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Libros publicados en 2009

Protector

Larry Niven emplea su habitual estilo, funcional y al servicio de la trama, como vehículo para exponer sus ideas de avanzada. No esperen, por tanto, exquisiteces literarias aunque a buen seguro el texto satisfará las exigencias de los seguidores de la ciencia ficción más tecnológica. Un buen ejemplo de la rama más “dura” del género: interesante, arriesgada, exigente y convincente, aunque no innovadora ni accesible para un lector general. Un buen material para el aficionado, sobre todo al iniciado en física

Protector

Larry Niven es un escritor tan prolífico como popular entre los aficionados a la ciencia ficción, una reputación que le ha reportado los más importantes galardones del género a nivel mundial, si bien es cierto que lleva bastantes años sin conquistar ningún premio de relevancia en el apartado de novela. Sus escritos se caracterizan por una rigurosa consistencia científico-tecnológica y, de hecho, en su reseña biográfica puede leerse que “usa la literatura como un banco de pruebas científicas”. «Protector» es una obra que data de 1973, y debemos advertir que, aunque en portada se anuncia como “la pieza clave para acceder al increíble «Mundo Anillo»”, el libro pertenece en realidad a su otra gran serie, la del Espacio Conocido. Una novela editada de forma satisfactoria por La Factoría de Ideas dentro de su colección Solaris Ficción, responsable de publicar buena parte de la ciencia ficción “dura” que se publica en España de escritores anglosajones: estadounidenses, ingleses y canadienses, principalmente.

 

Siglo XXV. El sistema solar ha sido colonizado en su mayor parte; los planetas interiores son colonias de las Naciones Unidas mientras que el cinturón de asteroides, habitado por humanos adaptados a los rigores del espacio, mantiene un estatus de independencia de facto. En las estrellas próximas florece un pequeño grupo de asentamientos, demasiado alejados entre sí como para representar un serio riesgo para la hegemonía política de la Tierra. En esas circunstancias, una enorme nave irrumpe en el espacio humano; es una estatocolectora o hiperreactor Bussard, conducida por un alienígena que ha pasado la mayor parte de sus 32.000 años de vida en estado de letargo, viajando de estrella en estrella en busca del rastro de una expedición enviada dos millones y medio de años atrás. Phssthpok, el solitario protector de la raza de los Pak, es consciente de que su milenaria búsqueda ha llegado a término y en breve se transformará en una eficiente máquina de matar para proteger a su línea genética.

 

En el cinturón de asteroides, Jack Brennan es un minero independiente que trabaja en los confines exteriores, un típico cinturonio producto de una sociedad liberal y algo anárquica. Es el primero en rastrear la nave Pak y el primer humano en establecer contacto con una inteligencia extraterrestre, y ese hecho lo va a alterar física y mentalmente para siempre.

 

Por último, Nick Sohl es el primer portavoz del Cinturón de Asteroides, el equivalente al primer ministro de los cinturonios. La primera acción de la nave alienígena ha resultado ser hostil y ahora se dirige hacia las inmediaciones de la Tierra, por lo que es preciso averiguar rápidamente sus intenciones. Sohl solicita la ayuda de Lucas Garner, un anciano ex policía de las Naciones Unidas que en tiempos sirvió como mediador de los cinturonios. Juntos intentarán neutralizar la amenaza que supone la nave pak, sin sospechar que un peligro aún mayor se cierne sobre todo el espacio humano.

 

Larry Niven emplea su habitual estilo, funcional y al servicio de la trama, como vehículo para exponer sus ideas de avanzada. No esperen, por tanto, exquisiteces literarias aunque a buen seguro el texto satisfará las exigencias de los seguidores de la ciencia ficción más tecnológica. Un estilo acaso algo frío e impreciso «(1)», aunque válido para desarrollar toda suerte de acontecimientos que atrapan la atención del aficionado, valiéndose para ello de herramientas como el diálogo y la narración de los avatares al que se ven sometidos los distintos personajes.

 

En la novela encontramos además no pocos puntos de interés, como la política y, en concreto, las disputas de índole soberanista entre el gobierno mundial de las Naciones Unidas, el Cinturón y las colonias interestelares. O la extensa introspección en la psicología alienígena y el sorprendentemente coherente proceso de elevación del ser humano al estado “superior” de protector.

 

Una vez más, Niven emplea la misma fórmula de éxito que en sus obras más célebres, «Mundo Anillo», «La paja en el ojo de dios» y algunas otras: la presencia de un artefacto alienígena colmado de desconocidos y caprichosos dispositivos plantea un enigma que es necesario dilucidar, aunque sus implicaciones nunca lleguen a comprenderse del todo. Un argumento de indudable interés y con abundante espacio para la especulación inteligente y el debate de carácter científico, aunque en esta ocasión con una menor presencia del acostumbrado sentido de la maravilla.

 

Como he indicado antes, la novela data de 1973 y algunos detalles científicos han quedado indefectiblemente obsoletos. Así, por ejemplo, el décimo planeta del sistema solar, cuya existencia fue objeto de especulación hasta su descubrimiento real en 2005, no se llama Perséfone sino Eris (en realidad, un planeta enano según la nueva clasificación astronómica), su masa no es similar a la de Saturno sino que es poco mayor que la de Plutón y tampoco es un gigante gaseoso sino un pequeño cuerpo rocoso. Por otra parte, algunos aspectos del argumento pueden resultar incongruentes y afectar a su credibilidad, como que la pareja formada por Sohl y Garner encuentren a Brennan paseando tranquilamente por la superficie marciana apenas dos horas después de haber emprendido su búsqueda, que la biblioteca pak acumule sin la menor disputa todo el conocimiento científico de su raza cuando según su mentalidad el menor descubrimiento puede implicar la supremacía de una línea genética sobre las de sus rivales, o la peculiar forma de aniquilar marcianos por el expeditivo método de arrojarles agua y que estallen en llamas (marcianos, al parecer, autóctonos y causantes de la fallida colonización humana del planeta rojo).

 

Curiosidades aparte, «Protector» es un buen ejemplo de la rama más “dura” de la ciencia ficción: interesante, arriesgada, exigente y convincente, aunque no innovadora ni accesible para un lector general. Un buen material para el aficionado al género, sobre todo el iniciado en física avanzada.

 

 

(1) En la novela aparecen de forma reiterada descripciones de artilugios que no se entienden porque, sencillamente, el autor no se digna a explicarlos suficientemente. Otras veces, las aclaraciones pretendidamente didácticas escapan a la comprensión del lector, que no sabe a ciencia cierta si son algún tipo de tecnojerga o sencillamente carece de la base científica necesaria.

 

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