Valoración en breve:
La gracia de los reyes es el primer libro de la Dinastía del Diente de León, una trilogía de alta fantasía apasionante y sumamente original. Un brillante debut que constituye la mejor novela de fantasía publicada durante el año 2016.
En esta ambiciosa novela Liu reescribe los tropos de la fantasía épica desde una perspectiva cultural muy diferente a lo que estamos acostumbrados, un punto de vista oriental aunque beba siempre de fuentes clásicas europeas. Dara es un universo poblado por personajes extraordinarios al tiempo que dolorosamente humanos, donde se dan cita grandes ideales, intrigas palaciegas y luchas por el poder, y se suceden los anhelos y aspiraciones terrenales, los amores puros, las controversias políticas y filosóficas, los dioses vanidosos, los objetos mágicos, las invenciones tecnológicas y las criaturas sobrenaturales. Una ficción histórica repleta de tragedia, pasión, leyendas milenarias, batallas épicas, actos heroicos y peripecias fantásticas. ¿Se puede pedir más?
La gracia de los reyes
-Argumento-
Tras una ardua y sangrienta campaña de conquista, el nuevo emperador del archipiélago de Dara intenta consolidar bajo su mandato lo que antes habían sido poderosos reinos independientes en liza. Hicieron falta treinta años de guerra para que Mapideré, rey de la lejana isla de Xana, lograra imponerse a los otros Seis Estados que conforman la Isla Grande, pero el precio de mantener unido el imperio es la opresión, la miseria, la corrupción y la injusticia. Así las cosas, la rebelión es solo cuestión de tiempo y dos hombres muy diferentes unen sus destinos para derrocar al tirano.
Mata Zyndu es el último descendiente de un orgulloso clan guerrero, una estirpe de grandes generales que gobernaron la pequeña isla de Tunoa en el antiguo reino de Cocru desde tiempos inmemoriales. Su padre lideró la resistencia frente al ejército invasor y, en represalia, fue despojado del castillo familiar al que tenía derecho por razón de nacimiento. Desterrado, condenado a vivir como un miserable campesino, fue educado en el uso de las armas por su estricto tío Phin hasta alcanzar una enorme fortaleza física y de espíritu, un gigantón obsesionado con la idea de devolver a su noble apellido al lugar de privilegio que merece.
Kuni Garu era un avispado muchacho de extracción humilde que, tras una juventud disipada, decidió sentar la cabeza y casarse con la hija de un rico comerciante. Cuando comenzaron las revueltas fue reclutado a la fuerza por el ejército imperial pero huyó a las montañas, uno más entre los muchos miles de desplazados mal nutridos y peor armados de una rebelión campesina que se extiende como el fuego al resto de provincias. Pronto destacó por su grandeza de espíritu y dotes de orador capaz de ganarse el corazón de las gentes sencillas.
Mata y Kuni se convierten en inusuales aliados de circunstancias: un soldado invencible y gran estratega militar, y un hombre justo e inteligente capaz de poner en práctica ingeniosas estratagemas para derrotar al enemigo. Dos líderes con la capacidad de movilizar al pueblo, unidos por una estrecha amistad pero que terminan enfrentados por el modelo de sociedad que desean construir.
-Valoración-
La gracia de los reyes es la primera novela publicada de un cuentista excepcional: Ken Liu, uno de los escritores de mayor talento surgidos en el terreno de la fantasía y la ciencia ficción en los últimos años. Un autor que ha recibido numerosos galardones y reconocimientos internacionales a lo largo de su carrera, entre los que cabe citar varios premios Hugo, Nebula, Word Fantasy e incontables premios nacionales como el español Ignotus —su antología El zoo de papel y otros relatos (Alianza – Runas, 2017) ofrece una muestra representativa de su enorme producción breve—. La presente obra fue merecedora del Locus de Primera Novela (desgraciadamente, las normas internas del premio impedían que optara a la categoría de Fantasía, que hubiera ganado igualmente) y quedó finalista en el Nebula de 2015.
En esta ambiciosa novela Liu reescribe los tropos de la fantasía épica desde una perspectiva cultural muy diferente a lo que estamos acostumbrados, un punto de vista oriental aunque beba siempre de fuentes clásicas europeas. Dara es un universo poblado por personajes extraordinarios al tiempo que dolorosamente humanos, donde se dan cita grandes ideales, intrigas palaciegas y luchas por el poder, y se suceden los anhelos y aspiraciones terrenales, los amores puros, las controversias políticas y filosóficas, los dioses vanidosos, los objetos mágicos, las invenciones tecnológicas y las criaturas sobrenaturales. Una ficción histórica repleta de tragedia, pasión, leyendas milenarias, batallas épicas, actos heroicos y peripecias fantásticas. ¿Se puede pedir más?.
Para empezar, Liu impregna el relato de una estética y una retórica inspiradas en la Historia de la antigua China; en concreto, este primer volumen narra la caída de la dinastía Qin y el ascenso de la Han aunque toma prestados no pocos elementos de la fantasía medieval posterior a Tolkien y de la mitología grecolatina, en particular la presencia de dioses celosos de los éxitos humanos. Con estilo depurado, el escritor chino-norteamericano describe el refinamiento propio de un país donde la tradición es una forma de vida, con sus complejos códigos de conducta, ética, peso otorgado al honor del clan, a la responsabilidad y la obligación personales, y su particular concepto de justicia (por ejemplo, si una persona comete un delito, toda la familia sufre el castigo, incluso durante varias generaciones). En los diálogos, más que en ningún otro lugar, se expresa la sabiduría ancestral, reflexiones de afamados filósofos (“Cuanto más perfectos son los ideales menos ideales son los métodos”) que devienen aforismos válidos también en nuestros días.
Una prosa bella y elegante (“suave como el roce de un caparazón sobre la arena iluminada por la luna”), de ritmo lento y densa en argumentación, repleta de una imaginería exótica y abundantes momentos de ironía, donde cada párrafo descubre un nuevo matiz, una nueva sorpresa.
Sin duda, dos de los mayores atractivos de la novela residen en su trama y personajes, no solo principales sino también el enorme elenco de secundarios. Una plétora de hilos narrativos, líneas de acción, puntos de vista, alianzas, enfrentamientos y traiciones que alcanzan un protagonismo e influencia generalmente transitorio para, hacia la mitad del libro, converger sobre los actores finales del relato.
En primer lugar, no debe obviarse la figura del emperador Mapideré, que corre el riesgo de quedar sepultado por la posterior avalancha de acontecimientos. Un soberano que representa a los primeros monarcas absolutistas que surgieron tras el oscuro periodo medieval. Un gobernante con visión de estado que no solo aspira a traer la paz y la prosperidad a su pueblo sino que planea construir modernas infraestructuras y servicios, aunque su forma de conseguirlo sea a través de eliminar cualquier oposición empleando el rodillo normalizador, instaurar un sistema clasista donde impera la máxima de que “cada cual debe ocupar el legítimo puesto que le corresponde” y, sobre todo, mediante la construcción de megalomaníacos proyectos de ingeniería, como la red de túneles submarinos que une las islas para fomentar el comercio o el Mausoleo que rinde culto a su persona, en donde miles de hombres fueron obligados a abandonar familia y empleo para trabajar como mano de obra esclava. Por tanto, un visionario peligroso, un ególatra que antepone su gloria personal al bienestar del pueblo.
Por su parte, Mata Zyndu y Kuni Garu responden a caracteres muy diferentes y claramente enfrentados. Zyndu procede de una familia noble, es orgulloso, impulsivo, elitista y fue adoctrinado para gobernar. Hay valentía en sus acciones pero no verdadera justicia ni equidad pues su afán es alcanzar el poder, erigirse en el “prínceps” que conduzca a la sociedad a los gloriosos tiempos del pasado regidos por el honor y las tradiciones. Representa la ley, el orden, los ideales inquebrantables.
En cambio, Kuni Garu es un plebeyo encumbrado por aclamación popular, un hombre justo y sabio que, pese a sus debilidades y contradicciones o precisamente por ellas, personifica la humanidad, el sentido práctico, la preeminencia de lo civil sobre lo militar. El enfrentamiento entre ambos resulta inevitable y supone uno de los cúlmenes de la novela: Zyndu, capaz de encabezar grandes gestas bélicas pero no de adaptarse a los nuevos tiempos de paz, pretende regresar a un mundo que nunca existió más que en su idealizada mente y Kuni conducirlo a un estado nunca antes visto, la nueva dinastía del Diente de León.
En el lado imperial son dignos de mención el general Namen y el mariscal Kindo Marana, un funcionario meticuloso y honrado –antiguo ministro del tesoro– sin ninguna preparación militar a quien le fue impuesto el cargo debido a la incompetencia de la corte, pero que supo gestionar de manera extraordinariamente eficiente su cometido hasta que, por razones argumentales, acaba convertido en una especie de consumado maestro del arte de la maquinación. Una muestra más de que el tiempo y el poder terminan por cambiar a las personas.
Menor en número pero importantes igualmente son los personajes femeninos: si el valeroso Mata Zyndu vive un apasionado romance con la inteligente y bellísima princesa Kikomi de Arulugi –uno de esos amores trágicos que merecen por sí solos un capítulo independiente–, en este caso la dama posee un pequeño pero absolutamente trascendental papel en el desenlace; además, Kuni Garu encuentra su contrapeso ideal en Jia, una mujer de fuerte personalidad que termina por hacer sombra incluso a su propio marido. Y tampoco podemos olvidar cierta extraordinaria mujer soldado.
Otro elemento a destacar es la presencia de una tecnología híbrida entre el retrofuturismo y la mentalidad puramente china, que Liu bautiza con la brillante etiqueta de “silkpunk”. Así, en estas páginas se dan cita gigantescas aeronaves de bambú, cometas de combate, submarinos inspirados en la biomecánica, ortopedias que sustituyen miembros perdidos, paracaídas de seda, artistas creadores de formas de humo... un variopinto conjunto de artefactos visualmente espectaculares aunque su relevancia dentro de la trama sea realmente escasa.
Cabría citar otros muchos aspectos de interés en la novela: cómo la geografía de Dara recuerda al Japón actual, cómo la acción recorre todas y cada una de las islas salvo un par de excepciones, cómo algunos topónimos parecen guardar relación con otros reales (monte Fiji en Xana, lago Tututika), cómo el archipiélago es el único mundo conocido para sus habitantes y la manera en que este hecho condiciona sus vidas, cómo cada reino se consagra a un sector productivo (la monumental Amu es sede del gobierno y la administración, la erudita Haan ama la filosofía, en la industriosa Gan reside el poder económico, en la agrícola Cocru el poderío militar…) y cómo, por extensión, su dios protector encarna ese ideal. O mencionar las antiguas leyendas anu sobre los primeros colonizadores procedentes de un continente occidental hundido, las ingeniosas tácticas militares para vencer al enemigo, detenernos en las razones para la desidia de sus dirigentes, la crueldad de las batallas, la cronología de las contínuas traiciones, y un largo etcétera.
La gracia de los reyes es el primer libro de la Dinastía del Diente de León, una trilogía de alta fantasía apasionante y sumamente original. Un brillante debut que constituye la mejor novela de fantasía publicada durante el año 2016. La edición de Alianza Editorial en su colección especializada Runas es de auténtico lujo e incluye un mapa a todo color, cinta marcapáginas y banda promocional, con traducción de Francisco Muñoz de Bustillo. Su segunda parte, El muro de las tormentas, ya ha sido publicada y la productora DMG Entertainment (Iron Man 3, Looper, Transcendence, Resident Evil: Ultratumba) ha adquirido los derechos para su adaptación a la gran pantalla.