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Libros publicados en 2007

Madrid

Toda la novela es un continuo clímax y la fórmula, impactante al principio, se torna reiterativa y finalmente termina por mostrarse agotadora. La brutal inmersión de los inicios da paso a la comprensión parcial de los hechos narrados, a entretejer una malla de interrelaciones entre personajes y acción, pero en no pocos momentos el hilo de los acontecimientos se pierde en un interminable pandemonio protagonizado por personajes de gatillo fácil e inmunidad total

Madrid

Tras varios siglos de evolución humana, la Tierra ha experimentado cambios radicales: los Estados Unidos se han transformado en un país volcado exclusivamente hacia la industria del entretenimiento, las colonias estelares han adoptado la forma de una sociedad belicista (las Fuerzas Coloniales) y en la vieja Europa Madrid se ha erigido en capital federal. El número de personas con capacidades psi ha aumentado espectacularmente, por lo que los ciudadanos europeos “no activos” intentan proteger la continua invasión de su intimidad mediante la promulgación de leyes como el Estatuto de Restricción de Actividad Psiónica, la construcción de cúpulas psiónicas que cubren las ciudades o la propagación de aerosoles que impiden actuar a los telépatas con capacidades de teleportación. Sin embargo, la administración europea potencia en secreto la creación de un BrainFrame -asociación telepática de individuos para multiplicar su coeficiente psiónico- diseñado para predecir el futuro, un Oráculo que en manos militares podría convertirse en el arma definitiva.

 

En pocas horas, Madrid será escenario de dos acontecimientos que lo convertirán en foco de atracción mundial: el estreno de la primera psi-movie o película capaz de inducir sensaciones telepáticas en el espectador, y la final de la Liga de Campeones de fútbol que enfrenta a dos equipos de rivalidad centenaria, el Real Madrid y el Barça. Una oportunidad perfecta para que las Fuerzas de Defensa Terrestre (FDT) provoquen un incidente diplomático que les sirva de excusa para intervenir militarmente y capturar al Oráculo. Mientras se llega a ese punto culminante, varios cursos de acción aparentemente inconexos convergirán en un mismo desenlace a ritmo endiablado: un telépata de alto poder pretende eliminar al Oráculo, para lo cual se sirve de un ultra del Real Madrid; un policía suspendido de servicio por estupro y aceptar sobornos es incriminado en el asesinato de una prostituta de la que estaba perdidamente enamorado; una psi-terapeuta atiende a un veterano de las Fuerzas Coloniales aquejado de una extraña patología que le provoca amnesia e incertidumbre acerca de la autoría de sus propios pensamientos; un militar de las FDT espera ser rescatado por sus compañeros. Y, por si esto fuera poco, un asesino en serie apodado el Fantasma está asesinando telépatas activos y el Oráculo posee su propio plan de acción. Pero pese a todo y pase lo que pase, el espectáculo debe continuar.

 

Lo primero que sorprende de esta ambiciosa novela publicada por la editorial Parnaso es su estructura inusual, en la que no sólo se alternan (al menos) tres visiones parciales de los hechos sobre las que se superpone la mirada de un protagonista omnisciente, sino que las diferentes líneas de acción avanzan según planos temporales diferentes, donde cada capítulo se inicia y concluye respecto a la hora exacta en que tiene lugar el anunciado clímax. Una insólita técnica deconstructiva en la que el lector ha de recomponer las diferentes piezas del puzzle para conformar la imagen al completo.

 

Por otra parte, Daniel Mares gusta explorar los límites de la violencia con una crudeza que se adentra casi en el terreno de lo surreal (véase su antología «En mares extraños»). Posee una sublime capacidad para el retrato de mentes desquiciadas (policías corruptos, militares sicópatas, mafiosos, traficantes, drogadictos, hinchas de fútbol), personajes al límite obsesionados por la cibercultura, caracterizados por su egoísmo y sus ansias de poder, sexo y dinero, capaces de cometer los actos de crueldad más abyecta (1) sin la menor vacilación. En esta novela Mares reitera sus dotes de narrador visceral, desarrollando un argumento visualmente impactante a la par que caótico, con frecuentes cambios de perspectiva, enfoque hiperrealista, ritmo endiablado y humor negro, un estilo complejo que, unido a la citada técnica narrativa deconstructiva, lo aúnan a autores de culto del séptimo arte como Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en obras tan características como «Pulp Fiction», «Kill Bill», «Four Rooms», «Sin City» ó «Asesinos natos».

 

Es el descrito un universo implacable, repleto de bandos y facciones ante los que es preciso definirse y tomar partido, una sociedad alucinada que propugna la existencia de paraísos exclusivos para los más poderosos, donde el lenguaje adquiere una relevancia capital pues a su través se revela la auténtica personalidad de cada personaje. Igualmente, el texto enriquece su laberíntica composición combinando varias voces narrativas (la primera persona del telépata omnisciente con la siempre difícil segunda persona del policía corrupto o la psi-terapeuta) y apoyándose de forma obsesiva en el multiperspectivismo y la repetición de escenas, deformando una realidad –la nuestra- para amplificar todo su horror en escenarios de imaginería visual propia de «Blade Runner» (2). En resumen, puro delirio dickiano.

 

Pero los excesos acarrean consecuencias. Toda la novela es un continuo clímax y la fórmula, impactante al principio, se torna reiterativa y finalmente termina por mostrarse agotadora. La brutal inmersión de los inicios da paso a la comprensión parcial de los hechos narrados, a entretejer una malla de interrelaciones entre personajes y acción, pero en no pocos momentos el hilo de los acontecimientos se pierde en un interminable pandemonio protagonizado por personajes de gatillo fácil e inmunidad total. Sin embargo, el desenlace, cada vez más enloquecido y con partes que llegan al extremo de entremezclar la visión de diferentes personajes en la misma línea de diálogo, se resuelve de forma harto rutinaria; todo termina como empieza, en una espiral de fuego y destrucción preñado de bajas colaterales que el autor se empeña en equiparar con una muy particular visión de la belleza.

 

«Madrid» es un vibrante y crudo thriller policial ambientado en el futuro (3). Por su estructura singular, valentía formal y argumental, lenguaje, coherencia interna, inmersión en una realidad alterada, sensación de verosimilitud, y muchas otras razones bien merece la pena adentrarse en él, pese a que, al final, quede la sensación de obra fallida sobre todo, aunque no en exclusiva, por sus excesos y artificiosidad.

 

 

(1) Por si solos o como reflejo de la sociedad enferma que habitan. Una sociedad que fomenta indirectamente la pederastia puesto que los poderes psi se desarrollan tras la pubertad y nadie desea tener un amante que le pueda leer el pensamiento; que hace uso de clones autistas como cerebros de reserva para doblar la potencialidad psi; con telépatas que imprimen pensamientos directamente en la mente de sus víctimas, para convertirlos en marionetas útiles y desechables; con agentes que secuestran a la actriz principal de la psi-movie para lograr un aumento de la publicidad antes del estreno; etc.

(2) Especialmente destacable es la escena donde el militar Joano, rodeado por la policía y con un aguacero como telón de fondo, encañona a la psi-terapeuta mientras recuerda sus vidas pasadas.

(3) Que presumiblemente toma como base el irreverente relato "Pubiscidad".

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