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Libros publicados en 2015

Neimhaim

Neimhaim describe un mundo de inspiración vikinga, con una enorme influencia de mitología nórdica. Mezcla de realidad y fantasía, repleto de una belleza tan salvaje como hostil en donde solo pueden sobrevivir los más fuertes y mejor adaptados, nos encontramos ante una obra de argumento clásico y eminentemente coral. Un relato épico en el que continuamente se ensalza la figura del héroe enfrentado al azar de los acontecimientos, y que pone un especial cuidado en la ambientación y en la complejidad psicológica de los personajes.

Neimhaim. Los Hijos de la Nieve y la Tormenta

-Argumento-

Neimhaim narra la historia de una profecía, de cómo dos pueblos antagónicos que habitan la península homónima unen sus destinos en tiempos de adversidad. El clan Kranyal, amante del coraje y de las armas, guerreros de bravo corazón y maestría en el arte de la lucha, y los pacíficos Djendel, que han desarrollado habilidades más allá de lo natural. Su existencia ha discurrido siempre por caminos separados, respetando las fronteras y costumbres respectivas, pero el velo de recelo y superstición que ha protegido este aislado territorio del resto del mundo se ha roto definitivamente con la llegada de la amenaza exterior; ni el tempestuoso océano, ni los afilados arrecifes o el mar de niebla interior son ya barreras suficientes para impedir la llegada de bárbaros y ejércitos invasores. Se hace necesario dejar atrás los recelos y sellar el Pacto de la Alianza, en el que ambos jefes ceden el liderazgo a sus hijos primogénitos, que regirán Neimhaim como esposa y esposo cuando alcancen la madurez.

 

Ailsa y Saghan fueron concebidos la misma noche y nacieron el mismo día tras una insólita gestación de doce meses. La hija de Gursti Bäradlig, líder de los Kranyal, es una diestra guerrera que no rehúye ningún desafío; por su parte, el hijo del guía espiritual de los Djendel nació con un poderoso don como sanador. Ambos jóvenes se parecen físicamente como dos gotas de agua, y entre ellos surge un vínculo muy especial durante su estancia en el agreste istmo de Karajard, en los remotos confines del país, donde deben superar innumerables pruebas antes de retornar a la capital para ser investidos monarcas y conducir así el destino de su pueblo.

 

La profecía augura que los primeros reyes de esta nueva dinastía, los Reyes Blancos hijos de la Nieve y la Tormenta, propiciarán el regreso de los Antiguos, el pueblo anterior a la existencia de los dos clanes separados. Todo parece conducir a ese feliz desenlace, pero en un solitario sitial en la cumbre del glaciar Vatnajökull el dios del Norte Nordkinn abandona su dilatado letargo para posar sus ojos en Ailsa, pues cree ver en ella a su esposa renacida. El gran lobo Eitranan, su fiel amigo y único compañero, será el heraldo de sus deseos.

 

 

-Crítica-

Nada menos que veintidós años le ha costado escribir esta novela a la madrileña Aranzazu Serrano, periodista cultural y persona muy activa en redes sociales. Fascinada por la literatura nórdica y las leyendas de vikingos, empezó a construir su mundo de ficción cuando apenas contaba dieciocho años, una novela juvenil –sería más exacto el término anglosajón “Young adult”, que designa las obras orientadas al público juvenil pero que también pueden ser disfrutadas por lectores de todas las edades– en la que ha incorporado muy diversas influencias: mitología, fantasía, romance, aventura, etc.

 

Un libro de riesgo por cuanto se trata de una primera novela, muy voluminosa además. Una apuesta valiente por parte de Fantascy que se ha saldado con un rotundo éxito: ha sabido ganarse rápidamente a un público joven y entusiasta, que ha llenado salas de presentaciones a rebosar, escrito decenas y decenas de muy elogiosas críticas en foros y blogs, y agotado la primera edición en apenas unos meses. Pocos títulos de género pueden presumir hoy día de un currículo tan brillante.

 

Neimhaim describe un mundo de inspiración vikinga, con una enorme influencia de mitología nórdica. Mezcla de realidad y fantasía, repleto de una belleza tan salvaje como hostil en donde solo pueden sobrevivir los más fuertes y mejor adaptados, nos encontramos ante una obra de argumento clásico y eminentemente coral, aunque Ailsa y Saghan ocupen un protagonismo indiscutible. Un relato épico en el que continuamente se ensalza la figura del héroe enfrentado al azar de los acontecimientos, y que pone un especial cuidado en la ambientación y en la complejidad psicológica de los personajes.

 

Kranyal y Djendel conforman dos mitades opuestas y complementarias de un mismo pueblo, esencia masculina y femenina, yin y yang. Si los valerosos kranyal poseen un carácter noble y aguerrido, los místicos djendel son empáticos y racionales, buscan mantener un perfecto equilibrio con la naturaleza y son capaces de acceder al incorpóreo Mundo de las Brumas, el Nifflheim, un espacio onírico donde cada espíritu cumple su papel en el telar de la existencia y en el que el mundo físico puede modelarse a voluntad.

 

La narración posee un tono quizá demasiado ampuloso que a la postre puede resultar cansino –muy evidente en las descripciones: la tormenta más grande jamás desatada en aquellas latitudes, la batalla más épica, el increíble arrojo y generosidad por parte de los elegidos, la capital más bella y magnifica, etc. –, pero que se adapta bien al relato de una tragedia; como contraste al clasicismo de la trama, un cierto regusto New Age ofrece un toque de modernidad. Un estilo perfectamente trabajado para resultar atractivo al público más joven y que sabe sacar partido de los estereotipos, los lugares comunes y la citada grandilocuencia, sin aportar demasiados tonos de gris.

 

La novela derrocha imaginación aunque no brille a un nivel literario. Posee una gran coherencia interna, es de rápida lectura y está claramente orientada hacia la aventura, con acción trepidante y continuos giros sorpresivos de la trama. Ritos, costumbres, leyendas, valor, nobleza, enredos, heroicidad… un universo descrito con un buen nivel de detalle aunque, como ya se ha apuntado, no excesivamente original. Por otra parte, resulta destacable el empleo que se hace de la elipsis (véase, por ejemplo, cómo se hurtan escaramuzas importantes para que la batalla que cierra la primera parte del libro destaque con mayor intensidad) o el recurso de repetir los mismos hechos interpretados por un personaje diferente para observar algunas sutiles diferencias. Conviene, además, estar muy atento al texto, pues en cualquier párrafo puede incluirse una explicación importante de los acontecimientos.

 

A mi juicio, la mayor aportación de esta historia no reside tanto en el intercambio de roles tradicionales entre un personaje femenino fuerte e intrépido y otro masculino que encarna los valores espirituales sino, más bien, en la importancia y desarrollo concedido a los sentimientos, no solo al romance entre los jóvenes protagonistas sino, también, al del resto de secundarios. Emociones descritas de manera natural y apasionada, un gran acierto que añade un plus de complejidad y verosimilitud a las relaciones interpersonajes y que ofrecen momentos de auténtico clímax.

 

Pero en Neimhaim podemos encontrar igualmente el mesianismo típico de la mayoría de obras contemporáneas de fantasía épica, tan deudoras de Tolkien y sus epígonos. Los herederos de sendos clanes simbolizan un dechado de virtudes e idealizada perfección, los Esperados de la profecía para fundar un linaje al que todos sus súbditos habrán de prestar obediencia, sin posibilidad de replantearse la situación o de elegir otros posibles candidatos, quizá más preparados o de mayor mérito pero que carecen del preceptivo derecho de herencia. Reyes de Neimhaim por voluntad divina, dos completos desconocidos amados por su pueblo pese a que aún no han tenido tiempo de llevar a cabo hazaña alguna, a quienes un hado de predestinación allana siempre el camino y que viven rodeados de una casta de nobles (progenitores, familiares y amigos íntimos) que poseen la valía y la virtud de los elegidos. El Emperador de Todas las Cosas en palabras de Norman Spinrad, una tiránica convención a la que muy pocos –George R.R. Martin, Andrzej Sapkowski, Joe Abercrombie– parecen ajenos al querer adoptar un rol de auténticos renovadores del género.

 

Se repiten también anquilosadas normas sociales del pasado, esquemas obsoletos que resultan inaceptables en nuestra sociedad moderna pero que vemos perfectamente “adecuados” en una obra de ficción. Discriminatorios, clasistas, jerárquicos, que buscan perpetuarse y que sería recomendable dejar definitivamente atrás para adoptar modelos y referentes más actuales e integradores. Romper con los estereotipos, transgredir, sorprender, arriesgarse a escribir una literatura más compleja y social.

 

Sería bastante injusto seguir ejemplificando en esta novela las oportunidades perdidas de todo un género, así que prefiero concluir asegurando que Neimhaim es pura aventura, un relato épico y trágico ambientado en un tiempo y lugar más proclive a los sentimientos primarios. En esta novela hay espacio para la alegría y la tristeza, la sorpresa y la emoción, el crecimiento y el amor, todo lo que un joven lector puede esperar de un libro de estas características. Es posible que el público adulto encuentre el texto demasiado “young”, con algunos elementos de mejora y un exceso de ambición que provoca una clara inflación de páginas, pero el curso vital de los personajes, la acción trepidante, los inciertos vericuetos de la trama, permiten encontrar buenas razones para leer este libro y profundizar, además, en la página web de la novela que ofrece material extra al interesado: mapas, genealogía, glosario, descripción de personajes, ilustraciones y otras curiosidades.

 

Aranzazu prepara ya la segunda entrega de esta saga. Un libro que, ha anunciado, será más oscuro y maduro. Ojalá lo veamos pronto publicado.

 

 

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