Recetario para combustiones espontáneas
-Texto de contraportada-
Esta antología es una buena muestra de lo que Israel Alonso es capaz de hacer. Hay relatos de ciencia ficción, claro, en diferentes registros, y son los más conocidos hasta ahora por el público; "La misma lluvia" es una deliciosa ucronía escrita en tono solemne y que fue seleccionada para el Visiones 2016, "El Pulporno" y "Primera sangre", nominado este último para los Premios Ignotus 2017, son historias pertenecientes a la ambientación Exilium, un mundo postapocalíptico en el que robots gigantes dominan la Tierra; "Cocina creativa" y "La misma función" son dos gamberradas maravillosas, aunque una pone los pelos de punta y la otra te deja con una sonrisa en la boca; y "Whitestar" es un homenaje esculpido en una caja repleta de resortes escondidos. También es ciencia ficción la joya de la corona, "Kubiyui", novela corta perteneciente de nuevo a Exilium y secuela de "Primera Sangre".
Además hay historias que se adentran en la fantasía, como la simpática "Interrogaciones en una mañana de primavera" o la colosal "El desierto es infinito", una impecable metáfora en sí misma. Inquietantes, como "Carnaza", perfectamente ambientada en el lejano Oeste, y "Reme", corta pero tan intensa que no te la podrás sacar de la cabeza. Hay relatos experimentales, como "El propio ataúd" y "Nadie lee", que te hacen levantar las cejas y te recuerdan que las cosas se pueden hacer de muchas maneras. Y luego hay relatos como "Vino", escritos en ese característico tono de comedia que a Israel tanto le gusta; más introspectivos, como "8" y "Sales de baño", o directamente filosóficos, mis favoritos, muestra perfecta de los cuales es "Los átomos, querida".