjero publicadas durante el presente año; sin lugar a dudas, una de las grandes sorpresas de la temporada. Una obra singular, arriesgada y muy atractiva publicada por la editorial independiente Orciny Press en su colección Midian, consagrada al emergente (a nivel internacional) género bizarro; es decir, literatura “outsider”, vanguardista y transgresora, a veces violenta, grosera, sexualmente explícita, surrealista, grotesca, underground y, sobre todo, muy divertida, el equivalente literario de las películas de David Lynch, Tim Burton o David Cronenberg. El libro ganó el premio Wonderland a la mejor novela bizarra en 2011, aunque está algo alejado de los parámetros habituales del género pese a incluir algunos pasajes bastante significativos.

 

Nos encontramos ante un volumen sencillo en rústica sin solapas ni portada de gran gramaje (los servicios de impresión de Ingram, como los de Amazon, no permiten demasiadas florituras), con traducción del propio editor, Hugo Camacho, prólogo de la especialista Tamara Romero e impactante ilustración de cubierta; incluye, además, un interesante anexo dedicado a la citada literatura y el enlace a dos listas de reproducción en Youtube y Spotify de las canciones referenciadas en el texto. Un libro que destina 0,50€ de la venta de cada ejemplar a causas solidarias y que podríamos definir como un cruce particularmente afortunado entre novela negra, historia de fantasmas, imaginería lynchiana y libros de “Elige tu propia aventura”; es decir, un auténtico experimento posmoderno.

 

Su autora es la norteamericana Laura Lee Bahr, que además de escritora es actriz, guionista, dramaturga y directora de cine alternativo afincada en Los Ángeles. «Fantasma» es su primera novela y este verano tuvo la deferencia de desplazarse a Madrid y Barcelona para tomar parte en diversas presentaciones junto a su dinámico editor.

 

«Fantasma» es una original novela detectivesca y, a la vez, un inusual romance sobrenatural. La narración cuenta con una atmósfera progresivamente onírica y una trama caleidoscópica que aumenta en complejidad, lo que hace de la lectura una experiencia intensa difícil de olvidar.

 

Su estilo es extraordinariamente directo, hiperrealista, muy descriptivo y con diálogos afilados como cuchillos. Cada acción acarrea sus consecuencias, aunque de vez en cuando surgen caminos alternativos, encrucijadas –recoger o no el sofá, quedarse a tomar unas copas con los compañeros el día del cumpleaños de Sarah– que muestran un diferente curso de los acontecimientos y cuya exploración holística de todas las posibilidades (llámense vistas de un universo cuántico interconectado) podría conducir a desentrañar la clave del misterio.

 

La novela está construida en diferentes planos temporales, con situaciones y personajes que interactúan en el presente y otros que también lo hacen desde el pasado. Un constructo sumamente complejo pero increíblemente bien engarzado a base de capítulos breves que, en ocasiones, parecen mostrar caminos tramposos cuando en realidad ofrecen todo el abanico de opciones y solo en retrospectiva es posible advertir cómo encajan a la perfección todos los detalles, al igual que ocurre en esa magnífica pieza de suspense que es «El sexto sentido».

 

Desde el primer momento resulta evidente que Richard ocupa el apartamento de Sarah, y que está se mueve entre diferentes niveles de realidad. El espíritu de la muchacha no encuentra la paz que anhela y trata de comunicarse de manera desesperada con Richard (de ahí el obsesivo empleo de la segunda persona) para que éste averigüe lo sucedido, puesto que ni ella misma recuerda muy bien lo que ocurrió… quizá porque su conciencia empieza a diluirse en la muerte o por habitar otro plano cuántico, por lo que incluso llega a fantasear con la idea de experimentar vidas anteriores o viajar a otras dimensiones del espacio tiempo con la simple fuerza de su voluntad. A este intricado planteamiento se une la versión literaria de Simon acerca de Sarah, igualmente real en una de las posibles iteraciones.

 

Laura Lee Bahr logra dotar del tono perfecto a esta climática historia, un argumento irresistible para un film “noir” de fantasmas al estilo de «Lo que la verdad esconde», con algunos matices de influencia Lynch. La norteamericana aprovecha para retratar también el particular universo de Los Ángeles, la ciudad de los sueños, habitada por jóvenes, atractivos y ambiciosos individuos que aspiran al éxito rápido, entablan relaciones personales superficiales, mantienen efímeros encuentros sexuales con desconocidos y carecen de la menor empatía hacia los demás. Seres solitarios y egocéntricos, dominados por el dinero y los apetitos materiales, diligentes en el trabajo, que se emborrachan en la soledad de sus apartamentos, fuman hierba e ingieren drogas en fiestas privadas y, en ocasiones, intentan suicidarse cortándose las venas. Gente que vive rápido para dejar atrás un bonito cadáver, sin pensar en el mañana.

 

«Fantasma» es todo eso y bastante más, un puzle repleto de influencias –a los ejercicios literarios de Kurt Vonnegut en «Matadero Cinco», a «La casa de hojas» de Mark Z. Danielewski– y sutiles guiños –véase el curioso apellido de Sarah While y Simon Would, o que todo el mundo se empeñe en llamar Dick, como Philip. K., a Richard Jamison–. Estoy seguro de que si uno de los personajes tuviera que valorar esta novela emplearía las siguientes palabras: una jodida obra maestra.