Jauría de truhanes
-Texto de contraportada-
Isaac Rakal forma parte de un gremio de navegantes estelares conocido como naucleros, una suerte de contratistas militares, exploradores, contrabandistas y comerciantes acostumbrados a moverse más allá de cualquier ley.
En el cumplimiento de un encargo, Isaac ha de acudir a Fosaseca, un penal donde los presidiarios son el alimento del nido insectoide que está obligado a exterminar con la máxima discreción posible. Pero nada sale conforme a lo previsto: allí pierde a toda su tripulación y se ve obligado a empezar de cero.
De quema en quema y de lío en lío, acaba a bordo de la Paraíso, la nave del capitán nauclero, con lo mejor de cada casa: un dron de personalidad esquizoide, dos antiguas policías militares de muy malas pulgas, un médico adicto al juego con demasiado pasado, un enorme alien siempre hambriento, una camada de preadolescentes difíciles y algunos pasajeros que no necesariamente tendrían por qué llegar con vida a su destino, aunque fuera lo más rentable para todos. El periplo de estos desheredados se convierte en un ejercicio de supervivencia extrema sin más oportunidad de salvación que el ingenio del nauclero, un maestro en el difícil arte de engañar a todos el tiempo necesario para salir de un apuro y meterse en otro.