Latorre concibe su libro como una narración de terror para jóvenes que buscan dejar atrás los libros orientados para su edad y adentrarse en el camino de la literatura adulta. Por ello, podemos encontrar mayor “libertad de movimientos” que en una novela juvenil al uso, un tratamiento del terror bastante explícito y una estructura narrativa más compleja de lo habitual
La profecía del abad negro
La colección Serie Roja de la prestigiosa editorial Alfaguara es una de las más longevas de cuantas se consagran a la literatura juvenil en nuestro país. En ella tienen cabida todos los géneros, y han publicado escritores tan conocidos para el aficionado a la literatura fantástica y de ciencia ficción como José María Merino, César Mallorquí, Roald Dahl, Carlo Frabetti, Joan Manel Gisbert, Juan Madrid, Andreu Martín, Suso de Toro, César Vidal o Jordi Sierra i Fabra. El autor de la presente obra, José María Latorre, ha publicado varios ensayos sobre cine negro y fantástico, y cuenta en su haber con varias novelas de terror de la que tal vez la más famosa sea «El palacio de la noche eterna. Latorre concibe su libro como una narración de terror para jóvenes que buscan dejar atrás los libros orientados para su edad y adentrarse en el camino de la literatura adulta. Por ello, podemos encontrar mayor “libertad de movimientos” que en una novela juvenil al uso, un tratamiento del terror bastante explícito y una estructura narrativa (descripciones ominosas, frases que ocupan un párrafo completo, personajes ambivalentes) más compleja de lo habitual; sin olvidar la edición en rústica sin solapa, que mantiene no obstante un tipo de letra grande para facilitar la transición.
«La profecía del abad negro» es un libro de ambientación anglosajona, en el que Latorre emplea con corrección las convenciones del horror sobrenatural. Tras un par de capítulos de presentación -bastante convencionales y aburridos-, comienza a vertebrarse la historia y, sobre todo, el adecuado clima de angustia y terror: la londinense Ada Boyle, profesora de literatura y autora de un libro sobre antiguas leyendas celtas, acepta una oferta de trabajo en un colegio de una apartada localidad del interior de Inglaterra. A su llegada, una atmósfera sombría y decadente impregna el pueblo, en especial el Hampton Collage, un viejo caserón victoriano de aspecto siniestro. Poco a poco, va familiarizándose con el lugar y conociendo a sus recelosos moradores: un viejo loco que la conmina a marcharse, el reservado conserje que la acompaña a su nueva residencia, sus compañeros de trabajo, la arisca directora, y los Fenton: dos jóvenes estudiantes de costumbres peculiares. La noche siguiente a su llegada, Ada decide inspeccionar los alrededores y, en especial, los restos de una antigua abadía en ruinas en la que, se cuenta, siglo y medio atrás un abad oficiaba ceremonias e invocaciones satánicas con las que pretendía alcanzar la inmortalidad.
Escenas sórdidas (la llegada a una lúgubre estación de tren bajo la lluvia torrencial, una travesía nocturna entre antiguos edificios desdibujados por la bruma, un paseo por un cementerio abandonado a la luz de la luna, el descubrimiento de la abadía en ruinas), detalles que denotan inquietud (el estruendo de la lluvia martilleando el tejado, ventanas que se abren al fragor de la tormenta, un armario que chirría en la noche, un rostro difuso asomado a la ventana), la soledad y el silencio de los parajes desolados, un viejo grimorio sobre demonolatría y ocultismo, una profecía aterradora, fuerzas malignas que permanecen ocultas... recursos cotidianos y sobrenaturales que contribuyen a crear, por acumulación, una atmósfera de desasosiego proclive al terror, donde la climatología y el paisaje ocupan un papel esencial.
Tras la citada anodina presentación, la escritura de Latorre gana en emoción y solidez, lo que se traduce en un aumento de interés para el lector. El estilo es sencillo y funcional (1), con abundante diálogo, pero que logra recrear una ambientación gótica cuando menos solvente. La historia se torna trepidante e imprevisible, repleta de misterios y pasajes presididos por una tensión creciente hasta la escalofriante conclusión, donde al fin se explicita todo el horror esbozado hasta el momento. Con sus carencias, un libro que supone una buena oportunidad para que los jóvenes adultos se inicien en el terreno de sus mayores.