Matar a la suegra y otros relatos
-Texto de contraportada-
Los relatos de este primer libro de Sam G. C. están escritos en blanco y negro. Se leen con placer y con su voz grave, pausada y envuelta en la neblina de algunas madrugadas, cuando todos duermen en una casa de Mahón y el hilo de la inspiración tira de su mano de dibujante hacia el lado (incierto) de las palabras.
Historias de gabardinas, humo de cigarrillos y encargos turbios conviven en este volumen con narraciones cotidianas, inocentes (destellos del color de la infancia) o peculiares historias de amor: cualquier hoy puede ser nuestro día de suerte. Todas, eso sí, están marcadas por una misma respiración y por el zarpazo de lo fantástico; algo extraño (un tiburón) se cuela un segundo entre las líneas y desentraña la mirada de un nuevo escritor: un niño que no deja de jugar con su tren. Estos relatos son sus diecinueve primeras huellas y serán, seguro, muchas más las madrugadas.