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Libros publicados en 2019

Nómadas nocturnos

Valoración en breve:

 

El presente volumen incluye dos novelas cortas excepcionales y varios relatos largos de indudable interés, tres de ellos inéditos en castellano.

 

Historias imaginativas, sorprendentes y muy entretenidas, con tramas que se ambientan en mundos alienígenas, repletas de acción y de personajes que, en mi opinión, podían haber estado un poquito mejor elaborados para que estos cuentos hubieran brillado aún más si cabe. En general, se trata de relatos que priorizan el sentido de la maravilla, el exotismo y la lírica sobre los argumentos especulativos o la descripción de la psique de los protagonistas, y que merecieron algunos de los más importantes premios del circuito internacional

Nómadas nocturnos

-Valoración-


Desde hace varios años, la editorial Gigamesh tiene a bien editar algunos clásicos de fantasía y ciencia ficción en formato bolsillo: Las puertas de Anubis de Tim Powers, Las estrellas mi destino de Alfred Bester, La guerra de las salamandras de Karel Capek, la saga de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber... y ahora le llega el turno a dos libros de relatos: Nómadas nocturnos y Retratos de los hijos de George R.R. Martin. Ediciones cuidadas en rústica sin solapas por alrededor de diez euros, con excelentes traducciones y una impactante ilustración de cubierta obra de Corominas.

 

Lo cierto es que releer la narrativa breve de ciencia ficción de Martin, previa a su apoteósico éxito en Juego de Tronos, resulta siempre un auténtico placer. Lo fue revisar en su día su Autobiografía Literaria –tres gruesos volúmenes: Luz de estrellas lejanas, Híbridos y engendros y Un corazón atribulado, publicados en el mismo sello–, y lo ha sido también en esta ocasión con el primero de estos dos volúmenes en bolsillo. Además, deseaba quitarme el mal sabor de boca de la adaptación a serie de televisión de la obra homónima, una versión bastante fiel en lo argumental que, sin embargo, carece de la magia del texto original.

 

El presente volumen incluye dos novelas cortas excepcionales y varios relatos largos de indudable interés, tres de ellos inéditos en castellano, lo que convertía a este libro en una tentación irresistible para mí. Historias imaginativas, sorprendentes y muy entretenidas, con tramas que se ambientan en mundos alienígenas, repletas de acción y de personajes que, en mi opinión, podían haber estado un poquito mejor elaborados para que estos cuentos hubieran brillado aún más si cabe. En general, se trata de relatos que priorizan el sentido de la maravilla, el exotismo y la lírica sobre los argumentos especulativos o la descripción de la psique de los protagonistas, y que merecieron algunos de los más importantes premios del circuito internacional.

 

Un estupendo libro de relatos, con algún que otro altibajo, pero que engancha tanto como las mejores novelas del autor.


 

 

 

-Incluye-

Nómadas nocturnos

Desobediencia

Fin de semana en zona de guerra

Y siete veces digo: al hombre no matarás

Ni la llama multicolor de los anillos estelares

Una canción para Lya

 


 

Nómadas nocturnos (noviembre de 1978)

-Premio Locus, Analog y finalista del Hugo (1981). Premio Seiun (1983)-

 

Ocho xenólogos, especialistas en diferentes áreas del conocimiento no humano, embarcan en la nave estelar Nómada nocturno para un viaje que tiene como objetivo interceptar a una nave alienígena de origen desconocido. Un navío antiquísimo, que se desplaza a velocidad inferior a la de la luz sin acercarse ni entablar contacto con ninguna civilización, y que se ha convertido con el paso del tiempo en un auténtico mito. Se rumorea que podrían ser peregrinos o refugiados de una guerra inimaginable que tuvo lugar en el núcleo de la galaxia en el amanecer de los tiempos.

 

Entre ellos viaja un joven y frágil telépata, una psíquica de apoyo, una ciberneticista, un xenobiólogo, una xenotécnica, dos lingüistas, una experimentada navegante estelar y el jefe de la misión D’Branin, que ha contratado al propietario de la nave Royd Eris para que le ayude a culminar la obsesión de su vida. Desde el primer momento Eris se comporta de un modo extraño y rehúye cualquier contacto físico al margen de manifestarse como holograma, lo que hace sospechar que puede tratarse de un ente no humano.

 

Cuando la Nómada se encuentra a punto de alcanzar a los elusivos volcryn, el telépata les advierte, terriblemente asustado, de que algo maligno y alienígena se encuentra a bordo.

 

 

 

«Nómadas nocturnos» cuenta con uno de los mejores inicios que haya leído jamás: «Mientras Jesús de Nazaret agonizaba en la cruz, los volcryn pasaban a un año luz de su tormento, rumbo al exterior». Una frase sumamente sugerente que propone un sinfín de posibilidades, entronca con nuestra historia y sitúa la acción en un marco espacio-temporal de remoto futuro. El resto de la novela transcurre bajo los mismos parámetros, con un Martin que desgrana, poco a poco, detalles de la trama para atraparnos en una atmósfera de auténtico desasosiego en el espacio exterior –terror y ciencia ficción, tan al gusto del autor de «Los reyes de la arena», «El tratamiento del mono» y tantas otras–.

 

La historia comienza in media res, con el todavía desconocido narrador explicando que por donde pasan los volcryn prolifera la guerra y la violencia, como si de un heraldo de la destrucción se trataran. Y avanza que sigue sus pasos a través del vacío infinito. ¿Se puede pedir mayor suspense a una historia?

 

Nos hallamos en un futuro remoto y repleto de maravillas, con varias especies alienígenas conocidas. Pero sabemos muy poco acerca de la sociedad humana resultante, apenas que los personajes desarrollan diferentes trabajos, poseen un talante bastante egocéntrico y gustan relacionarse sexualmente según su compatibilidad de caracteres –no hacen el amor, sino que sexean para liberarse del estrés, sin uniones afectivas estables–. Tampoco se explicita los motivos por los que cada cual acepta la misión o un atisbo de sus vidas anteriores; en realidad, poco de ello importa una vez entran en este ambiente cerrado y progresivamente más claustrofóbico, puesto que todo el protagonismo lo acapara la historia principal.

 

Martin introduce de manera constante y sutil diferentes elementos que provocan una mayor inquietud: el telépata que avisa de que algo va mal, la ciberneticista que siente algo frío y aterrador cuando se conecta directamente a la nave, una risa histérica fuera de contexto… hasta que una serie de extraños y aparentemente fortuitos accidentes comienzan a diezmar a la tripulación. En ese momento adquiere mayor protagonismo la experimentada Melantha Jhirl, el personaje más fuerte de todos, quizá debido a su condición de humana mejorada que demuestra en una superior inteligencia, fortaleza de carácter y rápidas reacciones frente a las circunstancias adversas.

 

Podríamos decir que esta novela corta, que aúna misterio, obsesión, horror y sentido de la maravilla, es una mezcla de Moby Dick, Diez negritos de Agatha Christie y Alien. El octavo pasajero, con pasajes tan ricamente visuales como altamente literarios, y tan crepuscular, lírica y bella como Muerte de la luz (que ojalá sea llevada algún día a la gran pantalla). Solo algunos detalles paranormales -¡poderes psiónicos!- o excesivamente macabros restan un ápice de disfrute a la misma, aunque se entiende la razón de su empleo.

 

Valoración: Notable

 

Desobediencia (diciembre de 1972)

 

Matt Kabaraijian se gana la vida como buscador de gemas en Grotto. Es un tipo solitario, que disfruta de la tranquilidad que le proporciona un trabajo duro llevado a cabo en un planeta prácticamente virgen. Al igual que sus compañeros de profesión, emplea cadáveres humanos como mano de obra esclava para abaratar costes y gracias a un mando a distancia es capaz de manejar a la vez a los tres muertos que componen su tropa de trabajo. Sin embargo, es consciente de que su modo de vida tiene los días contados, hasta que se descubra la forma de sintetizar de manera artificial las piedras preciosas que constituyen la riqueza natural de ese mundo.

 

Una noche un caudillo local anuncia a los cadaveristas que ha adquirido los derechos de explotación de las gemas a la compañía y les emplaza a abandonar el lugar en el plazo de un mes. Al día siguiente, Matt y un compañero encuentran la remolina más grande que hayan visto jamás, y ello abre las puertas del infierno.

 

 

 

Historia muy pobre y tramposa que, sin embargo, se desarrolla en un entorno de exotismo y exuberante belleza natural que solo una pluma como la de Martin es capaz de sacar el máximo partido: la selva virgen, un enorme sistema de galerías repleto de cuevas inundadas, una barca que recorre la laguna al anochecer, el canto de los nómadas nocturnos (claro guiño a la historia anterior)… Como vemos, un texto que destaca por las imágenes de una naturaleza inmaculada y alienígena, en el que abundan los neologismos para flora y fauna.

 

Pese a todo, contiene detalles absurdos a poco que se piense en ellos, como el empleo de cadáveres para las tareas de extracción manual de gemas; a priori, es un método original y barato puesto que los muertos son incapaces de sentir dolor o cansancio y no exigen un sueldo a cambio, pero ¿durante cuánto tiempo serían útiles antes de que su grado de descomposición les impidiera seguir siendo operativos? ¿cuánto cuesta la operación para sustituir su cerebro orgánico por otro sintético que obedezca las órdenes del mando? ¿cuánto cuesta la tecnología implicada en todo el proceso? Un completo despropósito.

 

Valoración: Muy Interesante

 

Fin de semana en zona de guerra (abril de 1973)

 

Andrew Birch se inscribe en un carísimo campamento militar para experimentar lo que se siente ser un soldado de verdad y como medio para lograr un ascenso en su trabajo, pues su jefe es un cabronazo aficionado a los juegos de guerra. Es su primera vez y aunque ha realizado un entrenamiento básico por hipnosis, cada vez tiene más dudas acerca de si ha obrado de manera inteligente, pues no en vano su vida se encuentra literalmente en juego. Pero para eso ha venido, para sentir la adrenalina en las venas y saber lo que siente un hombre cuando se enfrenta a la muerte.

 

Un helicóptero deja a su pelotón en medio de la zona de guerra y a las pocas horas de marcha ya está agotado, atenazado por un terror cerval y consciente de que ha hecho una soberana estupidez. Solo desea volver a casa sano y salvo, pero el destino se alía con el enemigo para jugarle una mala pasada.

 

 

 

Historia no demasiado original ni estrictamente de ciencia ficción, salvo la idea del juego mortal que la sociedad tolera porque «ya no se libran guerras desde hace cincuenta años», lo que sitúa la acción en un futuro cercano. «Existen treinta y cuatro zonas de guerra y diez clubes de lucha. Uno suelta la pasta y hace su elección. Pero todas las elecciones son la misma». Una trama cuando menos entretenida en la que el protagonista da cuenta de la evolución de sus sentimientos: temor, odio (hacia un compañero sabihondo que le salva de morir en más de una ocasión), cobardía, alegría salvaje, etc. hasta su previsible resolución final.

 

Valoración: Interesante

 

Y siete veces digo: al hombre no matarás (octubre de 1974)

-Finalista del Premio Hugo y Locus (1976)-

 

Jannis Ryther es una comerciante independiente que trafica con objetos de arte alienígena para coleccionistas y Arik neKrol su representante local. Ambos observan desde una colina la matanza de jaenshi ordenada por el prior de la Ciudad como medida de castigo por la muerte de un hijo de Dios. Los Ángeles de Acero destruyen asentamientos jaenshi a medida que se expanden por su territorio, derribando sus sagradas pirámides de culto sin la menor resistencia porque son un pueblo pacífico anclado en la Edad del Hierro. Ahora han masacrado a una tribu entera y sus cuerpos cuelgan de la muralla exterior como señal de advertencia para que nadie ose enfrentarse a su poder.

 

Ryther piensa informar de estas alarmantes actividades perpetradas contra una raza inteligente en un planeta de frontera cuando regrese a su mundo matriz, pero NeKrol decide tomar cartas en el asunto y entrenar a varios nativos en el uso de armas láser. Un primer foco de resistencia que se irá extendiendo como la pólvora.

 

 

 

Historia de denuncia, tan burda y evidente en su equiparación histórica que no requiere mayor explicación. Por otra parte, se trata de un texto literariamente flojo y maniqueo, que parece atascarse en ciertos momentos sin lograr el habitual dinamismo del que suele hacer siempre gala el autor. Pese a ello, aporta un mensaje universal en contra de la locura, el fanatismo y la capacidad depredadora del ser humano.

 

Valoración: Interesante

 

Ni la llama multicolor de los anillos estelares (octubre de 1975)

 

En el futuro, la humanidad descubre la existencia de anillos estelares naturales en el sistema solar, anomalías en el tejido del espacio-tiempo que, con la energía suficiente, permiten abrir un portal temporal por el que una nave espacial puede viajar a un punto distante del cosmos de manera instantánea. Son portales que conducen a otros mundos que colonizar, aunque quizá puedan ser también algo más.

 

Ninguna Parte es uno de esos anillos, pero no conduce a un sol remoto sino a un reino de negrura y vacío infinito; un lugar frio, silencioso y mortal, que parece escapar al entendimiento humano. Allí se construyó una base de investigación que, con el tiempo, fue abandonada por falta de progresos y a la que un grupo de investigadores regresa para una nueva misión. Entre ellos se encuentra Kerin daVittio, un experto en mecarácnidos o robots octópodos multifuncionales, quien se vuelve más y más taciturno con el paso del tiempo encerrado en ese ambiente opresivo, y piensa que el gigantesco vórtice de fuego multicolor del anillo está habitado por almas atormentadas.

 

 

 

Nuevo relato que se desarrolla in media res y que, por estructura, desarrollo y voz narrativa, se parece bastante a «Nómadas nocturnos». Una vez más, Martin elige los lugares más fascinantes del universo para situar allí la acción de sus historias y ofrecer, de paso, imágenes presididas por una terrible belleza plástica.

 

Valoración: Muy Interesante

 

Una canción para Lya (enero-febrero de 1973)

-Premio Hugo de novela corta y finalista del Nebula, Locus y Jupiter (1975)-

 

Los shkeen son una raza milenaria, mucho más antigua que la humanidad. Su capital se alza imponente en la región de las colinas sagradas y a ella acuden todos sus miembros al final de sus días para llevar a cabo la ceremonia de la unión. Este culto implica la auto-inmolación de los fieles, que son devorados vivos por un parásito que se alimenta de los nutrientes que encuentra en el torrente sanguíneo. El administrador local, enormemente preocupado por el aumento de conversos humanos, solicita la ayuda de dos telépatas para que averigüen por qué esta nueva religión resulta tan atractiva para algunas personas.

 

Lyanna y Robb forman una pareja de telépatas unida, además, por el amor. En su investigación de campo, acuden a los templos donde los fieles expían sus pecados y se entrevistan con unidos humanos para intentar comprender el misterio de la comunión, una unión mística cuyos seguidores aseguran que proporciona una profunda paz y un gran sentimiento de comunidad. Día a día, Lya se siente más atraída por este vínculo mental, que se antoja aún más fuerte que los otrora sólidos lazos que le unían a Robb, pero este no parece compartir su éxtasis.

 

 

 

Esta extraordinaria novela corta narra una historia fascinante, que se desarrolla en un nuevo y atractivo escenario exótico presidido por el más rotundo sentido de la maravilla. Ciertamente, no estamos ante un relato excelso en lo literario sino más bien lo contrario: un sencillo texto narrativo-expositivo sin demasiados recursos de estilo, pero que en las expertas manos de Martin crece y crece para transformarse en una trama compleja, controvertida, maravillosa.

 

La descripción de la ciudad shkeen y su apasionante cultura es magnífica; la evolución de los sentimientos del protagonista, prolija y muy humana; y el dilema que se propone no podría alcanzar las cotas de profundidad psicológica si los personajes no fuesen ambos telépatas. Todo ello permite plantear algunas interesantes cuestiones filosóficas, como ¿cuánto pueden llegar a conocerse dos seres humanos? ¿se puede explicar y trasladar un sentimiento tan sutil como el amor al prójimo? Una historia de las que realmente dejan huella y, sin lugar a dudas, de las más emotivas y redondas del autor.

 

Valoración: Muy Notable

 

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