Una vez escuché a alguien hablar de la hyperrealidad, me pareció muy sugerente y fascinante el contexto en el que usaba esa palabra aunque para ser sincero, no entendí nada de lo que decía. No fue hasta años después cuando encontré mi propio significado para esa hyperrealidad y es que, cualquiera que se detenga a observar la realidad en sus prodigiosos detalles y, a su vez, saque la cabeza de su ombligo para contemplarla en su majestuoso conjunto, comprenderá que toda la fantasía, la ciencia ficción, el suspense, el drama, el romance, el costumbrismo, están entretejidos en eso que nos rodea y de lo cual formamos parte, la realidad.

 

Por lo que llegué a pensar que somos a la vez personajes y narradores de todas las historias. Y que todas las historias son una y la misma historia solo que, contada por diferentes individuos a distintas personas, en multitud escenarios y en infinidad de tiempos. O como dijo un gran narrador: “Todo lo que sucede lo hace porque puede suceder, así que, todo lo que pueda suceder, sucederá. Y yo lo único que hago es poner la cámara delante y gritar: ¡Acción!” Y eso es este libro, la misma historia que se ha contado desde los principios, sobre amor, traición, guerras, familia, magia, robots, poder, sexo, brujería, drogas, vampiros y música. La única salvedad es, que este relato es la mitad de la historia.

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