Ahora solo queda la ciudad
-Texto de contraportada-
«Los relatos de Cristian Romero son potentes, evocadores, terriblemente macabros en ocasiones, muy bien escritos. Tienen un perfume de realismo mágico (un poco podrido, como una de esas frutas tropicales que al cabo de dos días en el frutero empiezan a oler fuerte y a ponerse blandas), pero no son realismo mágico. Son relatos fantásticos de la parte oscura, inquietantes, hiperbólicos, que buscan golpearnos en el punto más débil, sin desdeñar tampoco usar el asco o la revulsión si al autor le parece necesario. Cuando los leía, me venían a la mente nombres como Mariana Enríquez, Alfredo Álamo, Santiago Eximeno o Pilar Pedraza." - Elia Barceló