Valoración en breve:
Binti es una historia sencilla, emotiva y repleta de imaginación que tiene por protagonista a una muchacha que no es blanca, ni es un hombre y ni siquiera es occidental sino de una etnia africana; un relato ameno que, desde la diversidad, nos invita a tomar parte activa en el entendimiento entre culturas.
Un relato de crecimiento personal que ofrece una hermosa manera de visibilizar otras culturas y que intenta superar nuestras diferencias por medio de la ficción
Binti
-Argumento-
Binti es la primera persona de etnia himba a la que se le ofrece una plaza de estudiante en la mejor universidad de la galaxia. Es una muchacha brillante en matemáticas, pero aceptar esta increíble oportunidad supone desafiar la tradición familiar y viajar a las estrellas para vivir entre extraños que no comparten su forma de vida ni entienden sus costumbres ancestrales. Sabe que deberá pagar un alto precio por el acceso al conocimiento –ser repudiada por los suyos, sentirse sola en un mundo ajeno, años consagrados al estudio–, pero es joven y acepta el reto de labrarse su propio destino con esperanza y humildad.
Aprovechando la oscuridad de la noche, abandona su hogar y toma una lanzadera que la conduce hasta el puerto espacial, donde embarca en una nave con destino a Oomza Uni. Por primera vez en su corta vida, Binti deja atrás su ciudad natal y todo lo que representa: el apego a la tierra, la abigarrada mezcla de tradición y modernidad al estilo africano, su forma de entender el mundo… para afrontar una realidad mucho más amplia y compleja.
Pero todo su prometedor futuro se viene abajo cuando la nave de transporte es atacada por una belicosa raza alienígena, las medusas, que asesinan a todos sus compañeros. Para sobrevivir, Binti necesitará recurrir a toda su intuición e ingenio.
-Valoración-
Binti ganó los premios Hugo y Nebula de novela corta en 2016 y ese mismo año fue finalista de otros galardones internacionales de gran prestigio, como el Locus, British Science Fiction y British Fantasy. Su autora es la estadounidense Nnedi Okorafor, hija de padres nigerianos de etnia Igbo, un origen que marca profundamente su estilo de escritura como queda patente en todos sus libros, ya sean éstos de temática de ciencia ficción, fantasía, realismo mágico o juvenil. África, su espiral de violencia y opresión, los marginados y desfavorecidos, el papel de la mujer en sus diversas culturas, el choque entre tradición y avance tecnológico… son algunos de los ejes temáticos sobre los que gira siempre su interesante narrativa.
Pudimos leerla por primera vez en español en la antología Terra Nova #2 (Fantascy, 2013), en un excelente relato titulado “Araña, la artista”, traducido por Manuel de los Reyes, que denunciaba la explotación y expolio que vive el continente africano. En su variada producción destacan obras para niños y jóvenes adultos, en particular Akata Witch (2011), aunque probablemente su novela más célebre sea Who Fears Death (2010), ganadora del premio World Fantasy y nominada al Nebula y James Tiptree, Jr. y que será adaptada por HBO como serie de televisión con el mismísimo George R.R. Martin como productor ejecutivo.
Binti ha sido publicada por Crononauta, un nuevo sello “de literatura de género y con perspectiva de género”, que pretende dar visibilidad a autoras de ciencia ficción que aborden temas de género y diversidad. Un proyecto necesario al que deseo muchos éxitos. La editorial ha realizado una gran inversión de futuro, al contratar también su continuación Binti: Hogar y la mencionada Who Fears Death. Por otra parte, es inminente la reedición de El informe Monteverde, de Lola Robles.
La traducción corre a cargo de Carla Bataller Estruch, quien realiza un trabajo excelente (puedo dar fe de ello, puesto que tuve oportunidad de leer el original hace tiempo). Se trata de una novelita de poco más de un centenar de páginas en formato ligeramente superior al bolsilibro, tan de moda en estos tiempos, y dotado con una soberbia portada obra de Joey Hi-Fi.
A través de la mirada curiosa y espontánea de Binti, el lector descubre las maravillas del remoto futuro y de un cosmos poblado por múltiples etnias humanas y diversas razas alienígenas. Por supuesto, dispone de formación académica y un conocimiento teórico del mundo, pero ello no le impide experimentar en carne propia el brutal choque de culturas. Así, por ejemplo, Binti viste un atuendo tradicional y emplea pintura ritual en rostro y cabello; al principio se avergüenza de su rusticidad, pero pronto comprende que es un signo distintivo de su cultura y de su propia personalidad.
Estos elementos raciales –como el pelo trenzado según un código cuya pauta habla del linaje, cultura e historia de su familia, o las constantes referencias a sus raíces, o sensaciones y olores de la vieja Tierra evocados con poética nostalgia– aumentan la riqueza y complejidad del personaje e invitan a leer despacio esta historia si se desea saborear adecuadamente todos los detalles. Con ello, la autora nos demuestra que en ocasiones las tradiciones de una cultura exótica pueden parecer a ojos del occidental incluso más alienígenas que las de una sociedad no humana.
El padre de Binti es maestro armonizador y se gana la vida vendiendo astrolabios artesanales, una especie de móvil ultrasofisticado que usan casi todos los ciudadanos y que permite acceder a información privada de la Red. Binti fabrica este tipo de cotizados mecanismos e iba a heredar trescientos años de sabiduría tribal para su perfeccionamiento de la mano de su padre, un conocimiento que se transmite únicamente por tradición oral; un buen motivo por el que su familia le prohibiera su marcha y ella temiera las consecuencias. Pero no son éstos los únicos dispositivos de alta tecnología que encontramos en la novela: la nave espacial emplea tecnología viva y al comenzar la novela Binti utiliza un artefacto antigravedad que transporta sus pertenencias hasta la lanzadera de manera autónoma.
Binti es una historia sencilla, emotiva y repleta de imaginación que tiene por protagonista a una muchacha que no es blanca, ni es un hombre y ni siquiera es occidental sino de una etnia africana; un relato ameno que, desde la diversidad, nos invita a tomar parte activa en el entendimiento entre culturas.
No obstante, no es una obra perfecta. La trama es ciertamente tramposa, el desenlace no puede ser más previsible y se abusa del deus ex machina para salvar más de una situación: un amuleto que sirve para todo y procede de un remoto pasado olvidado, las insólitas propiedades curativas del barro rojizo que emplea Binti sobre su piel; incluso la guerra de las medusas es absurda, una mera excusa para plantear una situación de confrontación. Un relato, quizá, demasiado edulcorado y donde los acontecimientos transcurren muy deprisa, sin tiempo para desarrollar en profundidad las decisiones tomadas. (Además de incluir algún posible fallo de lógica, como que la protagonista deba embarcar en órbita de la Tierra en la gigantesca nave que la traslada a Oomza Uni y luego ésta no tenga ningún problema en atravesar la atmósfera del planeta y aterrizar en su superficie).
Pero Binti es, ante todo, una historia sincera que aflora del alma de su autora. Un relato de crecimiento personal que ofrece una hermosa manera de visibilizar otras culturas y que intenta superar nuestras diferencias por medio de la ficción. De hecho, Binti podría haber sido perfectamente una historia realista pero la ciencia ficción ofrece el marco ideal para plantear en forma de metáfora la peripecia vital de un personaje que deviene universal. Estoy deseando leer su continuación.