En un Reykjavík distópico se ha desarrollado una herramienta tecnológica llamada El test de empatía. Esta prueba se ofrece de manera gratuita a los ciudadanos para medir sus niveles de compasión y amoralidad, y sus resultados son publicados en el registro de la Asociación Psicológica Islandesa. Aquellos que lo superan obtienen La marca, convirtiéndose de forma certificada en personas aptas para vivir en comunidad. Pero la prueba también es útil para aquellos que no logran superarla, ya que detectan a tiempo casos preocupantes de conductas antisociales a los que intervenir con terapia y medicación efectiva. Cada vez son más los funcionarios y políticos que se someten al test para obtener La marca; corporaciones y comercios han pasado a considerar La marca un requisito indispensable para sus trabajadores. Incluso en algunas zonas residenciales se prohíbe la entrada a personas sin marcar. En dos meses el parlamento votará si La marca será obligatoria para que la población tenga acceso a los servicios públicos (salud, educación, voto electoral…), pese a que la opinión de los ciudadanos esté totalmente polarizada: aquellos que quieren una sociedad más justa y aquellos que quieren una sociedad más segura…

 

Fríða Ísberg compone una historia poliédrica y brillante, que fascina por sus temas y cautiva por el complejo retrato de sus cuatro protagonistas. Narrados desde el punto de vista de unos personajes que son espejo de las contradicciones del «desarrollo tecnológico», esta historia de no-tan-ciencia ficción ahonda en el debate filosófico sobre hasta qué punto la corrección política y la inclusión son sinónimo de empatía.

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