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Libros publicados en 2007

Los hijos de Húrin

«Los hijos de Húrin» es uno de los grandes relatos que fundamentan la historia de la Tierra Media y se sitúa en la Primera Edad, cuando elfos, hombres y enanos llevaban pocos siglos habitándola. Junto con la historia de Beren y Lúthien, es referente del heroísmo y la tragedia en la lucha contra el Mal. Una narración épica emocionante que culmina en una conmovedora historia de amores imposibles con un inconfundible regusto a inmortal tragedia griega

Los hijos de Húrin

La editorial Minotauro carece de una colección juvenil específica; pese a ello, en su catálogo podemos encontrar algunos títulos recomendables para jóvenes lectores. Así, entre otros, podemos citar los libros de la saga de Terramar (cinco novelas, reeditadas el año pasado en volumen único bajo el título de «Historias de Terramar», más la antología «Cuentos de Terramar») en los que Ursula K. Le Guin realiza un excelente uso del arquetipo en fantasía, o series como «Los dones» de la citada Le Guin o la exitosa «La espada de fuego» de Javier Negrete. Aunque, por volumen y relevancia, destaca la bibliografía completa de J.R.R. Tolkien, un autor con casi un centenar de títulos («El señor de los anillos», «El hobbit», «Las aventuras de Tom Bombadil», «El Silmarillion», «Pack infantil Tolkien», «Cartas de Papá Noel»...) que pueden ser disfrutados por lectores de cualquier edad.

 

En el caso que nos ocupa, «Los hijos de Húrin» no es un texto especialmente indicado para niños aunque sí para jóvenes y adultos. Tampoco se trata, en puridad, de una auténtica novela, y ni siquiera es una obra absolutamente inédita. J.R.R. Tolkien comenzó a escribirla en 1918 y aparece distribuida en forma parcial y fragmentada -tanto en prosa como en verso- en «El Silmarillion», «Los cuentos inconclusos» y en los volúmenes de la «Historia de la Tierra Media», así como en diversos borradores inéditos. Su hijo y albacea literario, Christopher Tolkien, consciente de la necesidad de presentar la leyenda como una narración continua e independiente a pesar del estado inconcluso de algunas de sus partes, ha realizado una excelente labor de edición al recopilar, ordenar y dar forma coherente a los materiales, bocetos, notas y orden cronológico que configuran el relato sin apenas introducir “pasajes puente”, respetando al máximo el estilo de su padre y culminando la empresa que éste no pudo concluir aunque siempre la tuviera en mente. Un relato importante, pues constituye la principal ficción narrativa de J.R.R. Tolkien tras «El señor de los anillos».

 

La historia se extiende desde el nacimiento de Húrin, jefe de la Casa Hador (una de las Casas de hombres amigos de los elfos) hasta la muerte de su hijo Túrin, es decir, abarca las andanzas de Húrin y su hermano Huor entre los elfos que combaten a los orcos que invaden la región de Beleriand, la desastrosa Nirnaeth Arnoediad (o “Batalla de las Lágrimas Innumerables”) en que cayó la última gran alianza de elfos y hombres contra el poder oscuro de Morgoth, la infancia de Turín marcada por la ausencia paterna, su exilio al reino élfico de Doriath, la amistad con Beleg Arcofirme, su marcha para liderar a un grupo de proscritos en la lucha contra el Mal, la guarida de Mîm el enano, el reino élfico de Nargothrond, su doble encuentro con el dragón Glaurund y los hechos finales que desembocaron en la terrible revelación que provoca su muerte.

 

«Los hijos de Húrin» es uno de los grandes relatos que fundamentan la historia de la Tierra Media y se sitúa en la Primera Edad, cuando elfos, hombres y enanos llevaban pocos siglos habitándola. Junto con la historia de Beren y Lúthien, es referente del heroísmo y la tragedia en la lucha contra el Mal. Una narración épica emocionante que culmina en una conmovedora historia de amores imposibles con un inconfundible regusto a inmortal tragedia griega. Tolkien exalta la valentía, el heroísmo y la lealtad como valores prototípicos de los hombres, pero es notorio su afán moralista, esto es, su deseo por reflejar cómo la soberbia, imprudencia y ansia de poder de los hombres, movidos casi siempre por el orgullo y la búsqueda de la efímera gloria, acarrea siempre la desgracia, la destrucción y la muerte a sí mismos y a cuantos les rodean (1). La maldición que Morgoth -uno de los Valar o dioses primigenios, cuya ansia exacerbada de poder le conmina a dominar a todos los mortales- arrojó sobre Húrin condena a éste y a su familia -su esposa Morwen y sus hijos Túrin y Niënor- a incurrir en los mismos errores y compartir, por tanto, un desenlace infausto.

 

Como he comentado anteriormente, los orígenes del texto han sido heterogéneos pero la gran labor de edición llevada a cabo ha impedido que el ritmo o el estilo apenas sufran las consecuencias (2) y la historia se cierre sin dejar ningún cabo suelto. Por supuesto, existen pasajes menos elaborados, frecuentes cambios de ubicación y personajes, historias con un diferente grado de unión con la trama principal, pero todo ello sirve para articular un texto que entrelaza las relaciones de las diferentes razas que habitaron los Días Antiguos, un relato que debe mucho a la tradición oral de narrar historias. Tolkien emplea un lenguaje sencillo en el que sobresale el tono mayestático propio de la épica, aunque en ocasiones su propósito sentencioso le acerque más a la parábola bíblica. Quienes tengan presente el estilo del «El señor de los anillos» encontraran aquí un interés más acusado por los linajes, el sentido épico y la moral, y tal vez echen de menos, como en mi caso, la capacidad para la piedad y la redención de los protagonistas de la trilogía. Pues en esta obra los personajes -humanos, elfos o enanos- se pronuncian siempre de forma solemne, y su comportamiento obedece a fines elevados, nobles y corteses, a veces incluso en el momento de la traición.

 

El libro ha gozado hasta el momento de dos cuidadas ediciones: una en tapa dura con sobrecubierta, y una edición especial de lujo limitada a 5.000 ejemplares numerados, estuchada, encuadernada en tela y con cinta de punto de lectura. Agotada la edición de lujo en apenas un mes, Minotauro ha reeditado la misma con vistas a la campaña de Navidad. En ambos casos, un volumen exquisitamente ilustrado por Alan Lee -habitual de la obra de Tolkien-, que incluye una decena de láminas a todo color y multitud de bocetos a blanco y negro. Incluye un prefacio-presentación a la Tierra Media en los Días Antiguos por parte de Christopher Tolkien, un par de apéndices (relativos a los intentos de J.R.R. Tolkien por elaborar una versión definitiva de éste y otros cuentos capitales, y las diferencias en la composición del texto respecto a otras fuentes seminales), genealogías, lista de nombres de personajes y toponimia (muy útil para orientar al profano) y un mapa de la región adaptado a la presente historia.

 

Para las legiones de incondicionales del autor es éste un hito imperdible. Para los lectores que, como en mi caso, hayan disfrutado de «El señor de los anillos» y «El hobbit» pero desconozcan las leyendas de los Días Antiguos aparecidas en obras con reputación de “inaccesibles por su forma y estilo” como «El Silmarillion», esta cuidada y accesible edición les supondrá el reencuentro con un gran autor: J.R.R. Tolkien.

 

 

(1) Por supuesto, caben lecturas más profundas del texto, examinando su indiscutible carga ideológica cristiana, la predestinación de los personajes, o cómo los prolíficos y belicosos hombres -y su lado oscuro, los orcos- terminan por desplazar al resto de criaturas antiguas (elfos, enanos y demás criaturas míticas) al destruir su hábitat natural, en clara metáfora del progreso tecnológico.

(2) Si bien, en el último cuarto del libro se abusa a mi juicio de la conjunción copulativa “y” como inicio de frase, recurso que termina por resultar cansino y diluir su propósito.

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