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Libros publicados en 2009

El adepto de la reina

En estos tiempos de extrema corrección política es de agradecer un libro de argumento tan desvergonzado y a contracorriente como éste; una novela, por otra parte, cuya principal pretensión es divertir y agradar al lector, sin descuidar por supuesto su aspecto formal. El personaje del adepto empírico Yáxtor Brandan al servicio de Su Majestad la reina de Alboné es, sin duda, el principal atractivo de la novela, con permiso de la adictiva trama aventurera y el rico universo de ficción en el que se desarrolla la acción, repleto de sorprendentes anacronismos y deliciosas contradicciones. Un completo pasa-páginas que derrocha una fantasía muy particular

El adepto de la reina

«El adepto de la reina» es un libro publicado según el novedoso sistema de impresión bajo demanda, a través de un sello –Sportula- creado ex profeso por el propio autor y usando los servicios de edición de la librería on-line «Amazon.com». No se trata de una autoedición en sentido estricto, por cuanto Rodolfo Martínez adopta los roles de editor, distribuidor y librero –y las tareas que ello conllevan: selección, composición, revisión de estilo, asunción de riesgo editorial, promoción...-, reduciendo de facto los costes de producción pero ofreciendo como resultado un artículo que dista mucho de la habitual tosquedad de otros medios (Bubok): una edición cuidada con un acabado prácticamente profesional, una impresionante ilustración de cubierta obra de Alejandro Terán y un precio de venta inmejorable; sólo se echa en falta la presencia de solapas y un mayor gramaje de la portada, detalles que desgraciadamente pueden encarecer notablemente el producto final. Además, y sin que sirva de precedente en una novela del escritor asturiano, se incluye un mapa de la geografía del mundo de ficción donde se desarrolla la trama, Érvinder, aunque desgraciadamente no cubre el 100% del territorio y puede resultar frustrante para el lector no poder ubicar en el mismo determinados lugares.

 

Sportula nació con la pretensión de mantener en catálogo permanente la obra literaria de Rodolfo Martínez. Títulos publicados de forma dispersa desde los años noventa -y muy queridos por los aficionados, como lo atestiguan la multitud de premios recibidos, en especial las narraciones que conforman el ciclo de Drímar- que por diversas razones no encontraban acomodo en las editoriales actuales, agrupados ahora en volúmenes temáticos siguiendo un orden cronológico. Aunque, para dar a conocer un nuevo sello editorial, ¿qué mejor que comenzar con una novela inédita? Y ese primer título de estreno es precisamente «El adepto de la reina».

 

En la novela, dos bloques antagónicos se disputan la supremacía de Érvinder: una confederación occidental de estados libres -los Pueblos del Pacto, liderados por el aún poderoso reino de Alboné- y una alianza de naciones encabezada por la ambiciosa e imperialista Khynai, un país tan antiguo como desconocido en el que rige una teocracia aislacionista -el Martillo de Dios-. Este enfrentamiento ha sumido al mundo en un constante estado de guerra fría que dura ya veinte años, un campo de batalla abonado para las agencias de información y sus espías infiltrados, especializados en acciones de sabotaje y labores de desinformación. En esta tesitura, un hombre se autoinmola en la capital de Alboné, un fanático perteneciente a una organización desconocida y portador de un mensaje alarmante: su organización ha robado un racimo de bombas de Malas Noticias -una especie de pulso electromagnético que aniquila la acción de los denominados “mensajeros”, lo que conlleva la paralización de la civilización durante un periodo indeterminado- y está dispuesta a utilizarlas. No exige nada a cambio y el tiempo corre en contra de los intereses de todas las potencias en conflicto.

 

El capitán Yáxtor Brandan es el mejor adepto de Su Majestad, la reina de Alboné. O, lo que es lo mismo, el mejor asesino, saboteador y desinformador de todo el cuerpo de adeptos empíricos; un hombre implacable, amoral y carente de cualquier escrúpulo a quien se le encomienda la tarea de desarticular la amenaza terrorista y arrojar luz sobre el misterioso complot. Brandan se embarca entonces en una aventura que le conduce a recorrer buena parte de Érvinder, en una búsqueda que pronto adquiere un cariz personal por cuanto comienza a recordar parte de su neblinoso pasado y relacionarlo con los motivos de su admisión en el cuerpo. Un secreto que sospecha puede estar relacionado con el Adepto Empírico Supremo y la mismísima reina; incluso con la trama oculta que rige los destinos del mundo.

 

 

 

En estos tiempos de extrema corrección política es de agradecer un libro de argumento tan desvergonzado y a contracorriente como «El adepto de la reina»; una novela, por otra parte, cuya principal pretensión es divertir y agradar al lector, sin descuidar por supuesto su aspecto formal. No vamos a descubrir ahora las excelentes dotes como narrador de Rodolfo Martínez, su gusto por contar historias repletas de aventura y emoción, su predilección por la hibridación de géneros: fantasía, ciencia ficción, terror, fantasía oscura, thriller, género negro, el pastiche Holmesiano… temáticas en las que, si bien no suele innovar en demasía, sí muestra su respeto, cariño y rigor, conocedor de sus reglas internas, puntos fuertes y debilidades. Ahora le toca el turno al folletín, en este caso de detectives y espías al más puro estilo James Bond o Simon Templar, aunque con mayores dosis de crudeza, tonos de gris y, en definitiva, realismo.

 

El personaje de Yáxtor Brandan es, sin duda, el principal atractivo de la novela (con permiso de la presentación del nuevo mundo de ficción y la adictiva trama aventurera). Un don Juan frío, altivo, socarrón e independiente, un agente indisciplinado pero de gran valía al que sus jefes perdonan las insolencias a cambio de los grandes servicios que presta al reino. Posee un gran atractivo personal y un desarrollado sentido del humor, nunca baja la guardia y aunque con frecuencia se rodea de bellas mujeres, no duda en utilizarlas y abandonarlas una vez logrado su propósito. Sin duda, el agente ideal para las misiones más arriesgadas, pero existen ciertos hechos en su pasado que se resisten a aflorar a su mente consciente y, tal vez, pueden alterar su lealtad.

 

Y si Yáxtor es James Bond, Qérlex Targerian es Q, el Maestro de Artífices creador de todo el equipamiento y artefactos tecnológicos que todo buen adepto precisa para sus misiones. Pero un Q mucho más siniestro que oculta secretos relacionados con la manipulación de Yáxtor por orden del Adepto Supremo Orston Velhas. Y junto a estos protagonistas, toda una galería de malvados empezando por el perverso Tsun Zune (1), un Espectro que, al servicio de sus esquivos jefes Número Uno y Número Dos, busca la eliminación de la mentira del mundo; un refinado torturador que en modo alguno puede calificarse como loco y que posee un gran potencial como personaje. Además de la adolescente y sensual Valquinia, la exuberante mercenaria Yoranna o la propia reina de Alboné -quien goza de reencarnaciones periódicas como manera de perpetuarse en el poder-, personajes todos dotados de una personalidad definida y un gran atractivo, con los que el lector puede fácilmente empatizar.

 

Como se indica en la información de contraportada, el mundo de Érvinder recuerda en algunos aspectos a la Edad Media, en otros al Renacimiento o el siglo XIX, y en otros a la más rabiosa actualidad (2). Un universo rico y repleto de sorprendentes anacronismos y deliciosas contradicciones: nuevas potencias surgidas tras la Guerra del Martillo que rivalizan en poder con antiguas civilizaciones milenarias, sociedades esclavistas de muy diferente signo político, buques de guerra de madera destruidos por cargas explosivas de alto poder destructor, aerobajeles, duelos a espada, pistolas que se activan mediante palabras de poder, videoconferencia a través de espejos, portales teletransportadores, submarinos decimonónicos que nada tienen que envidiar al Nautilus del capitán Nemo… una mixtura de restos de alta tecnología y sociedad atrasada tecnológicamente que hace las delicias de la mejor imaginería steampunk.

 

Este sugerente mundo se sustenta sobre dos pilares fundamentales: los citados mensajeros –nanomáquinas insertas en los fluidos corporales de todos los habitantes de Érvinder, que protegen al portador y cuentan con muy diversas utilidades prácticas, entre las que se cuenta su capacidad para transformarse en casi cualquier cosa- y los carneútiles –gólems semi-inteligentes pero carentes de voluntad, considerados herramientas y obligados a servir como esclavos-. Dos recursos casi mágicos cuyos principios no se comprenden pero son utilizados en sobreabundancia, con frecuencia en sustitución de los (más costosos) avances científicos de la época (3).

 

A modo de resumen, «El adepto de la reina» es una novela de indudable interés y originalidad aunque de acción bastante lineal y sin mayores pretensiones de trascendencia, que cuenta con una trama emocionante, una elaborada estructura de escenas, ágiles diálogos, un lenguaje preciso y un ritmo endiablado. Una historia de intriga y espionaje aderezada con abundantes situaciones climáticas y sexo explícito pero, sobre todo, dotada de una aplastante lógica interna (una vez establecido el pacto de ficción, nada queda al azar y los personajes exploran todas las posibilidades que ofrece la trama de forma harto realista). El resultado es un completo pasa-páginas que derrocha una fantasía muy particular.

 

Una aventura completa que, no obstante, permite continuaciones en las que descubrir nuevos detalles acerca de la misteriosa sociedad secreta que amenaza con desestabilizar el mundo, explorar nuevos territorios de Érvinder o profundizar en el pasado de Brandan y su padre, un agente encubierto que murió en extrañas circunstancias. Tal vez sobre algo de esto trate la siguiente entrega de la serie, cuya aparición se estima para la próxima primavera, y que lleva por título «El jardín de la memoria».

 

 

(1) Personaje sospecho que inspirado en el gran hechicero del relato de Robert E. Howard “Los espejos de Tuzun Thune”, quien hizo dudar de la realidad al guerrero Kull de Atlantis; y es que Rodolfo Martínez es todo un maestro en el arte del homenaje.

(2) No sólo en cuanto a conflictos geopolíticos e idiosincrasia de los personajes sino también en detalles relativos a accidentes geográficos y equiparación con países actuales (Alboné es, evidentemente, Gran Bretaña; Khynai representa el “peligro amarillo” sumado a la radicalidad del mundo musulmán; el archipiélago de Honoi es Japón, etc.) Como ecos de un remoto pasado.

(3) Y por eso adquiere sentido un ataque como el planteado inicialmente por los Espectros.

 

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