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Libros publicados en 2014

La joven ahogada

Una obra tremendamente original y sorprendente, aunque a duras penas pueda calificarse como fantástica pese a que, en cierta forma, proporciona un nuevo giro de tuerca al tradicional relato de fantasmas. Es una historia sutil, oscura y envolvente, escrita con una seductora crudeza a flor de piel y en donde la voz de la narradora adquiere una relevancia imperecedera; un tenso thriller perfectamente manufacturado como un puzle hasta su catártico desenlace, y también un perfecto ejercicio de creación literaria

La joven ahogada

Valdemar es una veterana editorial independiente consagrada a la publicación de obras de temática fantástica, gótica y de terror, con especial predilección por los clásicos. En el año 2001, el Ministerio de Cultura reconoció su distinguida trayectoria con el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial, “por enriquecer la vertiente cultural del libro español, al margen de criterios puramente comerciales”.

 

Un sello tan asentado y con un público muy fiel podría perfectamente seguir editando títulos de calidad bajo los mismos parámetros, pero sus dos inquietos editores -Juan Luis González Caballero y Rafael Díaz Santander- han ido incorporando con el paso del tiempo nuevas colecciones a su entramado editorial. Insomnia es la última de ellas, una colección codirigida y coeditada con José María Nebreda que nace con el firme propósito de acercar al lector el terror contemporáneo, autores como la presente Caitlín R. Kiernan, Jack Cady («La guardia Jonás»), Graham Masterton («El hijo de la bestia»), Emilio Bueso («Extraños eones») o Laird Barron («The Croning»). Libros editados con esmero en cartoné con sobrecubierta, excelentes traducciones y múltiples detalles de buen gusto, desde la elección de papel y tipo de letra a criterios más estéticos.

 

El tercer título publicado en esta nueva colección corresponde a «La joven ahogada» (The Drowning Girl), novela que mereció los premios Bram Stoker y James Tiptree, Jr. del año 2012, además de numerosas nominaciones a galardones internacionales: Nebula, Locus de Fantasía, Mundial de Fantasía, Bristish Fantasy / August Derleth, Mythopoeic, Shirley Jackson… el itinerario prácticamente al completo de los certámenes más relevantes de fantasía oscura y terror a nivel mundial. No es para menos, en opinión del prestigioso escritor y crítico literario S.T. Joshi, con el que modestamente coincido al completo: “Presenta todos esos elementos de la prosa de Caitlín R. Kiernan que sus lectores esperan: un estilo de maravillosa luminosidad, una atmósfera de lánguida melancolía, y una mezcla inexplicable de dolorosa belleza y atenazante terror. Es una historia de fantasmas, pero también un libro sobre la escritura de historias de fantasmas. Es un relato sobre el enamoramiento, el desenamoramiento, y la cuestión de si la locura es un don o una maldición”.

 

El argumento gira en torno a la figura de India Morgan Phelps –Imp–, una mujer joven que padece serios problemas mentales. Su familia acumula un amplio historial de demencia: su madre se suicidó en un hospital psiquiátrico y su abuela murió también sumida en la locura; Imp desconfía de los recuerdos confusos de su mente y se siente impelida a afrontar sus obsesiones, por lo que decide relatar en un diario sus vivencias más íntimas -de ahí el subtítulo del libro: “Memorias”-, que comenzó poco después de que su madre fuera internada. Vive sola, en un viejo caserón victoriano en Providence, Rhode Island, porque su padre también desapareció de su vida en su más tierna infancia, hecho que le produjo un profundo resentimiento y marcó para siempre su difícil carácter.

 

En el diario escribe notas sobre fantasmas familiares, personas y acontecimientos que le influyeron notablemente y que no tienen por qué estar necesariamente muertos; como la impresión que le produjo el cuadro de la Joven Ahogada pintado en 1898 por Phillip George Saltonstall, que descubrió en su visita al museo de la Escuela de Diseño el día de su decimoprimer cumpleaños: la imagen de una muchacha desnuda que se interna en un río rodeada por un bosque acechante al anochecer. Para ella, “los fantasmas son esos recuerdos demasiado fuertes para ser olvidados para siempre, que resuenan a lo largo de los años y se niegan a ser borrados por el paso del tiempo”.

 

Tras estos prolegómenos necesarios sobre familia y antecedentes personales, costumbre de dar largos rodeos que heredó de su abuela, Imp retoma su relato con el encuentro de la que sería su futura compañera de piso y amante, Abalyn Armitage, un transexual que acabó convirtiéndose en la pareja más estable de cuantas haya conocido. Gracias a ella su relación con el mundo se normalizó, aunque seguían existiendo noches en que su cabeza estaba demasiado llena de voces del pasado como para conciliar el sueño y le relajaba conducir a toda velocidad por carreteras secundarias. En una de estas escapadas nocturnas recoge a una mujer desnuda que caminaba por el arcén con evidentes signos de desorientación. Es Eva Canning, su sirena del río Blackstone, una mujer enigmática que parece saberlo todo acerca de su vida.

 

El impacto que supuso Eva sobre la influenciable personalidad de Imp es enorme. Se obsesiona con su figura y lo que ella representa, y considera seriamente la posibilidad de que pueda tratarse del espíritu de una mujer ahogada tiempo atrás y reencarnada en forma de sirena… o tal vez en mujer lobo, habida cuenta de que sus recuerdos se entremezclan más allá de la cordura. Su fijación por Eva le conduce a guardar en una carpeta especial notas, fotocopias y recortes de periódicos de noticias peculiares que podrían estar indirectamente relacionadas con su origen mítico, una compulsión que le hace caer en una profunda crisis en la que le resulta imposible discernir realidad de alucinación. En palabras de Imp, su sirena la había hechizado, para siempre.

 

 

La dublinesa Caitlín R. Kiernan está considerada como una de las más reputadas escritoras contemporáneas de literatura gótica y fantástica. En 1998 recibió el premio International Horror Guild a la mejor primera novela por «Silo», y posteriormente ha sido nominada en cuatro ocasiones a los premios World Fantasy y dos al Shirley Jackson, entre otros destacados galardones.

 

«La joven ahogada» es una obra tremendamente original y sorprendente, aunque a duras penas pueda calificarse como fantástica pese a que, en cierta forma, proporciona un nuevo giro de tuerca al tradicional relato de fantasmas. Es una historia sutil, oscura y envolvente, escrita con una seductora crudeza a flor de piel y en donde la voz de la narradora adquiere una relevancia imperecedera; un tenso thriller perfectamente manufacturado como un puzle hasta su catártico desenlace (1), y también un perfecto ejercicio de creación literaria, “un relato de cómo los relatos son contados, sobre lo que revelan y lo que esconden”.

 

Kiernan demuestra una exquisita elegancia cuando explora los límites entre realidad y alucinación, locura y cordura, fantasías y cotidianeidad. La autora “escribe en los intersticios entre ambos mundos”, una tenue frontera que separa el territorio de la ficción de su propia biografía (la autora vive también en Rhode Island con una compañera y mantiene un diario online Dear Sweet Filthy World. The Online Journal of a Construct Sometimes Known as Caitlín R. Kiernan en donde vuelca sus pensamientos más personales), obligando al lector interesado a investigar qué personajes y acontecimientos poseen un sustrato real (2).

 

La novela se inicia de manera sencilla pero logra atrapar la atención del lector desde el primer momento: “«Ahora voy a escribir una historia de fantasmas», tecleó ella… Yo también tecleé”. Apenas dos frases bastan para situarnos en contexto con, prácticamente, todo lo que necesitamos saber en un principio. La personalidad escindida de la narradora es consciente de que sus percepciones pueden diferir de las del resto de personas pero necesita explicitar sus pensamientos, exorcizar sus fantasmas. Es, por tanto, una narradora poco fiable aunque muy precisa, pues en todo momento intenta responder a la verdad aunque los hechos descritos no hayan sido necesariamente reales (léase los dos nítidos, aunque evidentemente contradictorios, encuentros con Eva Canning: la sirena de julio y la loba de noviembre). Divaga, se responde a sí misma, aparece como un personaje más dentro de su propia narración y manifiesta manías compulsivas como memorizar poemas completos de «Alicia a través del espejo», elementos que refuerzan el carácter metaficcional del texto.

 

La trama es también, en esencia, simple, reiterativa incluso, porque la complejidad proviene de los tormentosos pensamientos de Imp en relación con el resto de personajes y el mundo que la rodea. En el desarrollo de acontecimientos –su particular “historia de fantasmas”, narrada a su propio ritmo y con frecuentes saltos a diferentes episodios de su azarosa vida- Kiernan no traza una ruta lineal y coherente sino una espiral, o varias espirales concéntricas, que por aproximaciones sucesivas intentan acercarse al momento en que el personaje encuentre el coraje necesario para revelar su secreto; así, en cada nueva iteración, afloran nuevos detalles y matices siguiendo una técnica similar a la de pintar un cuadro (no en vano Imp se confiesa pintora y se gana la vida en una tienda de material de bellas artes).

 

En esta extraordinaria novela, de estilo fluido, moderno, directo, sin falsos tapujos, cabe destacar la sublime capacidad de la autora para reflejar con absoluta naturalidad sentimientos muy íntimos acerca de la personalidad de los personajes, su identidad sexual, determinadas experiencias reveladoras y pensamientos profundos. Una narración caracterizada por un lenguaje exquisitamente preciso, metáforas particularmente bellas, diálogos de asombrosa crudeza, una visión románticamente enfermiza de la pasión amorosa y frases que podrían funcionar como auténticos aforismos; baste como ejemplo de riqueza formal el siguiente párrafo en que Imp describe con poética belleza el color de los ojos de su nueva compañera: “…entonces advertí que sus ojos eran verdes. No verdes como los árboles en Parade Street, sino verdes como agua de mar poco profunda en invierno derramándose por cantos de granito, como olas en los ondulantes e informes océanos, o verdes como los fragmentos pulidos de cristales encontrados en una playa que antes fueron botellas de Coca-Cola ó 7Up. Un verde que era casi, aunque no del todo, azul”.

 

«La joven ahogada» es un libro denso, absorbente, complejo y pleno de introspección. Una novela de ritmo lento para degustar cada frase, pensamiento o episodio vital de una personalidad tan singular como la de Imp. Un perfecto estudio del personaje que incluye, además, perlas tan destacadas como la soberbia descripción del descenso a los infiernos de la locura en “Tensión dramática en cinco actos” y un precioso relato independiente escrito teóricamente por la propia Imp, “La sirena del océano de cemento”. Una obra selecta, en cuya inmaculada edición española (3) hubiera preferido contar con la cubierta original norteamericana de inspiración Twin Peaks.

 

 

(1) Que personalmente me recuerda al personaje interpretado por Leonardo Di Caprio en «Shutter Island»

(2) A estos efectos, recomiendo visitar la siguiente entrada del blog de la autora

(3) Solo he encontrado dos detalles dignos de mención: en cierto momento se dice que Imp golpea la tecla “o” de la antigua máquina de escribir con demasiada fuerza al teclear “¡Ya basta!” (imagino que “Stop”, en el original); o al referirse a la noticia de una bañista que fue objeto de un ataque y sufrió un profundo corte “justo por encima de la rodilla” de la que la quedó una “cicatriz en el tobillo” (una errata que bien podría existir también en el original)

 

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