«Accelerando» es una novela que abarca tres generaciones de una familia disfuncional antes, durante y después de la aparición de la singularidad tecnológica, definida en el libro como el punto de fuga a partir del cual la tecnología da lugar a un nuevo paradigma para la vida humana, más allá incluso del transhumanismo: la creación de auténticas Inteligencias Artificiales autoconscientes que dejarán por siempre obsoleto al ser humano. Es, ciertamente, una novela compleja y exigente, que gustará especialmente a tecnófilos, geeks y a todos aquellos que gusten de una experiencia radical de futuro
Accelerando
Charles Stross es un escritor inglés conocido en España por sus obras de Space Opera dura, principalmente la serie del Escatón formada por las novelas «Cielo de singularidad» (2003) y «Amanecer de hierro» (2004). Sin embargo, ha escrito otras sagas de género inéditas en nuestro país, como Merchant Princes (en la que algunos humanos poseen la habilidad de viajar a través de diferentes Tierras paralelas), Halting State (novelas negras ambientadas en un futuro próximo), Saturn’s Children (sobre una sociedad androide surgida tras la extinción de la humanidad), y un buen puñado de novelas sueltas, como la presente «Acelerando» (2005), «La casa de cristal» (2006, premio Prometheus y Kurd Lasswitz) y «The Rapture of the Nerds» (2012, en colaboración con Cory Doctorow). Además, Stross no tiene reparos en cultivar la fantasía y el horror sobrenatural de influencia Lovecraftiana en su serie The Laundry Files, en la que un agente al servicio del gobierno británico se enfrenta a diversas amenazas procedentes de otras dimensiones.
El británico es, además, un prolífico autor de ficción breve, cuya producción aparece recopilada mayoritariamente en las colecciones «Toast: And Other Rusted Futures» (2002) y «Wireless: The Essential Charles Stross» (2009). Ha obtenido multitud de premios y reconocimientos, entre los que destacan el premio Hugo de novela corta por “The Concrete Jungle” (2005) y “Palimpsest” (2010), además de otros galardones menores como el Sidewise y el Skylark. En castellano ha publicado con la editorial AJEC la antología «Brecha nuclear» (2012), que incluye la novela corta “Brecha de misiles” (“Missile Gap”, 2007, premio Locus 2007), y los relatos “Una guerra más fría” (“A Colder War”, 2000, perteneciente a la serie Mitos de Cthulhu) y “En la casa de los locos” (“Down on the Farm”, 2008, perteneciente a la serie The Atrocity Archives).
«Accelerando» es una novela que abarca tres generaciones de una familia disfuncional antes, durante y después de la aparición de la singularidad tecnológica, definida en el libro como el punto de fuga a partir del cual la tecnología da lugar a un nuevo paradigma para la vida humana, más allá incluso del transhumanismo: la creación de auténticas Inteligencias Artificiales autoconscientes que dejarán por siempre obsoleto al ser humano.
La novela es un “fix-up” que agrupa nueve historias cortas de trama consecutiva, publicadas originalmente en la revista Asimov's Science Fiction entre 2001 y 2004. Nueve relatos englobados en tres partes: Despegue lento (“Langostas” (1), “Trobador” (2), “Turista” (3)) que sigue al personaje de Manfred Macx a inicios del siglo XXI, Punto de inflexión (“Halo” (4), “Router” (5), “Anochecer” (6)) protagonizada por su hija Amber en su particular periplo estelar, y Singularidad (“Comisario” (7), “Elector” (8), “Superviviente” (9)) centrada en el hijo de ésta, Sirhan.
Manfred Macx es lo que se conoce como un “emprendedor altruista”, alguien capaz de analizar en tiempo real el ingente caudal de información que genera la sociedad del futuro próximo, inferir ideas revolucionarias, y proponer nuevos modelos de negocio que no duda en regalar a quien sea capaz de llevarlos a cabo por el mero placer de poner en jaque a la economia mundial. En los círculos geeks de la propiedad intelectual, Manfred es toda una leyenda; un gurú extravagante que vive ajeno a la tiranía del dinero, cuyo blog es seguido por millones de personas en todo el mundo y que considera que la mayoría de la gente sigue anclada en un modelo presingularidad (10) basado en la escasez y el corto plazo cuando en la Economía 2.0 “solo sobreviven los que dan”.
Es un tipo incapaz de dar un solo paso sin sus implantes y gafas con conexión de banda ancha a multitud de canales de noticias, cuyo éxito se basa en la rapidez y la sorpresa, y que acostumbra a presentarse en cualquier parte del mundo donde surge una nueva oportunidad para establecer los contactos y licenciar las patentes que sean necesarias. Lleva siempre la delantera, y puede ver claramente que se aproxima la singularidad... Ahora se encuentra en Ámsterdam, a la espera de recibir una invitación para acudir a una fiesta donde espera conocer a alguien importante, y de paso poner el máximo espacio de por medio entre él y su mujer Pam, una dominatrix que trabaja para el gobierno de los maltrechos Estados Unidos y que gusta hacerle la vida imposible.
Este es el prometedor comienzo de “Langostas” (imposible resumir la trama posterior en unas pocas líneas) y el inicio de un exhaustivo catálogo de avances científicos que sume al lector en lo más parecido al “shock del futuro” que definiera en la década de los ochenta el pensador Alvin Toffler; un mundo en el que el ser humano debe coexistir con todo tipo de dispositivos físicos como PDAs, gafas de datos, elementos de domótica, realidad aumentada, ropa inteligente, implantes, un entorno distribuido de datos, conectividad total, copias de la personalidad (inmortalidad de facto), mentes colectivas, viajes espaciales a velocidades relativistas, hábitats nenúfar en otros mundos, señales extraterrestres y un interminable etcétera, todo ello en el marco de una economía global y la oportunidad de establecer un primer contacto con seres alienígenas.
Los personajes de la novela son visionarios que se postulan claramente a favor de un futuro optimista para la humanidad. Manfred es, probablemente, el personaje central del libro (al menos, a priori, porque solo al final descubrimos quien maneja realmente los hilos), un idealista empedernido pero un desastre con las mujeres, quienes lo manipulan a su voluntad: primero su mujer Pam, luego su novia Annette y, finalmente, su hija Amber. Quizá por ello la mayor parte del tiempo vive solo, con la única compañía de su gato AINeko, una mascota robot que es también una inteligencia artificial con forma de gato, sarcástica y malhablada. Manfred e hija son buenos resolviendo paradojas legales y, de hecho, buena parte de los relatos se resuelven “in extremis” mediante ideas creativas, en continuos Deus ex Machina que se vengan de los intentos de chantaje y manipulación de que son objeto.
La idea radical propuesta por Manfred Macx al principio del libro consiste en desmantelar y transformar en computronio (materia programable) toda la masa no inteligente del sistema solar, en especial los pequeños cuerpos rocosos (Luna, Mercurio, Marte, Venus, cinturón de asteroides) y construir esferas Dyson concéntricas donde cada capa se alimente del calor residual de la siguiente, a las que denomina universos matrioskas (“El producto final de la singularidad tecnológica son los cerebros matrioska”); de esta manera se podría aumentar exponencialmente la capacidad de procesamiento local (11). En cada cuento Stross establece un nuevo hito evolutivo, e incluye notas acerca del grado de avance del proyecto, así como de otros relacionados, en lo que podríamos considerar la cronología de la singularidad.
Llegado a ese punto, en el espacio del sol coexisten humanos (en diverso grado de digitalización: instancia principal, copias digitales y fantasmas, que son copias temporales para realizar tareas concretas), humanos aumentados, posthumanos e Inteligencias Artificiales, a las que despectivamente se denomina “Vil Descendencia” y que trascendieron definitivamente el universo físico.
No cabe duda de que para escribir esta novela Stross ha necesitado documentarse exhaustivamente en materias tan diversas como política internacional, economía, informática, filosofía, estadística, medicina, biología, genética, lógica, matemáticas, astronomía, y un largo etcétera. Un conocimiento pluridisciplinar de un nivel muy avanzado (estado del arte) aunque generalmente escasa profundización, salvo en el caso de la complejidad filosófica, jurídica, religiosa y moral que conlleva fenómeno del posthumanismo; una mezcolanza abigarrada de ideas que enuncia en un lenguaje radical, repleto de metáforas recargadas y un tono, quizá, demasiado distante y frío que sólo unas gotitas de humor corrosivo consiguen humanizar y desviar lo justo de la impresión de “tecnojerga” (“casi suena como si tuviera sentido”, comenta uno de los personajes).
Stross es, además, un genial creador de neologismos (carnespacio o espacio de los seres vivos, por oposición a entidades virtuales; borganismo o mente grupal, sensorio…) que sirven de referencia a los nuevos y sugerentes conceptos abstractos que maneja para describir la nueva realidad: personalidad extendida, sociedad de la mente, mercados de confianza personal que cotizan en bolsa, copias que se ejecutan en un espacio simulado, ejecución multitarea de otras instancias del mismo “yo”, reconocimiento de derechos civiles a entidades virtuales, computronio, cerebros matrioska, universos de bolsillo, redes alienígenas, etc.
Esta densidad abrumadora de ideas e información, que el autor arroja de manera inmisericorde y a velocidad de vértigo sobre el desprevenido cerebro del lector, obliga a una inmersión total tan agotadora como fascinante, que fagocita cualquier otro recurso del libro: personajes, trama y hasta el propio desenlace (¡en convencional “happy end” familiar!), relegando todo ello a un más que discreto segundo plano. Es, ciertamente, una novela compleja y exigente, que gustará especialmente a tecnófilos, geeks y a todos aquellos que gusten de una experiencia radical de futuro. A mi juicio, los tres primeros cuentos asientan unas bases más sólidas en cuanto a plausibilidad científica (y Manfred Macx resulta, además, más atractivo como personaje), mientras que el resto parecen discurrir por un País de las Maravillas Tecnológicas que se antoja pura fantasía surrealista desbocada.
«Accelerando» es, en efecto, la gran novela sobre la singularidad tecnológica. Un chute de “shock del futuro” directo al córtex cerebral, una narrativa original y filotecnológica que a nadie dejará indiferente. Un libro tan fascinante como árido (insólita combinación), repleto como pocos de ideas estimulantes y sentido de la maravilla, y cuya traducción a cargo de Carlos Pavón merece ser valorada con un sobresaliente debido a su extrema dificultad.
(2) “Troubador” (2001). Nominado en 2002 en categoría Relato al premio Locus (puesto: 31).