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Libros publicados en 2005

Danza de huesos

Danza de huesos

Comentario:

 

América se encuentra sumida en el caos. Cincuenta años atrás, experimentos en bioingeniería dieron como resultado Jinetes con la capacidad de “cabalgar” las mentes de otros humanos, modernos vampiros que fueron utilizados como arma en guerras y espionaje, lo que desembocó en el Desastre. Tras servir de involuntario anfitrión a dos de estos telépatas supervivientes, Gorrión (Sparrow, en la contraportada del libro), descubre que está implicado en una compleja trama de poder, por lo que decide encaminar sus pasos en la resolución del misterio que entraña su propia existencia. Sin embargo, en una sociedad implacable donde todo tiene un precio, revelar un secreto o buscar ayuda puede ser tomado por un síntoma de debilidad y, quizás, una sentencia de muerte.

 

Gorrión (que, pese al traductor, para mí será siempre Sparrow por su connotación más cercana al género negro) copa el protagonismo de esta historia, un modesto conseguidor de objetos del pasado, solitario y huraño, que vive rodeado de costoso equipo audiovisual. Posee una sorprendente cultura cinematográfica porque, como descubriremos, gracias a ella ha podido labrarse una educación que de otra manera hubiera carecido, y posee un don innato para reparar material electrónico, algo especialmente útil en una economía de subsistencia de un mundo en claro declive tecnológico. El resto de personajes, los propietarios del local de moda donde trabaja como pinchadiscos, la médium afro Sherrea, los Jinetes (el escrupuloso Mick, la vengativa Myra, el loco Tom) o el magnate local de la energía Albrecht y sus secuaces, ocupan un lugar muy secundario en la trama.

 

La novela en su primer tercio resulta francamente decepcionante, limitándose a un bosquejo del personaje principal y de un estereotipado mundo post-desastre, salpicado de escenas tópicas y detalles procedentes del cine negro clásico. Superado este lastre inicial, la idea de los Jinetes ofrece un atractivo impulso a la historia, insuficiente en mi opinión debido a una ejecución/exposición sumamente caótica. Después de un extremadamente largo interludio en cierta mansión de las afueras, asistimos a una nueva vuelta de tuerca argumental que añade una capa más de complejidad al universo creado, revelando hechos y personajes desde una óptica nueva y tomando la acción un diferente curso hasta el desenlace final.

 

Sin embargo, lo que convierte en notable esta novela es su largo epílogo final, en la que se produce la transformación de un personaje atormentado como Gorrión en un ser humano completo, la asunción de su condición abandonando para siempre el capullo en el que encontraba refugio a diario para encarar la vida como auténtica crisálida (metáfora nada gratuita, por cierto). Identidad, amistad, coraje, sacrificio, son valores que afloran en la catarsis final del personaje, y su anhelo de encontrar un lugar en el mundo representa la esperanza de futuro para una América que resurge de sus cenizas.

 

Al margen de la exótica presencia del vudú, tal vez el elemento más original de la novela sea su estilo narrativo. En apariencia burdo y caótico, hace gala de una fuerte carga expresiva y un original enfoque indirecto caracterizado por un irónico pesimismo, todo ello acorde con la personalidad del protagonista. Pero nadie mejor que la propia Emma Bull para describirlo quien, en un alarde de naturalidad metaliteraria, utiliza a sus personajes para ello: “mas que una narración es una cadena de imágenes sin sentido” o, referido al punto de vista del narrador, “un desapasionado y cínico observador que gobierna la cabeza”. Especial atención merecen a mi juicio los afilados diálogos, auténticas luchas de personalidades contrapuestas que denotan una negociación constante (y una latosa querencia por el melodrama). No obstante lo anterior, en el citado epílogo la autora torna hacia una escritura más convencional, lo que demuestra la voluntariedad de todo el proceso y su versatilidad de registros.

 

«Danza de huesos» fue finalista de los principales galardones del género: Hugo, Nebula, World Fantasy y Philip K. Dick. Con el tiempo ha adquirido una pátina de obra de culto que, sinceramente, no alcanzo a comprender, aunque no carezca de valores como un sorprendente enfoque de la identidad sexual (1) y una pintoresca hibridación de tarot, vudú y alta tecnología que añaden un nota de color y convierten la narración en algo más cercano a la fantasía oscura que a la ciencia ficción.

 

(1) Buena parte de la novela bascula alrededor de la incógnita que supone el sexo del protagonista; el traductor la resuelve de forma salomónica: unas veces le asigna el género masculino y otras el femenino.

 

Valoración: Interesante

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