Trevor tiene cinco años y se muda con sus padres y su hermano pequeño a una vieja y destartalada casa en el pueblo de Missing Mile, Carolina del Norte. Una noche se despierta y descubre que su padre, el famoso dibujante de cómics Bobby McGee, ha asesinado a su madre y a su hermano y después se ha suicidado. Veinte años más tarde, Trevor regresa a Missing Mile para enfrentarse a su pasado y a la casa en la que ocurrió todo, la cual parece poseer vida propia. Allí conocerá a Zach, un chaval de Nueva Orleans que ha llegado a Missing Mile huyendo del Gobierno, del que se enamorará y con el que emprenderá un viaje al infierno.

 

Trazos de sangre es una novela del autor Poppy Z. Brite publicada originalmente en 1993. Es la segunda novela de Brite después del gran éxito que obtuvo con Lost Souls, una novela de vampiros ambientada en Nueva Orleans. Mucha de la fuerza de la obra deviene de sus protagonistas, Zach y Trevor, ya que para Brite lo importante es mostrarnos los conflictos internos de sus personajes que son los que llevan adelante la historia, haciendo de la obra una novela muy humana. Su prosa es intesa y explícita, (no se esconde a la hora de describir gráficamente tanto las escenas sexuales como las terroríficas), pero también, sencilla y fluida. Es, de hecho, una novela muy sexual, y mezclar sexualidad y terror no era algo muy común a principios de los 90.

 

Se puede resumir la atmósfera general de la novela con la misma descripción que hace Trevor de Birdland, los cómics que dibujaba su padre: «el tono de Birdland, los dibujos austeros, impecables y casi alucinógenos, los reflejos distorsionados en charcos y en ventanas oscuras de bares, la amenaza constante, pero discreta, de violencia, el sentimiento de que todo en la historieta era un poco más exagerado que en la vida real, y un poco más ruidoso, y un poco más raro…».

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