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Libros publicados en 2021

La parábola del sembrador

Valoración en breve:

 

La parábola del sembrador es una novela de la escritora afroamericana Octavia E. Butler publicada originalmente en 1993, que casi treinta años después vuelve a estar de plena vigencia tras la fuerte reivindicación de la autora y del movimiento afrofuturista.

 

Esta descarnada historia impresiona por su grado de cercanía, pues se limita a extrapolar, de una manera admonitoria pero verosímil, los males que aquejan a nuestro convulso presente: egoísmo social, violencia, racismo, miedo al diferente, calentamiento global, sobre-explotación de los recursos naturales, y un largo etcétera. La protagonista comienza su relato confesando su fragilidad, derivada de su dependencia familiar y extraña enfermedad, si bien culmina su diario en el momento de mayor empoderamiento, lo cual no deja de ser un singular final feliz para una distopía en toda regla

La parábola del sembrador

-Argumento-


En el año 2024, los Estados Unidos se desintegran como país debido a una enorme crisis económica, agrícola y social derivada de una pertinaz sequía provocada por el cambio climático.

 

En un pequeño vecindario amurallado cerca de Los Ángeles vive Lauren Olamina, una adolescente de origen yoruba, hija de un pastor evangélico y la mayor de cinco hermanos. Nuestra protagonista relata en su diario los avatares de su existencia, restringida al reducido microcosmos de once familias protegidas del exterior por una endeble barrera. Su madre murió al darle a luz; era drogadicta y le provocó un raro síndrome de hiper-empatía que le hace sentir en carne propia el dolor ajeno. Su padre se casó poco después con una mujer hispana, con quien Lauren comparte la tarea de educar a los más pequeños del enclave para que no necesiten acudir a la escuela.

 

Es una muchacha inteligente; terminó bachillerato y empezó a estudiar por su cuenta varias asignaturas académicas gracias a los libros que le facilita su padre, profesor universitario. También es despierta y curiosa, ha dejado de creer en el dios paterno y prefiere buscar respuestas por su cuenta: se pasa el tiempo leyendo y reflexionando sobre su vida, entorno, Dios, la sociedad actual, el futuro que la espera. Pero su conocimiento del mundo es limitado: gracias a una pequeña radio, escucha las noticias cada vez más preocupantes acerca de restricciones, disturbios, el fin de la carrera espacial… también acude en contadas ocasiones a oficios religiosos que se celebran en una iglesia próxima que cuenta con seguridad privada y algunos días, incluso, realiza prácticas de tiro en una colina cercana, en compañía de adultos fuertemente armados.

 

Lauren es consciente de que el actual statu quo en el que vive inmersa no durará siempre e intenta prepararse para lo peor: aprende todo lo que puede acerca de supervivencia, tiene siempre lista una mochila de emergencia con útiles básicos, dinero y comida, etc. El día en que su padre, de cuyos ingresos depende la estabilidad financiera de la familia, no regresa a casa, los acontecimientos se precipitan.


 

 

 

-Valoración-


La parábola del sembrador es una novela de la escritora afroamericana Octavia E. Butler publicada originalmente en 1993, que casi treinta años después vuelve a estar de plena vigencia tras la fuerte reivindicación de la autora y del movimiento afrofuturista. En su día, además, fue finalista del premio Nebula y Libro Destacado del Año del New York Times, por lo que la publicación de este clásico moderno en España era una auténtica asignatura pendiente.

 

Recordemos que Butler es también autora de la trilogía Xenogénesis, recientemente reeditada por el sello Nova, la novela Parentesco (2018, Capitán Swing) y el recopilatorio Hija de sangre y otros relatos (2020, Consonni), por lo que puede afirmarse que la mayor parte de su producción más relevante se encuentra felizmente disponible en castellano.

 

Editada en rústica con gran calidad por parte de la editorial Capitán Swing y en perfecta traducción de Silvia Moreno Parrado, la historia transcurre en una California del inmediato futuro dividida en tres clases sociales radicalmente disímiles: los ricos y poderosos, que controlan los recursos básicos como agua, electricidad y alimentos; una clase media cada vez más empobrecida, formada por profesionales esenciales que viven en vecindarios cercados por muros y con armas de fuego para su defensa, que se aferran a un orden que ya es pasado; y una ingente masa de desheredados sin trabajo ni hogar, mendigos, analfabetos, drogadictos.

 

En este mundo pre-apocalíptico el agua es un bien más preciado que la gasolina, los vehículos a motor son escasísimos y las autopistas se han convertido en las rutas más rápidas por las que se mueve una ingente multitud de pobres en busca de un futuro en las regiones más norteñas o costeras de Estados Unidos, menos golpeadas por la sequía. Los servicios públicos sólo atienden a quienes puedan pagarles, la policía roba impunemente a los incautos que se atreven a requerir su ayuda y enfermedades como el cólera se extienden por las ciudades debido a la falta de higiene. La violencia y el vandalismo son moneda común, proliferan los suicidios y, por si este panorama no fuera suficientemente desolador, circulan todo tipo de drogas sintéticas, en particular una llamada «piro» que provoca una pulsión irresistible por incendiar y destruir todo cuanto rodea.

 

Nuestra protagonista, Lauren Olamina, es hija de este periodo de recesión. No entiende el anhelo con el que los mayores añoran los viejos tiempos y prefiere adaptarse al presente para salir adelante. Con catorce años ya tiene novio y se acuesta con él, aunque toma precauciones para evitar el embarazo. Posee un fuerte carácter y dice las cosas como las siente, empleando para ello un lenguaje crudo, incluso soez cuando le place. Ciertamente, no es ninguna santa, ni alguien particularmente amable, aunque sí se muestra generosa con quienes simpatiza o comparte destino, y se mantiene al margen con el resto. Un punto de arrogancia y egoísmo surgido de la pura supervivencia.

 

En su pequeña comunidad multiétnica, cada familia cultiva su propio huerto para complementar la exigua alimentación y son los vecinos quienes patrullan las calles para evitar la intromisión de ladrones. En estos tiempos tan duros, todos colaboran para subsistir, evitando, eso sí, meter las narices en los problemas de los demás. No obstante, viven con un constante temor a cambios que alteren su inestable equilibrio, mientras observan un claro retorno a las viejas costumbres del patriarcado: familias extensas que viven apiñadas en un hogar regido por el cabeza de familia, bodas concertadas, poligamia, retorno a la servidumbre –trabajo a cambio de comida y alojamiento–; incluso algunas madres se ven obligadas a vender a sus propios hijos por no poder alimentarlos. Solo los pocos con acceso a la educación y la cultura prosperarán.

 

Lauren cada día es más consciente de que es preciso abandonar las normas e ideales del pasado y adaptarse a la nueva realidad. Siente que debe ayudar a construir un futuro esperanzador y ello implica abandonar su refugio y relacionarse con el exterior, por muy duro que esto sea. El día en que su comunidad es asaltada, no tiene más remedio que emprender el camino.

 

A lo largo de su periplo, tanto interior como exterior, va moldeando su propia filosofía vital. Reflexiones –ella asegura que no son suyas, sino que le han sido reveladas– que va incorporando a su libro Semilla terrestre, en donde desarrolla la idea de que el cambio forma parte de la vida y, por lo tanto, Dios es cambio; una línea de pensamiento muy mediatizada por la lectura de la Biblia y la influencia de su padre –lecturas que la autora afroamericana también compartió en su juventud–. Poco a poco, otros se unen al grupo hasta erigirla en líder de su pequeña comunidad: al fin, ha encontrado a su nueva familia.

 

Esta descarnada historia impresiona por su grado de cercanía, pues se limita a extrapolar, de una manera admonitoria pero verosímil, los males que aquejan a nuestro convulso presente: egoísmo social, violencia, racismo, miedo al diferente, calentamiento global, sobre-explotación de los recursos naturales, y un largo etcétera. La protagonista comienza su relato confesando su fragilidad, derivada de su dependencia familiar y extraña enfermedad, si bien culmina su diario en el momento de mayor empoderamiento, lo cual no deja de ser un singular final feliz para una distopía en toda regla.

 

El estilo de la novela es sencillo y directo, y resulta fácil congeniar con la protagonista. Butler dibuja con solidez un futuro descorazonador y el tono narrativo, en consecuencia, muestra una sociedad cada vez más deshumanizada, carente de valores y esperanza. Sin embargo, Lauren se esfuerza por mirar siempre hacia adelante con un optimismo realista.

 

Pese a lo anterior, no puede dejar de advertirse una peligrosa lectura en forma de egocéntrico mesianismo. No me cabe duda de que el propósito de la autora en este libro era ofrecer un mensaje de esperanza a través de una nueva ideología socio-religiosa, pero hoy día ésta se antoja absolutamente sectaria. Lauren desea revelar al mundo LA verdad –no “su” verdad; es decir, en ningún momento pretende confrontar sus ideas con las de sus semejantes, sino discutir única y exclusivamente su propio ideario– y aunque, por supuesto, cada individuo es libre para seguirla o no, hacerlo entraña evidentes ventajas dentro de su pequeña comunidad.

 

Por otra parte, el enfoque de los acontecimientos es claramente chauvinista e hipócrita. Por ejemplo, al personaje le repugna la idea de que especuladores extranjeros puedan adquirir parcelas de su país para explotarlas comercialmente en régimen de servidumbre. ¿Acaso sería mejor que lo hicieran corporaciones estadounidenses? ¿No sospecha que éstas podrían estar haciendo lo mismo en otros países, como lo han estado haciendo en el mundo real hasta la fecha siguiendo su habitual política intervencionista? ¿Por qué no dedica siquiera un párrafo a mostrar las consecuencias que para el resto del mundo tienen estos eventos globales, más allá de su repercusión en el American Way of Life? Creo que la autora, para ser ecuánime, debería haber sido mucho más objetiva y ambiciosa.

 

Y no olvidemos la apología del empleo de armas de fuego para defensa personal, que haría las delicias de la Asociación Nacional del Rifle.

 

Luces y sombras, en fin, para una novela controvertida y altamente recomendable, de una escritora hoy por hoy imprescindible.


 

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