Valoración en breve:
El jardín del tallador de huesos no es, pese al resumen de su trama, una novela Young Adult sino una obra gótica moderna con todos los recursos de la temática. No obstante, conviene aclarar que durante la mayor parte del tiempo la historia discurre por los derroteros del thriller psicológico, aunque con un fuerte componente climático. La autora centra su mirada en el personaje principal, para adentrarse sutilmente en el fondo del misterio.
Además del enigma que rodea a la trama, en la obra sobresale un protagonista que acompaña en sus descubrimientos al lector y con quien resulta sencillo empatizar. No es un muchacho perfecto, solo desea no meterse en líos y pasar lo más desapercibido posible, pero es una buena persona y no puede resistirse a intentar ayudar a los demás cuando lo necesitan
El jardín del tallador de huesos
-Argumento-
Charlie Winslow es un muchacho de trece años huérfano de madre cuyo padre, militar de carrera destinado en El Cairo, envía a estudiar a un internado de Inglaterra cuando se recrudecen los disturbios a favor de la independencia en Egipto. La vida en esa antigua y austera abadía apenas reformada como centro educacional es dura; alejado de la calidez de su entorno, Charlie sufre en soledad las inclemencias de un invierno glacial, las pullas de sus compañeros de habitación y de unos profesores que apenas se esfuerzan por ocultar su desprecio, aunque pronto entabla amistad con otro muchacho llamado Ethan Bowles, un estudiante débil y aficionado a la geología que concentra las burlas de sus compañeros, más inclinados hacia las actividades deportivas.
La primera noche que comparte con sus compañeros Charlie se siente demasiado nervioso como para dormir. Quizá por ello cree atisbar una sombra acechante, una presencia fantasmal a la que los estudiantes más veteranos apodan “el andrajoso”, un mito para crédulos miedosos. A la noche siguiente, su amigo Bowles desaparece sin dejar el menor rastro y el director del centro se desentiende del problema al asegurar que había abandonado voluntariamente la institución para regresar a su hogar como un fracasado.
Pero Charlie se percata de que algunos detalles no cuadran y que un ominoso hermetismo rodea la desaparición de otros muchachos en el pasado. Comienza a sospechar que la clave de todo ello podría encontrarse escondida en algún lugar del ala este del decrépito edificio, clausurada debido a su mal estado de conservación tras un trágico accidente que acabó con la vida de la esposa del último propietario. Un misterio envuelve este tétrico lugar y el solo intento de desentrañarlo podría costarle la vida a Charlie.
-Valoración-
El jardín del tallador de huesos no es, pese al resumen de su trama, una novela Young Adult sino una obra gótica moderna con todos los recursos de la temática, desde el edificio ruinoso y malsano donde tiene lugar la acción, un personaje atormentado, un oscuro secreto que afecta a una familia de antiguo linaje, una ambientación (y una moral) victoriana y no pocas escenas impregnadas de un horror que va subiendo de intensidad hasta alcanzar un clímax sumamente macabro; sin olvidar, por supuesto, otros elementos tan característicos como las figuras fantasmales, los ruidos que hielan la sangre, las omnipresentes sombras, el olor a podredumbre, cadáveres insepultos, persecuciones a medianoche, pasadizos secretos, criptas, catacumbas y otros detalles morbosos y sangrientos.
No obstante, conviene aclarar que durante la mayor parte del tiempo la historia discurre por los derroteros del thriller psicológico, aunque con un fuerte componente climático. La autora centra su mirada en el personaje principal, para adentrarse sutilmente en el fondo del misterio; solo en el desenlace el ritmo se acelera vertiginosamente y la trama repunta hacia el horror, jugando siempre con el equívoco a la hora de determinar si sobre los sucesos acaecidos sobrevuela o no el velo de lo sobrenatural. A este respecto, la estructura de la novela refuerza firmemente lo anterior pues, tras un capítulo inicial, el grueso del texto (150 páginas) ocupa los capítulos 2 a 5, mientras que el desenlace (menos de 100 páginas) se desarrolla durante los frenéticos diez capítulos restantes.
Además del enigma que rodea a la trama, en la obra sobresale un protagonista que acompaña en sus descubrimientos al lector y con quien resulta sencillo empatizar. No es un muchacho perfecto, su madre falleció años atrás y este hecho ha dejado una profunda impronta en su personalidad un tanto reservada, pues prefiere rehuir el contacto humano para refugiarse en su caja de insectos; pese a los sucesivos traslados por razones profesionales de su padre, nunca ha vuelto a ser feliz. Tampoco es un buen estudiante, ni le interesa demasiado su formación académica porque ha conocido ya la experiencia de la vida; solo desea no meterse en líos y pasar lo más desapercibido posible, pero es una buena persona y no puede resistirse a intentar ayudar a los demás cuando lo necesitan.
A todo lo anterior se une un excelente tono narrativo que atrapa irremisiblemente la atención desde las primeras páginas y qué duda cabe que la elección del escenario también juega en favor del resultado, un vetusto internado para muchachos de familias adineradas ubicado en el corazón de Inglaterra (1). La autora logra impregnar el texto de una ambientación británica muy clásica y verosímil, en cuanto a la forma de vida del centro y su relación con Charlie –su notorio desarraigo, la rápida asunción de pertenencia a un estrato social inferior, los castigos debidos a la ruptura de normas de convivencia, la normalización del bullying– pero, también, en lo relativo a la manera de pensar de los personajes, la descripción física del edificio y su mobiliario, y, en general, el retrato de una época marcada por un imperio británico extendido a lo ancho del mundo.
Finalmente, cabe destacar también el acervo de personajes secundarios, de equívoca filiación, que acompañan a Charlie en esta historia. El jardinero Samuel Foster, a quien toma inicialmente por aliado y que esconde un horrible pasado. La enfermera jefe Grace, que se muestra amable con él aunque, en ocasiones, actúe de manera extraña. El siempre malhumorado director, que no parece desear conocer lo que ocurre en su propio colegio. Sus compañeros de habitación, el resto de profesores, el distante médico de la comarca, una anciana del pueblo a quien conoce en una ceremonia religiosa… Todos ellos contribuyen a dotar al texto de un halo de oscuridad y singular crudeza a la hora de desvelar un antiguo secreto silenciado durante demasiado tiempo y que ha terminado por pudrirlo todo.
Sarah Read es una escritora norteamericana de ficción oscura que con este estupendo debut se alzó en 2020 con los premios Bram Stoker de Primera Novela y This Is Horror a la Novela del Año, además de ser finalista del Ladies of Horror Fiction; además, su colección Out of Water también resultó finalista del Bram Stoker y This Is Horror. Una autora muy interesante a quien merece la pena seguir.
