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Libros publicados en 2006

Paura. Antología de terror contemporáneo volumen 2

Paura. Antología de terror contemporáneo volumen 2

Comentario:

 

Este segundo volumen de «Paura» mantiene y refuerza sus señas de identidad, es decir, el gusto por el terror contemporáneo, demostrando que la cantera de escritores jóvenes y consagrados que cultivan el horror y la fantasía oscura no hace sino crecer. Una selección con altibajos cuya estética general (pese a la extraña tipografía del prólogo) se ha visto reforzada.

 

Por el contrario, el prólogo sigue pecando de un molesto academicismo, plagado de ínfulas acerca de posmodernidad, romanticismo alemán y referencias a la literatura clásica gótica. Sinceramente, la presentación de una antología no es el lugar más adecuado para el lucimiento del crítico (hubiera sido mejor dejarlo para un ensayo final) y, por supuesto, discrepo acerca del lugar secundario que éste otorga a los personajes dentro de la literatura de terror, meros testigos de una realidad alterada (cuando es a través de sus ojos como percibimos dicha situación). Detalles al margen, esta nueva selección del colectivo Xatafi consolida a «Paura» como una de las propuestas de referencia dentro del panorama fantástico español, con buenas posibilidades además de volver a ser nominada como mejor antología temática del año.

 

 

Incluye:

"Dragón podrido", de Juan Díaz Olmedo

"Paisaje nocturno con monstruos", de David Soriano

"Marcado tres veces", de Rodolfo Martínez

"Capítulo LIII", de Manuel Díez Román y Salvador Huete

"Volverás", de Marc R. Soto

"Al final de este viaje", de Santiago Eximeno

"A fin de cuentas", de Julio Abelenda

"El rey mago", de David Jasso

"Atracción turística", de Sue Burke

"El hombre de la pala", de Alfredo Álamo

 

Valoración: Interesante

"Dragón podrido", de Juan Díaz Olmedo

Finalista del I premio Xatafi de la crítica 2005

 

En un tugurio de un país asiático, un nativo se ofrece a acompañar a un turista occidental a través de las diversiones locales. En un combate de lucha en barro, el extranjero se siente terriblemente atraído por una de las púgiles. La mujer acepta pasar la noche con él a cambio de algo suyo que le es muy querido; obnubilado por el alcohol y su exótico atractivo, acepta.

 

El autor de «Marionetas de sangre» retrata el submundo clandestino de una urbe cosmopolita, un lugar repleto de placeres prohibidos al alcance de quien pueda pagarlos, donde el turista sin demasiados escrúpulos puede sentir la fascinación por el peligro. El autor español más Clive Barker-iano escribe un relato más efectista que logrado (posee cuentos mucho mejores), escrito en una siempre difícil segunda persona aunque, en mi opinión, esté algo sobrevalorado pues quedó nada menos que finalista del I premio Xatafi de la crítica como mejor cuento del año 2005. Un cuento con unos inicios bastante irregulares y una notoria falta de ambientación, pero sí una fuerza inusitada que se revela en los detalles escabrosos y la denuncia de la dominación colonial y ahora dependencia económica del primer mundo.

 

Valoración: Interesante

"Paisaje nocturno con monstruos", de David Soriano

 

La pequeña Celia cree escuchar ruidos extraños en el jardín. Con la determinación propia de quien se desvela en la noche, decide levantarse y encarar sus temores, recorriendo los rincones cotidianos de la casa ahora deformados por las sombras y el miedo.

 

Soriano escribe un cuento de una perfección magistral. Mediante la recreación de la mente de una niña maltratada, Soriano perfila un clima de creciente tensión que se transmite al ritmo de la narración. Una historia que atrapa al lector a través de la deliciosa candidez infantil para denunciar los monstruos reales que habitan en nuestros hogares. Pese a ello, el autor decide imprimir una revuelta fantástica al relato… y un justo castigo para el malvado.

 

Valoración: Notable alto

"Marcado tres veces", de Rodolfo Martínez

 

Un hombre que se gana la vida buscando objetos extraños para tipos excéntricos recibe una insólita propuesta: trasmitir un mensaje al mismísimo anticristo. Sorprendido, acepta, para descubrir que la inevitabilidad y el libre albedrío funcionan igual para humanos e inmortales.

 

El otrora prolífico cuentista Rodolfo Martínez escribe un relato decepcionante, muy por debajo de sus posibilidades. Rudy, escritor marcadamente racionalista, parece haber incorporado la irracionalidad a sus últimos textos (véase, por ejemplo, su novela: «Los sicarios del cielo»), mezclando ciencia ficción y fantasía oscura, jugando con la lógica y el esoterismo, acaso en un intento por aprehender la realidad caótica que nos rodea. Este cuento, fallido, parece discurrir por estos derroteros y, pese a que en el mismo podemos encontrar su habitual ironía, la fluidez narrativa y naturalidad de diálogo que lo caracterizan, todo ello suma un bagaje demasiado escaso como para redondear una historia que no merece siquiera figurar en su repertorio.

 

Valoración: Regular

"Capítulo LIII", de Manuel Díez Román y Salvador Huete

 

Un monje benedictino relata en el ocaso de su vida un episodio singular: siendo párroco de una abadía parisina ofreció los últimos sacramentos a un extraño moribundo. El hombre, Marcel Pericot, aseguró haber dado muerte a un rival por el amor de una dama y, gracias al favor de un oscuro personaje, llevar a partir de entonces una vida licenciosa que le empujó a realizar las más viles tropelías.

 

Recreación trasnochada del Don Juan Tenorio, ambientada en un París decimonónico que imita el estilo de los clásicos del Romanticismo (1). Una novela corta que se alarga sobremanera, prolija en detalles de decorado (que no ambientación) que ralentizan el ritmo hasta el límite del aburrimiento y abundantes digresiones filosóficas –pedantes aunque pretenden pasar por eruditas- redactadas en un lenguaje grandilocuente poblado de cultismos. Un texto, en definitiva, muy irregular y con demasiados pasajes superfluos (mientas otros más necesarios se resuelven mediante elipsis, como la narración de las citadas “tropelías”) pero con indudables elementos de interés que no logran ser expuestos con la naturalidad precisa.

 

(1) Argumento, teatralidad de las escenas, pasajes macabros, propósitos moralistas, etc. Pese a todo, no faltan las incongruencias: el enfrentamiento entre rivales se dirime a los puños (cuando era el acero lo propio entre caballeros), un sacerdote desvelando secretos de confesión, etc

 

Valoración: Regular

"Volverás", de Marc R. Soto

 

Una ¿mujer? despierta encajada en una especie de ataúd. Mientras retorna a la consciencia, un hombre la lleva a la facultad con propósitos desconocidos. Relato enigmático cuyo interés se centra en descubrir quien es y qué le ocurre exactamente al narrador. Una escritura que recuerda el impresionante “Nacido de hombre y mujer” de Richard Matheson pero cuyo final parece decantarse por un desenlace mucho más prosaico.

 

Valoración: Interesante

"Al final de este viaje", de Santiago Eximeno

 

Enrique es un cubano viejo que gusta pasear por el Malecón al amanecer y ganarse la vida a cambio de su simpatía con los turistas. Un alma melancólica que sigue amando la Revolución aunque la juventud no le comprenda e intente abandonar la isla a la menor oportunidad. Un día, dos extraños ángeles le conminan a acompañarles.

 

Eximeno demuestra sus maneras de estilista manejando como nunca la ambientación y el retrato de un personaje entrañable. Una historia de decadencia que se manifiesta en la forma de reflejar -cálida, suave y melodiosa- la realidad de la isla caribeña, y que se cierra de forma abrupta en un desenlace sujeto a interpretación.

 

Valoración: Notable

"A fin de cuentas", de Julio Abelenda

 

Un hombre decide observar el extraño comportamiento de un individuo que, tras seguir a desconocidos en estaciones de autobús, ferrocarril o avión, realiza anotaciones en su agenda. Finalmente, no puede resistir la tentación y acercarse.

 

Relato profundamente filosófico, dotado de una retórica lúcida y una visión inteligente. “Todos somos viajeros en esta vida y pararnos previo a un viaje nos hace ver que estábamos corriendo y nos permite pensar en nosotros mismos”. Al final de nuestro viaje, quizás haya alguien que haga balance de nuestros actos, una mente que nos sueña; acaso nosotros mismos.

 

Valoración: Notable

"El rey mago", de David Jasso

 

Es Navidad en las proximidades de unos grandes almacenes. En la cola de espera para los Reyes Magos, un niño aterrado se interroga acerca de la ubicuidad y omnisciencia de sus majestades. Cuando el azar le empareje con el rey Melchor, el terror provoca en ambos un insólito intercambio de pensamientos: el falso rey resulta ser un peligroso pederasta y ahora que el niño ha descubierto su secreto no le queda más remedio que acallarlo.

 

Partiendo de una anécdota simpática (por la que muchos de nosotros hemos pasado), este irreverente autor logra reunir la mirada meliflua de la infancia, el humor gamberro y unas gotitas de truculencia en una historia que arroja una mirada agridulce de los años 80’. Jasso, dotado para la causticidad y el horror urbano a partes iguales, tarda demasiado en entrar en materia, describiendo con todo lujo de detalles elementos que el propio lector es capaz de reconocer por sí mismo. Un poco más de comedimiento en el inicio hubiera acelerado el ritmo, que se desborda definitivamente en un final desenfrenado.

 

Valoración: Notable

"Atracción turística", de Sue Burke

 

En la Ciudad de los Vampiros, autoridades, vampiros y donantes han llegado a un acuerdo para regular la situación, capaz de reportar a la comunidad pingues beneficios por turismo. La atracción morbosa por los redivivos provee un flujo constante de voluntarios atraídos por la exótica experiencia (aún así, se firma un contrato para evitar problemas legales), cuando el vampiro más famoso del mundo sufre un repentino gatillazo.

 

Una mirada original e iconoclasta a uno de los clichés más frecuentes del género de terror, que destila ironía de una forma mucho más incisiva de lo que puede reflejar este pobre comentario.

 

Valoración: Interesante

"El hombre de la pala", de Alfredo Álamo

Finalista del I premio Xatafi de la crítica 2005

 

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Valoración:

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