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Libros publicados en 2011

La chica mecánica

La acción de la novela se sitúa en Tailandia, un pequeño reino que ha restringido al máximo el comercio con el exterior y donde rigen duras leyes de cuarentena con intención de impedir la llegada de las devastadoras plagas de diseño propagadas por las multinacionales biotecnológicas.

 

La obra destaca por su argumento ambicioso, su ambientación exótica, su capacidad especulativa y admonitoria de posibles problemas venideros. Bien podría ser éste un libro llamado a marcar una época y un estilo de escribir ciencia ficción, más apegado a la realidad y a los problemas que aquejan a la sociedad contemporánea, globalizada, altamente tecnificada y tiranizada por las leyes del mercado libre

La chica mecánica

Paolo Bacigalupi es un escritor estadounidense que se dio a conocer en el terreno de la ciencia ficción con un puñado de relatos publicados en las revistas “The Magazine of Fantasy and Science Fiction” y “Asimov's Science Fiction Magazine”, cuentos que sorprendieron por su originalidad y argumento altamente especulativo y le valieron ser finalista en dos ocasiones del premio Nebula y cuatro del Hugo. Su biografía asegura que escribió cuatro novelas que le fueron rechazadas hasta que la quinta, la presente «La chica mecánica», le fue publicada en otoño de 2009 por el sello Night Shade Books, una pequeña editorial de San Francisco especializada en género fantástico que, con apenas centenar y medio de títulos en catálogo, incluye firmas tan destacadas de la escena contemporánea como las de Greg Egan, Steven Erikson, Iain M. Banks, M. John Harrison, Alastair Reynolds, Kim Stanley Robinson, Michael Swanwick, Lucius Shepard, John Shirley, Jeff Vandermeer, Walter Jon Williams… junto a autores más clásicos como H. P. Lovecraft y Clark Ashton Smith.

 

Al poco de ser publicado, el libro comenzó a cosechar apasionados elogios por parte de lectores, colegas escritores y críticos, originándose un efecto de bola de nieve que culminó en su ascensión al olimpo de los títulos imprescindibles. Uno tras otro, obtuvo la mayoría de galardones de género: el Hugo, Nebula, John W. Campbell Jr., Locus de primera novela, Compton Crook, finalista del Bristish SF… y un largo etcétera que bien podría completarse con diversos galardones nacionales: el Ignotus en España, el Seiun japonés, el Imaginaire francés…, ingresando por derecho propio en el selecto club de las novelas de ciencia ficción más premiadas de los últimos tiempos, donde podemos encontrar la aún inédita «The City & The City» de China Miéville (premios Hugo, World Fantasy, Arthur C. Clarke, Locus, British SF y SF Site Poll, entre otros) y «El sindicato de policia yiddish» de Michael Chabon (premios Nebula, Locus, Hugo, Ignotus y Xatafi-Cyberdark, entre otros).

 

La edición española corresponde a Plaza & Janés, que presenta un excelente volumen en tapa dura y un texto de calidad en traducción de Manuel de los Reyes. En el caso del servicio de prensa recibido, la novela llegó envuelta en una cubierta plástica impermeable que incluía una faja amarilla que enumeraba los premios internacionales conseguidos, un tríptico desplegable de tamaño A3, una nota manuscrita de la editora, una pequeña bolsa con semillas en la que rezaba la siguiente leyenda: “En un mundo donde las personas desconocen qué les hace humanas… lo más insignificante puede cambiarlo todo”, y un CD-ROM conteniendo el booktrailer de presentación: “Siglo XXII. Apenas quedan combustibles fósiles y la tracción animal ha sustituido a los motores de combustión. Las multinacionales biotecnológicas tienen en su poder la principal fuente de alimentación: las semillas transgénicas. La lucha por los recursos es extrema, el cambio climático es una realidad, la ingeniería genética ha sido llevada a sus límites, y las personas han de recordar de nuevo qué les hace humanos”. Un lanzamiento a todas luces muy completo para la considerada por su editora como: “La mejor novela de ciencia ficción que se ha escrito en los últimos años”.

 

Y, ciertamente, bien podría ser una de las obras llamadas a marcar una época y un estilo de escribir ciencia ficción, más apegada a la realidad y a los problemas que aquejan a la sociedad contemporánea, globalizada, altamente tecnificada y tiranizada por las leyes del mercado libre. La novela destaca por su argumento ambicioso, su ambientación exótica, su capacidad especulativa y admonitoria de posibles problemas venideros… Pero vayamos por partes.

 

El marco histórico en el que se desarrolla la historia establece que tras la Expansión -la actual “Edad de Oro” de la tecnología- sobrevino una etapa de Colapso energético motivada por el agotamiento de los combustibles fósiles. Ello dio lugar a una época convulsa, en la que se sucedieron los golpes de estado, las guerras por el carbón y “calóricas” (por los recursos alimentarios), las plagas y hambrunas; ese fue el origen de la denominada Contracción, que obligó al ser humano a desarrollar nuevos métodos alternativos de producción que asegurasen su subsistencia y el de su dependencia energética: así, las radios, lámparas, teléfonos, ventiladores, descodificadores y, en general, toda la electrónica comenzó a funcionar mediante generadores eléctricos basados en dinamos (energía generada mediante una sencilla manivela), los ordenadores operaban a pedales, en los desplazamientos por ciudades se empleaban vehículos movidos por tracción humana, y gigantescos megadontes (véase la ilustración de portada) creados mediante ingeniería genética eran utilizados como fuerza motriz para mover la pesada maquinaria industrial. La civilización humana se adaptó a duras penas a las circunstancias terriblemente adversas derivadas del Colapso energético, pero sufrió una dura regresión –tecnológica, social, en derechos humanos- que lastró a todo el siglo XXII. Por su parte, las corporaciones biotecnológicas transnacionales responsables de la dispersión planificada de plagas genéticas impusieron al mundo el yugo de sus caros cereales y semillas transgénicos patentados.

 

La acción de la novela se sitúa en Tailandia, un pequeño reino que ha restringido al máximo el comercio con el exterior y donde rigen duras leyes de cuarentena impuestas por el Ministerio del Medio Ambiente, medidas excepcionales impuestas con intención de impedir la llegada de las devastadoras plagas de diseño que hicieron sucumbir en masa a las poblaciones de estados tradicionalmente más aperturistas como India, Birmania, Vietnam o Laos, ahora convertidos en poco más que protectorados económicos de potencias extranjeras.

 

Muchos son los problemas que socavan la integridad e independencia del país asiático: mientras la Reina Niña vive enclaustrada en el Palacio Real, ajena a los designios del país, en la frontera norte la guerra por el carbón contra los países vecinos prosigue su curso; en las plantaciones agrícolas, enfermedades como la cibiscosis, la pelusa de fa’gan, la roya, o el gorgojo modificado japonés arruinan cosechas y constituyen una seria amenaza para la salud humana; las nubes de polen transportan reescrituras genéticas de especies potencialmente invasoras; las crecidas durante los Monzones y las olas gigantes de los tifones asolan ciudades como Bangkok, que sobrevivió al crecimiento del nivel del mar debido al efecto invernadero gracias a la construcción de enormes diques de contención y al uso de gigantescas bombas de achique movidas por el cada vez más escaso carbón; la represión político-religiosa en la cercana Malasia propició el éxodo de millares de inmigrantes ilegales de origen chino (apodados despectivamente “tarjetas amarillas”), que se hacinan en los rascacielos inhabitables de la capital; existe una guerra encubierta entre el emergente Ministerio de Comercio y el de Medio Ambiente (“camisas blancas”) por su diferente concepción de país y la aplicación de las leyes y subsiguientes sobornos; en los bosques proliferan animales modificados asilvestrados, etc., etc. etc.

 

Pero el mundo, poco a poco, se recupera de sus heridas. Las potencias occidentales intentan restablecer las vías de suministro del comercio internacional mediante flotas de clíperes, pesados vapores y dirigibles transoceánicos. Nos hallamos ante las puertas de una nueva etapa de expansión económica y transnacionales que propugnan el libre mercado como AgriGen y PurCal (“fabricantes de calorías”, en jerga thai) se aprestan a tomar posiciones y explotar plazas emergentes como Tailandia, de la que sospechan cuenta con un banco de semillas oculto repleto de diversidad biológica, material genético que ha demostrado su resistencia a plagas y mutaciones epidémicas.

 

Anderson Lake es un agente de una de estas corporaciones, un hombre sin escrúpulos que oculta sus verdaderas intenciones bajo la fachada de un empresario que fabrica muelles percutores (un sistema novedoso capaz de almacenar energía de manera eficiente). Hock Seng es su capataz, un anciano “tarjeta amarilla”, inteligente, codicioso y muy ambicioso, que no dudará en hacer cuanto esté en su mano para propiciar la resurrección su clan familiar. Por su parte, el capitán Jaidee Rojjanosuchai, más conocido como el Tigre de Bangkok, es un antiguo luchador de Muay Thai reconvertido en una especie de héroe nacional contra la corrupción, un funcionario insobornable del Ministerio de Medio Ambiente que trae de cabeza al poderoso Ministerio de Comercio con sus acciones audaces en persecución del contrabando y destrucción de plantaciones afectadas por las plagas. Por último, Emiko es una chica mecánica, un neoser diseñado genéticamente para agradar y obedecer y que su acaudalado dueño nipón abandonó en Bangkok cuando se aburrió de ella; un ser humano sin rango de persona, de movimientos poco fluidos aunque delicada y sensual, tolerable en Japón pero perseguida como abominación en Tailandia, y que sufre a diario la humillación de ser obligada a participar en un espectáculo sadomasoquista a cambio de protección y un costoso mantenimiento -su piel se recalienta en un clima tropical- que solo un rufián como Raleigh parece dispuesto a pagar.

 

Estos personajes, y otros muchos secundarios como el citado Raleigh, políticos locales, hombres de negocios extranjeros –farang- o un mafioso llamado el Señor del Estiércol, se relacionan en la novela para dar lugar a una gran cantidad de acontecimientos, imposibles de resumir en unas pocas palabras. Baste decir que Anderson y Emiko coinciden en el club donde ella trabaja y, contra todo pronóstico, salva a ésta de una situación comprometida para su vida; una temeridad que pone en riesgo la tapadera del americano y que actúa como desencadenante de los sucesos posteriores.

 

En esta su primera novela publicada, Bacigalupi demuestra ampliamente sus cualidades como consumado narrador, de autor de historias trascendentes y altamente especulativas. A ello contribuye una buena documentación, planificación y estructuración del texto, incorporando personajes interesantes y bien construidos, una ambientación exótica de claras reminiscencias steampunk y una enorme labor de prospectiva, rica en detalles como el dibujo de la nueva realidad sociopolítica mundial surgida tras el Colapso, extrapolar la evolución del capitalismo actual hacia prácticas comerciales mucho más radicales, y proponer un choque de culturas que experimenta un país tan complejo como Tailandia (no tanto respecto a referentes culturales, que también, sino, sobre todo, relativo a aspectos filosóficos y de manera de pensar: la mente capitalista sin fisuras de Anderson Lake frente al culto por el clan del chino Hock Seng y la tradiciones locales defendidas por los personajes thai).

 

En efecto, Bacigalupi dibuja un puzle completo de una posible Tailandia del futuro, con sus tradiciones, clases sociales, equilibrios de poder, facciones enfrentadas, luchas intestinas, corrupción, traiciones, venganzas, grandezas y miserias. Un país antiguo que cuenta con su propia fórmula para combinar capitalismo salvaje y espiritualidad, conformando una selva de formalidades y normas sociales de comportamiento en la que thais, chinos chaozhou (integrados de generaciones anteriores), “tarjetas amarillas” y occidentales compiten de manera individual o trazando alianzas de conveniencia por un porcentaje mayor de los beneficios, procurando adaptarse al ritmo vertiginoso de los acontecimientos. Y, por paradójico que pueda parecer, esta situación es perfectamente extrapolable a cualquier otro lugar de ese mundo globalizado, el nuestro, en el que se desarrollan y agudizan los problemas que nos preocupan hoy en día: el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, los límites de la manipulación genética, la destrucción de la naturaleza, el creciente poder económico y político de las multinacionales…

 

Podría continuar glosando las virtudes de esta singular novela, pero es mejor que la lean, disfruten y valoren por ustedes mismos. Ciertamente, no es una novela perfecta –se observan algunas fallas de ritmo, el texto resulta a veces demasiado racional en detrimento de una visión más sentimental y literaria, un argumento en el que un occidental pretende lucrarse en Oriente utilizando métodos expeditivos y una chica pobre que intenta sobrevivir en una sociedad cruel no son precisamente elementos novedosos, apenas se explora la vía de las energías alternativas en favor de la espectacularidad icónica de la tracción animal, un sistema como el planteado para los muelles percutores probablemente no sería eficiente desde un punto de vista energético, o la discutible integración de un elemento sobrenatural en una trama tan realista- pero su estilo accesible y su argumento prospectivo inducen sin duda a la reflexión.

 

Bacigalupi es también autor de la novela juvenil «Ship Breaker» (finalista del Nacional Book Award en 2010 y de próxima publicación por Random House Mondadori, que en breve dispondrá de continuación: «The Drowned Cities»), y el libro de relatos «Pump Six and other stories» (2008), que incluye lo mejor de su producción breve. He tenido oportunidad de leer alguno de estos relatos y creo que podría alcanzar el nivel de las mejores recopilaciones de ciencia ficción de un mismo autor de todos los tiempos, entre las que se puede citar «Axiomático» de Greg Egan y «La historia de tu vida» de Ted Chiang. Sería una gran noticia que una editorial española decidiera publicarla.

 

 

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