Portal Literatura Fantástica

Libros publicados en 2018

El largo viaje a un pequeño planeta iracundo

Valoración en breve:

 

La novela transcurre en un remoto futuro, doscientos años después de que la humanidad tuviera que abandonar la Tierra debido al colapso medioambiental por sobreexplotación de sus recursos naturales que tornó inhabitable el planeta. La diferencia con otras Space Operas aventureras es que Chambers centra el foco en la cotidianeidad, en multitud de pequeños detalles que jalonan la vida diaria a bordo de una nave espacial comercial. Los personajes, más que la trama, constituyen el elemento principal de la novela, y más que compañeros, son un grupo de amigos que disfrutan de su trabajo y crean el ambiente propicio para considerar la nave como su propio hogar.

 

Una amena y divertida historia pulp escrita con corrección que, si bien no es una gran novela desde un punto de vista literario, sí es una obra entrañable gracias a sus personajes

El largo viaje a un pequeño planeta iracundo

-Argumento-


La Peregrina es una vieja nave tuneladora que se dedica a abrir agujeros de gusano en el espacio para establecer nuevas rutas comerciales. Cuenta con una tripulación multiespecie compuesta por humanos como el capitán Ashby Santoso y el gruñón Corbin pero también de otras razas estelares, como la jovial reptiliana Sissix responsable de control de navegación y tunelación, la técnico de mantenimiento Kizzy, el amable Doctor Chef encargado de la cocina y el área médica, o el piloto Ohan, el alienígena más extraño y taciturno de todos. A este microcosmos caótico pero repleto de buen rollo y mejor humor llega la nueva asistente del capitán Rosemary Harper, una novata que acaba de licenciarse en la elitista Universidad de Marte y que nunca ha abandonado el viejo sol. El lugar idóneo al que escapar de un brumoso pasado para forjarse una nueva identidad.

 

La vida a bordo es relajada entre misión y misión, hasta que les llega la oportunidad de sus vidas: construir un túnel espacial en un remoto planeta en conflicto, con lo que ganarían suficiente dinero como para hacer realidad todos sus sueños. Pero antes deberán hacer frente a un largo y peligroso viaje hasta los confines de la galaxia. Y sobrevivir a todas las amenazas y eventualidades que encuentren a su paso.


 

 

 

-Valoración-


Becky Chambers pertenece a una nueva generación de jóvenes escritores surgidos al amparo de la ciencia ficción transmedia, creadores de una narrativa muy influida por películas, series, cómics y videojuegos. Chambers, que creció en una familia implicada en la ciencia espacial, autopublicó en 2014 su primera novela corta: The Long Way to a Small, Angry Planet, que un año después se convirtió en un auténtico libro de culto. Decidió entonces lanzar un proyecto de crowdfunding para recaudar los fondos necesarios con los que ampliar su historia y, gracias a ello, pudo firmar un contrato de publicación con una editorial importante, que a la postre le ha deparado nominaciones a premios internacionales como los British Fantasy a la mejor autora debutante y el Arthur C. Clarke al mejor libro de ciencia ficción de 2016.

 

En España el sello Insólita ha apostado fuerte por esta obra, en lo que constituye un nuevo acierto de esta editorial especializada, y asignó su traducción a Alexander Páez, toda una garantía de calidad. En Estados Unidos ya hay publicada una secuela: A Closed and Common Orbit, que fue finalista del premio Hugo en 2017, y la autora está trabajando en la tercera entrega de la saga, Record of a Spaceborn Few, prevista para julio de 2018. Esperemos que esta primera novela tenga el suficiente éxito comercial como para propiciar la publicación de toda la serie.

 

El largo viaje a un pequeño planeta iracundo transcurre en un remoto futuro, doscientos años después de que la humanidad tuviera que abandonar la Tierra debido al colapso medioambiental por sobreexplotación de sus recursos naturales que tornó inhabitable el planeta. Los más ricos y poderosos pudieron escapar a Marte y resto del sistema solar pero los desheredados no tuvieron más remedio que iniciar un Éxodo rumbo al espacio exterior en gigantescas naves nodriza; tuvieron suerte, fueron encontrados por una sonda cuando estaban a punto de desfallecer y, con el tiempo, la humanidad fue invitada a formar parte de la Confederación Galáctica. No como miembro destacado puesto que su estatus actual carece de influencia, si bien el marco de relaciones, paz y prosperidad que la Confederación ofrece a las diferentes razas de la galaxia permitió a la dividida sociedad humana un plano de estabilidad que evitó su aniquilación.

 

La novela ofrece interesantes elementos de ciencia ficción, desde sorprendentes razas alienígenas y fabulosas naves espaciales a diferentes formas de transporte atendiendo a cuestiones puramente económicas, un detalle lógico pero no demasiado habitual de encontrar en los libros de género; así, por ejemplo, se describen procápsulas individuales que son transportadas por navíos contenedores, un sistema barato de viajar por el espacio euclídeo, sin olvidar, por supuesto, los agujeros de gusano que utilizan los grandes navíos y el tráfico comercial entre largas distancias. En el texto se citan, además, múltiples aplicaciones tecnológicas de índole personal o relativas a salud, como los parches dérmicos con información identificativa, bancaria y médica, los inmubots que corren por el torrente sanguíneo prestos a reparar órganos y tejidos, diversas modificaciones corporales que permiten a los humanos alterar su fisonomía a voluntad (los altergen), fonocajas para comunicación interespecies o una versión mejorada de Internet global llamado el Hilo, donde la gente se conecta en busca de información y noticias. Naturalmente, en el texto abunda la tecnojerga.

 

Lo que diferencia esta novela de otras Space Operas aventureras es que Chambers centra el foco en la cotidianeidad de sus personajes, en multitud de pequeños detalles que jalonan la vida diaria a bordo de una nave espacial comercial. Asuntos como la alimentación, el mantenimiento y reparación de máquinas y sistemas, el entorno habitacional (el cubículo de Rose tiene cortinas de medusas en la ventana, ¿en qué otra novela tendría sentido mencionar este tipo de detalles?) y, por supuesto, las relaciones personales de toda la tripulación, con su pasado, secretos, manías, esperanzas, pequeñas rencillas e, incluso, enamoramientos. A este respecto, el lenguaje cercano e informal, lleno de bromas, chistes y expresiones coloquiales, ayuda mucho a crear el clima adecuado. Un planteamiento que recuerda a series como Firefly o Lenxx y que, en este caso, trata de trasladar el día a día de un grupo de compañeros de trabajo al entorno exótico de una nave espacial del remoto futuro.

 

Los personajes, más que la trama, constituyen el elemento principal de la novela. Todos los tripulantes poseen prácticamente la misma relevancia, con capítulos protagonizados por cada uno de ellos y sin ofrecer la narración un punto de vista preferente. Ya hemos citado algunos: Ashby, el algólogo Corbin (¡las algas se emplean no como alimento sino como combustible!), Kizzy, Doctor Chef, Ohan… pero si hubiera que destacar uno por encima del resto ese sería la afectuosa, parlanchina y adorable Sissix, capaz de empatizar con quienes sufren y transmitir esa especial sensibilidad al lector. No obstante, el nexo de unión de todos ellos es una IA sintiente que gobierna a la Peregrina llamada Lovelace (claro guiño a la matemática Ada Lovelace), a la que todo el mundo apoda cariñosamente Lovey y que mantiene un idilio no tan secreto con el técnico de mantenimiento Jenks. Más que compañeros, son un grupo de amigos que disfrutan de su trabajo y crean el ambiente propicio para considerar la nave como su propio hogar.

 

En el libro acontecen algunas situaciones complicadas que ponen de relieve diferentes comportamientos humanos, sentimientos, debilidades, miedos y esperanzas. Dificultades que hacen brillar la amistad, la solidaridad y el compañerismo, dejando atrás cualquier atisbo egoísta o de afrenta pasada. Hay diálogos francamente buenos acerca de la forma de ser de las personas, el sentido de la vida y el deber, los caminos del amor, la guerra y el universo (a destacar el capítulo en que Doctor Chef describe la guerra civil de su especie que los condujo al borde de la extinción). Prácticamente cada escena pone de relieve el relativismo cultural, las diferentes costumbres, principios éticos y sensibilidades que debieran hacernos evitar caer en el etnocentrismo –el juzgar a los demás por tus propias normas sociales– y respetar siempre al diferente porque es la única manera de convivir en paz y prosperidad (1).

 

Todos estos aspectos, tan positivos como dignos de ser destacados, se asientan sin embargo en unos mimbres tan sencillos como una amena y divertida historia pulp escrita con corrección y acorde a la forma de pensar y gustos actuales. Un argumento ligero y fundamentalmente lúdico que incurre en no pocos tópicos (alienígenas estrafalarios, escenario de cartón piedra) que a priori hacen de este tipo de ciencia ficción un nicho exclusivo para aficionados pero que, no obstante, ofrece como telón de fondo el dilema de si confraternizar o no con quienes no respetan las reglas mínimas de convivencia; o lo que es lo mismo, interés material frente a ética.

 

El largo viaje a un pequeño planeta iracundo no es una gran novela desde un punto de vista literario pero sí es una obra entrañable gracias a sus personajes. Una comedia espacial recomendable para todos los públicos que derrocha optimismo y buen humor, con un final (casi totalmente) feliz y que a buen seguro se hará un hueco en el corazón de los amantes del género. Ya es hora de superar tantas distopías y futuros negros, la ciencia ficción también necesita visiones positivas del mañana y propuestas constructivas de nuevas formas de sociedad y convivencia.


 

(1) Y, sin embargo, probablemente porque el público objetivo de la novela es lógicamente humano, la trama no puede evitar caer en cuestiones como que los tripulantes alienígenas sientan una particular fascinación por las costumbres humanas, que adoptan por afinidad y no imposición; o que las principales líneas de acción (el capitán/dueño de la nave y el nuevo tripulante de oscuro pasado con el que el lector se puede identificar) sean humanos. Por otra parte, existen un par de detalles oscuros que deberían haber sido convenientemente solventados, como cómo es posible que la novia del capitán encuentre a éste en la inmensidad del espacio, o el diferente rol asignado al papel en la sociedad galáctica: artículo de lujo a la hora de escribir cartas, pero material desechable en caso de envolver regalos.

 

Volver a Literatura Fantástica

eXTReMe Tracker ¡CSS Válido! Valid HTML 4.01 Transitional Icono de conformidad con el Nivel Doble-A, de las Directrices de Accesibilidad para el Contenido Web 1.0 del W3C-WAI Acceso a la Web de la editorial