Un intenso thriller que describe una historia muy similar a la acontecida con el Apollo 13: un arriesgado plan de salvamento al límite de la resistencia humana diseñado contrarreloj por la comunidad científica internacional. Un texto literariamente flojo, aunque impactante, repleto de sorpresas y con un gran sentido de la maravilla, que lo hermanan en espíritu con la mejor ciencia ficción clásica. Estas son algunas de las claves que explican el éxito de este libro
El marciano
Andy Weir es un ingeniero de software norteamericano, apasionado de la ciencia en general y la física relativista, la mecánica orbital y la astronáutica en particular. «The Martian» es su primera novela, una obra de ciencia ficción dura que fue publicando por capítulos de manera gratuita en su página web durante casi tres años (2009-2012). Al terminar, decidió ofrecerla completa en su web y en forma de libro auto-publicado en Amazon al irrisorio precio de $0,99, el mínimo permitido. El libro se convirtió rápidamente en un bestseller aunque el propio autor no podía dar crédito al hecho de que una novela científica pudiera suscitar tanto interés entre los lectores. Finalmente, una editorial profesional se ofreció a editar comercialmente la obra, cuya primera edición se agotó a las pocas semanas, y fue cosechando excelentes críticas hasta lograr vender la estratosférica cifra de medio millón de ejemplares en lengua inglesa.
Pero el éxito de esta novela no se circunscribe únicamente al formato libro dentro de Estados Unidos; sus derechos han sido adquiridos en más de veinte países y el director de cine Ridley Scott –responsable de clásicos tan importantes como Blade Runner o Alien- ha llevado a cabo su adaptación a la gran pantalla, que tiene previsto su estreno el 25 de noviembre de 2015 con Matt Damon como protagonista. «The Martian» es, pues, un auténtico fenómeno global asentado sobre una trama muy dinámica y realista, en la mejor tradición de la NASA, y el profundo conocimiento en la materia que demuestra el autor… aunque en el texto se deslicen varias incoherencias y algún que otro gazapo (1).
En España el sello encargado de su publicación ha sido Ediciones B, dentro de la colección especializada Nova. La novela narra la lucha diaria por la supervivencia de un astronauta abandonado a su suerte en la superficie de Marte, sometido a las condiciones más extremas; un moderno Robinson Crusoe protagonista de un involuntario reality que haría las delicias de cualquier cadena privada de televisión.
Mark Watney es uno de los integrantes del proyecto Ares, la primera misión tripulada al planeta rojo. A los seis días del aterrizaje, la tripulación recibe la orden de regresar urgentemente a la Tierra para evitar una enorme tormenta de arena que amenaza con destruir la pequeña base de operaciones. Mark, botánico e ingeniero mecánico, sufre un desgraciado accidente y es dado por muerto por sus compañeros, que lo abandonan sin poder recuperar su cuerpo. Sin embargo, Mark está vivo y no se da por vencido; armado con su ingenio, habilidad y conocimientos técnicos, se enfrentará a los obstáculos e imprevistos de su delicada situación con el fin de sobrevivir hasta la llegada de una misión de rescate. Por suerte, cuenta en su favor con un gran sentido del humor y unas ganas de vivir que pondrán a prueba la voluntad humana de superación ante la adversidad.
«El marciano» es un intenso thriller que describe una historia muy similar a la acontecida con el Apollo 13: un arriesgado plan de salvamento al límite de la resistencia humana diseñado contrarreloj por la comunidad científica internacional. Un texto literariamente flojo, aunque impactante, repleto de sorpresas y con un gran sentido de la maravilla, que lo hermanan en espíritu con la mejor ciencia ficción clásica. Estas son algunas de las claves que explican el éxito de este libro.
Watney, el desahuciado protagonista, se ve obligado a gestionar los escasos recursos a su alcance con el objetivo puesto en resistir y avisar a la Tierra de que continua vivo. Como experto ingeniero, debe maximizar la vida útil de los diversos sistemas de soporte vital: Hab, oxigenador, regulador atmosférico, calefacción, depósitos de oxígeno, purificador de agua, iluminación, baterías, ordenador principal, esclusas, etc. Además, ha de poner en práctica sus amplios conocimientos en botánica para cultivar su propia comida –los detalles relativos al cuidado de la granja de patatas resultan particularmente ingeniosos–. Tiene que trabajar duro para mejorar las condiciones de habitabilidad y autonomía del módulo, afrontar las complejas misiones en el exterior y los continuos accidentes que obligan a pensar en soluciones alternativas, vencer la monotonía e imponerse unas duras rutinas de supervivencia, sobrellevando la presión de que en cualquier momento un fallo menor pueda suponer su inmediata muerte. Cálculos matemáticos, reflexiones e introspección que el personaje concreta en forma de entradas breves de su cuaderno de bitácora, acompañadas de un humor muy negro que le sirve de catarsis.
El libro plantea múltiples problemas de ingeniería y supervivencia: cómo obtener más suelo cultivable, cómo transformar aire en agua (y viceversa), cómo fabricar semillas… soluciones imaginativas para situaciones desesperadas, que obligan a planificar cada acción en todas sus variables durante meses o tomar una decisión compleja en cuestión de segundos atendiendo a las circunstancias cambiantes. Hay ocasiones en que la solución se antoja pura y simple tecnojerga –generalmente por falta de conocimientos especializados por parte del lector–, aunque a la postre resulta siempre plausible. Nos encontramos ante un texto extraordinariamente didáctico, ameno y adictivo, capaz de acercar la física al ciudadano medio y que podría servir también de inmejorable material para estudiantes de facultades de ciencias.
No obstante, más que un personaje, Watney encarna un estereotipo, el del ingeniero de inteligencia excepcional y muy estable emocionalmente capaz de resolver todo tipo de problemas prácticos sobre la marcha. Un perfil de ganador con el que resulta sencillo empatizar, sobre todo si añadimos el contrapunto de sus accesos de humor negro que le proporcionan un toque más humano con el que romper las rigideces de los cálculos matemáticos (las frías ecuaciones). El resto de personajes: el director de operaciones de Marte Venkat Kapoor, el administrador de la NASA Teddy Sanders, o el resto de la tripulación de la Hermes, quedan como meras comparsas a su servicio.
«El marciano» es una novela tan realista que casi no parece ficción (su equivalente cinematográfico sería «Apollo 13» de Ron Howard o «Gravity» de Alfonso Cuarón). Entretenida aunque un tanto reiterativa, bien construida y con numerosos detalles científicos expuestos de manera comprensible, sirve bien al propósito de la divulgación científica aunque flojee como artefacto literario. El libro cuenta con una portada minimalista en un impactante tono naranja marciano, traducción de Javier Guerrero y presentación de Miquel Barceló, que regresa a la colección Nova donde muchos le echábamos de menos. Con libros como éste (y algunos más anunciados para próximas fechas, como «Justicia auxiliar» de Ann Leckie) Ediciones B recupera la iniciativa en el terreno de la ciencia ficción tras su época dorada a finales de los 90’ y principios del nuevo milenio.
Podríamos hablar de falta de coherencia cuando en cierto capítulo (página 21) se indica que el viaje de ida a Marte empleando motores iónicos duraría 124 días mientras que el de vuelta ocuparía diez meses (página 71).
Podríamos hablar de falta de credibilidad en la cadena de acontecimientos que rodean el citado accidente (macguffin) y posterior abandono del cuerpo del compañero dado por muerto sin la adecuada verificación, aunque ciertamente el autor lo resuelve suficientemente bien cuando entra en detalles (pese a que el accidente siga antojándose demasiado inverosímil).
