Joyride
-Texto de contraportada-
Si quisiéramos resumir Joyride en una frase, esta podría ser: «Ten cuidado con lo que haces, que el karma puede estar esperándote a la vuelta de la esquina».
Carole Gardner y su amante, Lee Edwards, consiguen llevar a cabo con éxito su plan de asesinar al abusivo y maltratador exmarido de ella; sin embargo, no saben que su acción ha tenido un espectador muy particular. Wayne Lock es un psicópata que todavía no ha asesinado a nadie, pero que solo necesita un pequeño empujón para animarse a ello. Carole y Lee, sin saberlo, le dan ese empujón. Wayne les ve cometer el asesinato y se convierten casi en sus héroes, («¡Se han atrevido a hacerlo!»); tras descubrir quienes son estas personas que han llevado a cabo algo que él ansía hacer, urde un plan: se llevará a Carole y a Lee consigo, para compartir juntos la emoción del asesinato. Al fin y al cabo, ellos pueden entenderle…
A la hora de crear su personaje psicópata, Ketchum se basó en dos psicópatas reales, Howard Unruh y Thomas Eugene Braun, y es capaz de introducirnos en la mente de Wayne Lock con profundidad y nitidez, dejando constancia de su gran habilidad a la hora de perfilar sus personajes.
La prosa de Ketchum es rápida, sucinta, incisiva, agarra al lector del cuello para llevarle consigo en su viaje, en este caso a través de New Hampshire dentro de un Volvo rojo junto con un psicópata que está descubriendo el placer que le supone matar.