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Libros publicados en 2012

Danza de dragones

Canción de Hielo y Fuego es una saga que ha cautivado, a fuerza de épica, personajes, imaginación, maestría y talento, a toda una generación de lectores, con millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. ¿Es posible añadir algo más al fenómeno que ha revolucionado la fantasía adulta hasta hacer ensombrecer a la icónica «El Señor de los Anillos»? ¿Cuál es el secreto de su enorme éxito, adorada por lectores jóvenes y adultos, curtidos y primerizos, aficionados a la literatura fantástica y quienes la visitan por primera vez?

Danza de dragones

El norteamericano George R.R. Martin comenzó su carrera profesional escribiendo principalmente narraciones de ciencia ficción, tan sobresalientes como “Los reyes de la arena”, “Una canción para Lya”, “La flor de cristal”, “Nighsflyers” (inédita), “Retratos de sus hijos”, “El tratamiento del mono”, o los diversos relatos que componen el fix-up «Los viajes de Tuf», hasta publicar su primera y deslumbrante ópera prima: «Muerte de la luz», en 1977. Luego llegarían otras obras no menos notables: «Refugio del viento» (con Lisa Tuttle), «Sueño del Fevre» (la gran novela de terror vampírico sureño), «El rag del Armagedón» (inédita) y «Hunter’s Run» (también inédita), y algunas antologías memorables como «Canciones que cantan los muertos»; después abandonó la literatura durante diez largos años para convertirse en guionista a tiempo completo de las series de televisión «En los límites de la realidad» y «La bella y la bestia», además de realizar tareas de producción en diversos telefilmes.

 

Martin aprovechó ese tiempo para labrarse una merecida fama como reputado guionista, que le serviría luego para reforzar la solidez de su magna novela río, Canción de Hielo y Fuego, compuesta por siete volúmenes de los que hasta el momento ha escrito los cinco primeros. El quinto libro es el presente «Danza de Dragones», una novela que ha sido publicada en España en sus dos formatos –cartoné y tapa blanda en dos volúmenes de venta conjunta- con apenas un mes de diferencia, un gesto digno de elogio por parte de la editorial Gigamesh.

 

Canción de Hielo y Fuego es una saga que ha cautivado, a fuerza de épica, personajes, imaginación, maestría y talento, a toda una generación de lectores, con millones de ejemplares vendidos en todo el mundo (la editorial Gigamesh cifra en un millón las copias vendidas en España, trescientas mil antes de la emisión de la adaptación televisiva a cargo de la prestigiosa productora HBO, y el resto en los últimos años). Se trata, además, del primer volumen publicado tras la eclosión del citado fenómeno mediático audiovisual, que ha impulsado la popularidad de la serie a cotas raras veces vistas en literatura de género.

 

Tras estas cifras astronómicas, con ríos de tinta vertidos en infinidad de medios dedicados a desgranar los pormenores de la saga: foros de Internet, webs oficiales y de aficionados, blogs personales, revistas… ¿es posible añadir algo más al fenómeno que ha revolucionado la fantasía adulta hasta hacer ensombrecer a la icónica «El Señor de los Anillos»? ¿Cuál es el secreto de su enorme éxito, adorada por lectores jóvenes y adultos, curtidos y primerizos, aficionados a la literatura fantástica y quienes la visitan por primera vez?

 

Tal vez la clave resida en la profundidad psicológica de su descomunal elenco de personajes, en su extraordinario y crudo realismo, en el maquiavélico decurso de su enrevesada trama, en la riqueza de su maravilloso escenario de inspiración medieval, en la presencia de una magia incipiente (al contrario que el habitual mundo crepuscular de tantas obras de fantasía clónicas) cuyo apogeo espera alcanzarse con la temida llegada del invierno.

 

O tal vez sea el hecho de considerar a cada personaje como protagonista principal (asignando capítulos y mostrando su punto de vista subjetivo, en una fórmula si no completamente original sí al menos sorprendentemente efectiva), a negarse a asegurar la continuidad de ningún personaje por relevante que a priori pudiera parecer, a sorprender una y otra vez al lector con múltiples e inesperados giros de la trama, o (en palabras de Nacho Vigalondo en el prólogo del libro) a “un complejo equilibrio entre la necesidad de satisfacer las expectativas del lector y la necesidad de introducir sorpresas y cambios”.

 

Supongo que la respuesta debe un poco a todos estos factores, unido al talento innato del autor para enhebrar tramas y hacer que todos los detalles encajen maravillosamente entre sí, empleando para ello su ya característico y magistral estilo narrativo.

 

Cabe advertir que esta novela no es continuación de «Festín de Cuervos», cuarta en la serie, sino que su acción es simultánea y ambas retoman la trama inmediatamente después de los acontecimientos narrados en «Tormenta de Espadas», aunque siguiendo el curso de personajes diferentes; así, mientras «Festín…» se centra en lo que sucede en la capital de los Siete Reinos, Dorne y las Islas del Hierro, «Danza…» nos transporta a las regiones norteñas, al Muro y al otro lado del Mar Angosto, a las ciudades libres de Pentos, Meereen, Astapor y la Bahía de los Esclavos, para proseguir el relato de Jon Nieve, Tyrion Lannister, Daenerys Targaryen y otros.

 

En efecto, tras la derrota del ejército de salvajes liderado por Mance Rayder, Jon Nieve es el nuevo Lord Comandante de la mermadas fuerzas de la Guardia de la Noche; un cargo que se ve obligado a ejercer con delicada diplomacia frente a las exigencias del rey Stannis, el único noble que acudió en su auxilio, y las de su asesora la sacerdotisa roja Melissandre, sabedor de que se aproxima una implacable amenaza desde Más Allá del Muro. Mientras, Daenerys de la Tormenta intenta gobernar con magnanimidad la ciudad libre de esclavos de Meereen, pero sus enemigos conspiran y caudillos locales y herederos de los reinos de Poniente la pretenden para forjar una alianza con que beneficiarse del inmenso poder de sus tres dragones. Por otra parte, Tyrion huye a Pentos tras haber asesinado a su padre en un arrebato de ira, y Bran, el niño Stark tullido, encamina sus pasos por bosques sombríos a lomos del retrasado Hodor en busca del cuervo de tres ojos. Aparecen también nuevos personajes, como el joven príncipe dorniense Quentyn Martell, y otros retornan después de mucho tiempo. Todos ellos entretejen sus destinos en un fresco vital tremendamente realista que, en esta ocasión, muestra buena parte del mundo conocido (aparecen, ¡al fin!, mapas de las Nueve Ciudades Libres, la antigua Valyria, la Bahía de los Esclavos y las tierras de Más Allá del Muro).

 

En la denominada Guerra de los Cinco Reyes por el Trono de Hierro, dos pretendientes han caído: Robb Stark y Renly Baratheon, y tras la muerte de Joffrey Lannister éste ha cedido su puesto a su hermano Tommen. Continúan en liza, por tanto, los citados Stannis y Daenerys, a los que habría que sumar conspiraciones en Dorne y las belicosas Islas del Hierro. Y, para complicar aún más la situación, hace su aparición un nuevo aspirante... Queda, pues, mucha sangre que derramar entre éste y los dos volúmenes que restan, mientras se gestan batallas, alianzas, pactos y traiciones no solo en Poniente sino también en las Ciudades Libres y la Bahía de los Esclavos (“conjuras dentro de conjuras dentro de conjuras”).

 

La narrativa de Martin es tan sólida como acostumbra, su capacidad descriptiva extraordinariamente rica, los personajes magníficamente retratados en sus personalidades y defensa de intereses contrapuestos, y el lector puede sentirse inmerso en una trama apasionante y, con frecuencia, identificarse con alguno de sus protagonistas, lo cual constituye uno de los grandes atractivos de la saga. Tyrion es, si cabe y en virtud de sus circunstancias, el personaje que más destaca en esta entrega gracias a su insolencia, ingenio y mordacidad, aunque probablemente sea Daenerys quien ocupa más páginas en el volumen.

 

Ya en el prólogo, y a lo largo de sus muchos capítulos, el texto adquiere una dimensión visceral, sin concesiones, con escenas particularmente cruentas que pretenden mostrar las duras condiciones de supervivencia en parajes agrestes o en los reinos desolados por la guerra, el hambre y el crudo invierno que se avecina: lobos que devoran hombres, ajusticiamientos, amputaciones, decapitaciones, desollamientos, violaciones, automutilaciones, locura… que se unen a los habituales asesinatos, envenenamientos, esclavitud, sobornos, abuso de poder, etc. Todo un catálogo de violencia y brutalidad, de uso de un lenguaje soez (la palabra “bastardo”, o equivalente (1), se repite cientos de veces), en la, a mi juicio, entrega más implacable de todas; no en vano las acciones caballerosas del principio de la guerra quedaron olvidadas largo tiempo atrás, los cuervos se dieron su festín y los supervivientes se enfrentan a situaciones desesperadas.

 

No es ésta, pues, una novela de batallas épicas y acontecimientos glamorosos. Los contendientes en liza recuperan fuerzas, restañan sus heridas y se aprestan a forjar nuevas alianzas antes del asalto final. El ritmo es lento, la acción se torna demasiado morosa, desesperante en algunos momentos por falta de novedades y excesivo detalle en las descripciones (de hecho, sobran capítulos enteros, en especial varios dedicados a Daenerys y su errabundo proceder); en cambio, el desenlace se precipita en apenas un puñado de páginas.

 

Es más una novela de personajes, de aclarar situaciones anteriores y descubrir relaciones ocultas. También de conceder más peso a las diferentes formas de magia: el poder de los dragones, los cambiapieles, los caminantes blancos y los Otros, la vista verde de los niños del bosque, la magia roja del Señor de la Luz, los hechiceros eternos de Qarth, la magia oscura de la maegi Mirri Maz Duur (que acabara con la vida de Kahl Drogo), el cambio de cara del Dios de Muchos Rostros… tantos tipos de magia como religiones existen en los Siete Reinos: los Siete, los dioses antiguos del Bosque de Dioses, el Dios Ahogado de las Islas del Hierro, el dios de la Luz R’hllor, el dios caballo de los dothrakis, la arpía de Ghis, etcétera.

 

Restan solo dos libros para que concluya Canción de Hielo y Fuego. Dos libros de los que sólo ha trascendido sus títulos: «Vientos de Invierno» y «Sueños de Primavera», y se especula que el primero podría no tardar demasiado en ser publicado habida cuenta de que Martin dispone ya de cierto material escrito y la serie televisiva le come terreno al ritmo de una temporada/volumen anual. Dos libros sobre los que ha desgranado algunos detalles en esta novela, y que esperamos sean tan voluminosos, absorbentes, épicos y sorprendentes como los anteriores, y cuya traducción en España siga recayendo en manos de Cristina Macía, detalle muy importante a la hora de mantener la coherencia interna de la saga (2).

 

 

(1) Existe un apellido diferente para designar a un bastardo en cada reino: Nieve, Piedra, Ríos, Flores, Tormenta, Colina, Arena.

(2) Se aprecian, no obstante, algunas erratas e incoherencias (muy menores) más que en anteriores volúmenes, imagino que debido a la presión por ver los libros publicados y que, en buena lógica, debieran desaparecen en futuras reediciones (hablo de, por ejemplo, indicar “Seto de Piedra” en el texto y “Septo de Piedra” en el mapa, entre otras).

 

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