Esta novela narra el día a día de una ecoaldea construida por un colectivo antisistema reunido en torno a un líder profético, Destral, un personaje solitario que anticipó el colapso mundial a consecuencia del agotamiento del petróleo, del que la actual crisis económica es solo un reflejo temprano. Una obra de anticipación que también funciona como historia de terror, relato catastrofista o de prospectiva negativa
Un texto que destila crudeza por todos sus poros, pero contenida en las formas, acaso para dejar más clara la visión "cenital" del conjunto, el desolador cuadro de una humanidad condenada por repetir sus errores y sin espacio para la esperanza. Un libro radical capaz de suscitar pasiones encontradas
Cenital
La trayectoria literaria de Emilio Bueso se caracteriza por su íntima ligazón con la narrativa de terror. Del realismo sucio de sus inicios pasó pronto al terror realista de su primera novela, «Noche cerrada» (Verbigracia, 2007), y a escribir cuentos y novelas fantásticas que incursionaban en el lado oscuro del alma humana. «Diástole» (Salto de Página, 2011) supuso su consagración como enfant terrible de la actual literatura fantástica española, de una manera de entender y practicar el género radical e iconoclasta, dotada de una voz singular, certera, afilada y sumamente cruda; un cruce de caminos entre Chuck Palahniuk, Cormac McCarthy y nuestra propia idiosincrasia mediterránea de perdedores natos.
«Cenital» es su primera obra de anticipación, un relato que también funciona como historia de terror, relato catastrofista o de prospectiva negativa; un descarnado ejercicio de estilo donde los personajes quedan supeditados a un acontecimiento global que les supera completamente y donde solo cabe adaptarse o morir.
La novela narra el día a día de una ecoaldea construida por un colectivo antisistema reunido en torno a un líder profético, Destral, un personaje solitario que anticipó el colapso mundial a consecuencia del agotamiento del petróleo, del que la actual crisis económica es solo un reflejo temprano. Destral abandonó su trabajo de becario en una instalación de satélites espía al servicio del mando estratégico europeo -desde donde, en momentos de ocio, tomaba planos cenitales del planeta- para abrir una bitácora (blog) en Internet a través de la cual dar a conocer sus preocupaciones al mundo; soflamas incendiarias en las que alertaba sobre el inminente colapso de la economía y las infraestructuras, la sobreexplotación de recursos por encima de nuestras posibilidades, el doble rasero y contradicciones de la sociedad consumista, la vacua ilusión de seguridad de los gobiernos...
Han transcurrido dos años desde que fortificaran su pequeño refugio de poco más de una hectárea de regadío, de impedir por la fuerza de su determinación y escasas armas el asalto de olas sucesivas de desesperados supervivientes retornados a la barbarie y al canibalismo tribal. Apenas son un centenar de personas, solidarias, comprometidas con el mantenimiento de su forma de vida, cada una aportando conocimientos prácticos y/o alguna valiosa habilidad para la comunidad: agricultores, cocineros, médico, maestro, albanil, alfarero, forjador, zapatero, técnicos de aerogeneradores y artefactos movidos por energía solar, etc.
Ahora que los ataques parecen haber cesado, la vida transcurre de manera tranquila y su mayor preocupación consiste en lidiar con los problemas del inmediato mañana, como el agotamiento del suelo, el avance de la desertización, la escasez de fosfatos y nutrientes, la reserva de buenas semillas, las plagas, la contaminación o la falta de formación. Pero un día un coche a gasolina hace su aparición a las puertas del poblado y desciende una pareja de despreocupados jóvenes que aseguran provenir de un refugio construido especialmente para sobrevivir al colapso. Y cuando la aldea ya piensa en el retorno al comercio y la civilización, se desata lo más crudo de la batalla por la supervivencia.
«Cenital» se inicia con dos afirmaciones de impacto: "Toda revolución comienza con el sueño de un hombre. Todo hombre corriente despierta a menudo de una pesadilla", dos ideas a modo de aforismo unidas por un mismo sujeto principal: Destral. La narración alterna el presente de la ecoaldea con capítulos dedicados a la presentación de personajes -Destral, SimSim, Saig'o, Iriña, M1gue1, Sapote, Teo, Crestas, Braqui, Interventor... apodos de guerra porque los nombres pre-hundimiento carecen ya de sentido- y las circunstancias que les condujeron hasta el enclave, historias de derrumbamiento y superación personal gracias a la ayuda del grupo, convertido en familia de adopción.
El estilo narrativo es extraordinariamente directo, casi agresivo, para dejar clara la impronta de que en este nuevo escenario solo sobreviven los más fuertes de entre los mejor adaptados. Frases breves y contundentes, diálogos filosos, lenguaje llano que exterioriza la rabia, así es la vida de estos supervivientes: hombres, mujeres y niños embrutecidos por las dificultades y las penurias, orgullosos del oasis que han edificado con su esfuerzo y fortaleza de convicciones.
Una narrativa que destila crudeza por todos sus poros, pero contenida en las formas, acaso para dejar más clara la visión "cenital" del conjunto, el desolador cuadro de una humanidad condenada por repetir sus errores y sin espacio para la esperanza. Así, el Hundimiento se describe en rápida elipsis, el asentamiento y las relaciones entre personajes se esbozan mediante trazos gruesos, las escenas más salvajes se hurtan al lector (el narrador emplea un desapasionado tono de historiador en el único capítulo que describe un asalto a la ecoaldea; además, el autor reconoce haber eliminado de la versión final un sobrecogedor capítulo dedicado a la partera). No es necesario ser más explícito, exaltar la sangre derramada y la casquería, porque el mensaje quedaría diluido por la acumulación de atrocidades, y dejaría sin efecto alguna escena clave como la del circo de los horrores.
Bueso aprovecha las entradas del blog de Destral para reflexionar sobre la estupidez humana, el origen de la actual crisis económico-financiera y de valores, las consecuencias del ocaso de la era del petroleo barato. De manera inteligente y sutil, combina datos reales con otros especulativos y algunas hipérboles (detalles relativos a reservas de crudo, costes de extracción, potencialidad de las energías renovables, otros problemas que podrían agudizar el escenario) que refuerzan el enfoque catastrofista del relato y lo conducen de manera consistente y verosímil hacia un desenlace apocalíptico. Un constructo literario enriquecido con un humor muy negro y una sobreabundancia de sentencias lapidarias -"Es la imagen de un enorme Titanic hundiéndose lenta e inexorablemente y sin nadie al timón mientras la masa de pasajeros idiotizados baila al son de la música enloquecida"; "Alguna noche de estas el espacio exterior nos mirará y no habrá ninguna puta farola aquí abajo que nos señale"; "El hombre no aprende ninguna lección de la historia y parece condenado a repetir eternamente sus errores hasta su extinción como especie"-; no es extrañar que algunos grupos antisistema y de cultura verde hayan acogido esta novela como una visión preclara de su ideario.
No obstante, se incluye un dato que afecta enormemente a su credibilidad, como es el hecho de datar el Hundimiento en el año 2014, una fecha demasiado cercana que muy pronto quedará desfasada. Un escenario más realista hubiera sido, probablemente, el año 2025 o 2030; si la novela se comenzó a escribir en 2008, cuando parecía una estimación razonable, ¿por qué no se revisó este dato antes de su publicación? Bueso pronostica, además, un colapso abrupto a escala mundial (cinco años), y resta importancia, por razones dramáticas evidentes, a la factible posibilidad de un nuevo equilibrio basado en las energías renovables y una producción (a la fuerza) más sostenible.
Es probable que su novela anterior, «Diástole», una historia de personajes y vivencias extremas, posea un estilo más acusado puesto que en esta ocasión, por necesidades de la trama, los personajes son más planos, el relato más racional, crudo y trascendente. Es este un libro radical que suscita pasiones encontradas, de lectores entregados y enérgicos detractores, capaz de remover conciencias y esgrimir réplicas y contrarréplicas, que es uno de los objetivos fundamentales de la Literatura.
Emilio Bueso arroja una de las visiones más desesperanzadas acerca del futuro del ser humano que ha dado la ciencia ficción española a lo largo de toda su historia. Un narrador notable, creador de historias intensas capaces de transmitir con personalidad propia reflexiones, sentimientos y emociones. Su próxima novela ya está editada, «Esta noche arderá el cielo», y supone un nuevo hito en su carrera.