Portal Literatura Fantástica

Libros publicados en 2021

El círculo de las hijas perdidas

Valoración en breve:

 

Una obra tremendamente subjetiva y personal. Una historia narrada en forma de extraña alegoría de propósito y significado sujetos a libre interpretación: ¿Qué desea expresar la autora en esta realidad alternativa? ¿Posee acaso un propósito autobiográfico? En la novela, Draguer emplea un lenguaje rebuscado y eufónico, un tono de profunda amargura en el que se adivina una rica influencia del psicoanálisis de Freud, y una inequívoca vocación catártica, experimental.

 

Por todas estas razones no estamos ante un libro recomendable para las masas, sino solo para aquellos lectores que se dejen seducir por la originalidad de la propuesta y la riqueza de los detalles más que por los entresijos de la trama

El círculo de las hijas perdidas

-Argumento-


Un acongojado padre viudo, alto colaborador de una ignota institución académica, tiene por costumbre relatar un cuento a su hija enferma antes de que se vaya a dormir. Aunque es un hombre muy ocupado y siempre se encuentra cansado, todas las noches reserva algo de su valioso tiempo y algunas palabras amables sólo para ella. Hoy, además, es una fecha muy especial porque la niña cumple cinco años y ha llegado el momento de contarle una historia real, una que afecta a su propia familia.

 

Por otra parte, el Club de Padres con Hijas Perdidas se reúne una vez por semana en el último piso de una fábrica de paraguas abandonada en pleno centro de la ciudad, un encuentro informal cuyo objetivo es intentar mitigar el dolor mediante la terapia de grupo.

 

Ambas historias se entremezclan de manera inextricable para esbozar un futuro indeterminado en el que el lenguaje ha mutado, muchos conceptos e ideas han sido olvidados o perdido su esencia para transformarse en algo nuevo y las reglas que rigen la sociedad y la manera de entender el mundo han cambiado radicalmente.


 

 

 

-Valoración-


Lindsay Draguer es profesora de escritura creativa y autora de tres novelas muy elogiadas por la crítica: The Sorrow Proper (2015, premio John Gardner Fiction), The Archive of the Alternative Endings (2019) y la presente The Lost Daughters Collective (2017, premio Shirley Jackson 2017 y Lambda 2018). Una obra bastante extraña aunque francamente interesante, publicada en el mejor sello posible para la ocasión: la colección Pulpas de la muy estimable editorial Aristas Martínez. La bella ilustración de cubierta es obra de Nuria Riaza.

 

La historia pretende trasladar un sentimiento de abstracción y metáfora, empleando para ello un estilo cercano al cuento de hadas y evitando de manera consciente ciertas palabras y conceptos de uso común, al tiempo que emplea todo tipo de circunloquios a modo de eufemismo –como que el aniversario de la niña coincidía con la fecha en que su madre dejó el circuito de los vivos–, para recrear así mejor el mundo alternativo, ucrónico y altamente alegórico que se desarrolla. La novela adopta por ello una estructura muy particular, con capítulos de un solo párrafo, sangrados especiales y citas de obras de fantasía surrealista como Alicia en el País de las Maravillas o El Mago de Oz, que sitúan el plano de la acción. Los capítulos, muy breves, alternan la solitaria existencia de la niña enferma con las diferentes fábulas que se narran en el Club.

 

Así, por una parte, tenemos al anónimo académico del incognoscible Instituto de la Articulación de la Muñeca, que se esfuerza por ignorar el trauma del fallecimiento de su esposa, también académica, y seguir adelante con su vida junto a su hija. La niña no comprende su profesión –de ahí el hermetismo de las disciplinas–, ni su profunda dedicación, y tampoco nadie le ha explicado los pequeños cambios que experimenta su organismo al crecer y que comienza a expresar como terrores para los que inventa historias terribles. El padre afirma sentir un profundo amor por su pequeña, pero acude a visitarla a horas intempestivas –siempre la una de la madrugada– y la encuentra despierta, absorta en sus fantasías y juegos de sombras. Además, viven en un cuartucho de la institución que otrora fue un trastero repleto de libros y usan un baño comunal; desde luego, no es el mejor entorno para que una niña crezca sana y feliz.

 

Por otra parte, el Club de Padres con Hijas Perdidas reúne a hombres que han perdido a sus hijas por diferentes motivos: fallecimiento –a las que llaman Dorothies– o desaparición –Alices–. Cada miembro narra su propia experiencia como forma de alivio de su dolor, hombres que se han autoimpuesto reglas como la de preservar su anonimato o emplear ciertos términos para designar situaciones específicas, como hablar de «cuentos de salida» para referirse a la manera en que perdieron a sus hijas o «habitación con dos puertas» para designar la vida y la muerte.

 

Ambas líneas paralelas se transforman en una historia circular y recursiva, añadiendo aún más complejidad literaria al texto, pues una noche el académico relata a su hija cómo se fundó el citado Club y en éste los padres cuentan que narraban a sus hijas la historia de la niña enferma y el padre triste, para mostrar que padres e hijas deben mantenerse siempre unidos y no guardar secretos.

 

El mundo que dibuja la autora es un futuro extraño en el que «la evolución ha alcanzado su clímax»: las hijas nacen solas, las mujeres ya no menstrúan ni les crecen las uñas ni el pelo y las madres mueren, enloquecen o desaparecen muy pronto de sus vidas. Una sociedad en la que se han invertido los roles masculino y femenino, donde los hombres gobiernan el ámbito doméstico y en la que el papel (los libros) está prohibido porque podría ser demasiado peligroso –la gente no podría discernir entre realidad y artificio, se alega desde las altas instancias del poder–. Una época a la que se llegó tras las Guerras del Contacto, cuando se creía que el contacto físico entre personas bordeaba lo criminal debido a la posible transmisión de enfermedades y a la malinterpretación de las señales de afecto. Un complejo periodo histórico que trajo, entre otras consecuencias, que el relato oral posea ahora un fuerte carácter de advertencia y no meramente lúdico.

 

La novela se enriquece con numerosas notas (¡hasta medio centenar!) de la traductora Susana Arroyo, que ha realizado una labor excepcional ante este dificilísimo reto. Aunque a priori pudiera parecer que esta medida hurta al lector del placer de descubrir las cosas por sí mismo, ciertamente sin ellas la mayoría de nosotros no hubiera comprendido las numerosas referencias e implicaciones del texto. Es, por tanto, casi una edición anotada, que se complementa con homenajes a diversas autoras feministas, como las hermanas Brontë, Mary Shelley o Virginia Woolf –el capítulo dedicado a esta autora es mi favorito del libro–, entre otras.

 

El círculo de las hijas perdidas es una obra tremendamente subjetiva y personal. Una historia narrada en forma de extraña alegoría de propósito y significado sujetos a libre interpretación: ¿Qué desea expresar la autora en esta realidad alternativa? ¿Posee acaso un propósito autobiográfico? En la novela, Draguer emplea un lenguaje rebuscado y eufónico, un tono de profunda amargura –la infancia es, en esencia, un proceso de constantes decepciones– en el que se adivina una rica influencia del psicoanálisis de Freud, y una inequívoca vocación catártica, experimental.

 

Por todas estas razones no estamos ante un libro recomendable para las masas, sino solo para aquellos lectores que se dejen seducir por la originalidad de la propuesta y la riqueza de los detalles más que por los entresijos de la trama. No busquen aquí acción ni personajes carismáticos sino enfoques sutiles y de una enorme sensibilidad. Quedan advertidos, pues, de que el viaje merece la pena.


 

Volver a Literatura Fantástica

eXTReMe Tracker ¡CSS Válido! Valid HTML 4.01 Transitional Icono de conformidad con el Nivel Doble-A, de las Directrices de Accesibilidad para el Contenido Web 1.0 del W3C-WAI Acceso a la Web de la editorial