Una ambiciosa Space Opera que propone una vuelta a la Edad de Oro de la ciencia ficción, repleta de imaginación, grandes ideas y sentido de la maravilla, aunque su acabado formal sea bastante discreto.
Una vasta visión del futuro lejano en una galaxia colonizada por diferentes facciones humanas y otras especies alienígenas, y donde las todopoderosas IAs del imperio Radch, al servicio de la despótica Anaander Mianaai que se ha perpetuado en el poder durante casi 3.000 años, emplean humanos de los mundos conquistados como simples extensiones dotadas de movimiento
Justicia auxiliar
Pocas novelas actuales de ciencia ficción han suscitado un reconocimiento tan unánime como «Ancillary Justice», al menos en cuanto a premios internacionales se refiere. Traducida al español como «Justicia auxiliar», evitando así los consabidos “spoilers” aunque con ello se perdiera el juego de palabras original de “auxiliar” ó “periférico” de la nave Justicia de Toren, esta novela ha ganado los premios Hugo, Nebula, Locus de Primera Novela, Arthur C. Clarke y British SF, y su secuela «Ancillary Sword» el Locus de Novela de Ciencia Ficción además de ser finalista de otros muchos galardones más. No está nada mal para una escritora debutante como Ann Leckie.
No obstante, si analizamos con detenimiento este caso comprobamos que no se trata en absoluto de un fenómeno aislado sino que se antoja signo de los tiempos. Es cierto que la categoría de novela de los Hugo y Nebula ha solido coincidir con relativa frecuencia a lo largo de la historia, pero ya no tanto que otros premios de prestigio convergieran sobre ese mismo título. En 2010 «La chica mecánica» de Paolo Bacigalupi rompió records alzándose con el Hugo, Nebula, John W. Campbell Jr., Locus de primera novela, Compton Crook e Ignotus (2012), y fue finalista del British SF y SF Site; «La ciudad y la ciudad» de China Miéville ganó ese mismo año el Hugo, Locus de Novela de Fantasía, Arthur C. Clarke, World Fantasy, Ignotus (2013) y Grand Prix de L’Imaginaire (2012); dos años después, «Entre extraños», la novela de inspiración autobiográfica de Jo Walton que conquistó el corazón de los aficionados, hizo lo propio con el Hugo, Nebula y British Fantasy, entre otros. Analizar las razones de esta sorprendente práctica daría para largas y muy animadas charlas de café, así como el hecho de tratarse de una primera novela (exactamente igual que «El marciano» de Andy Weir; por cierto, ambos autores se graduaron en el taller literario de Clarion West, como muchos grandes nombres de la ciencia ficción y fantasía actual ¿no me digan que no son demasiadas coincidencias?).
En cualquier caso, lo cierto es que Ann Leckie sorprendió a propios y extraños con una Space Opera escrita a la vieja usanza, repleta de imaginación, grandes ideas y sentido de la maravilla, aunque su acabado formal fuese bastante discreto.
La norteamericana empleó seis años en escribir esta historia partiendo de un viejo borrador, primera novela de una trilogía que continúa con la citada «Ancillary Sword» (2014) y concluye con «Ancillary Mercy» (2015), títulos que identifican los diferentes tipos de naves de guerra existentes en el imperio radchaai donde tiene lugar la acción. Un relato muy clásico que satisfará a los incondicionales de la vertiente más lúdica del género y a los seguidores de la denominada “literatura de ideas”, lo que constituye la clave de su éxito aunque también su evidente limitación: quienes gusten de la riqueza de estilo probablemente encuentren insatisfactoria esta novela. El libro se acompaña de la habitual presentación de Miquel Barceló y una entrevista final con la autora.
La acción transcurre en dos planos principales. Por un lado, una soldado llamada Breq, que en el pasado formó parte “auxiliar” de la inteligencia artificial que gobernaba el gigantesco crucero de batalla Justicia de Toren, dirige sus pasos hacia la búsqueda de un objeto muy particular, un arma con el que dar cumplida cuenta a su anhelada venganza. Tras veinte años de investigación, al fin parece haber descubierto la pista definitiva en un remoto y helado planeta de la periferia del imperio Radch. Allí encuentra exánime y herida a Seivarden Vendrai, una teniente que sirvió en su misma unidad, y decide hacerse cargo de ella obedeciendo un impulso irracional.
En otra línea de acción, la teniente Awn, al mando de la decuria Esk, es responsable de la seguridad y la administración de la pequeña y tranquila ciudad de Ors, en el recientemente conquistado planeta Shis’urna. Es una oficial de origen humilde que ha ascendido por méritos propios, una situación poco habitual en el rígido escalafón militar radchaai, que no se ha limitado a cumplir órdenes sino que se ha implicado en la pacificación empleando métodos considerados poco convencionales, lo que le ha granjeado numerosos enemigos en las filas castrenses.
Uno y otro plano confluyen en un complejo desenlace que desvela una conspiración política al más alto nivel, y que continúa en los siguientes volúmenes de la serie.
«Justicia auxiliar» es una ambiciosa Space Opera que propone una vuelta a la Edad de Oro de la ciencia ficción. Una vasta visión del futuro lejano en una galaxia colonizada por diferentes facciones humanas y otras especies alienígenas (los “rrrrrr”, presger, etc), y donde las todopoderosas IAs del imperio Radch, al servicio de la despótica Anaander Mianaai que se ha perpetuado en el poder durante casi 3.000 años, emplean humanos de los mundos conquistados como simples extensiones dotadas de movimiento (los soldados “cadáver”).
Si la idea de recibir y transmitir estímulos sensoriales, pensamientos y emociones entre miles individuos unidos mediante implantes a una IA resulta tan atractiva como aterradora, más perturbadora resulta aún su contraria: exponer las limitaciones de una IA circunscrita al reducido espacio de un único y frágil cuerpo humano: Breq. En este escenario, además, existen correctivos médicos que permiten reparar lesiones externas e internas, es posible la modificación física de rasgos faciales, y otros adelantos médicos que permiten extender la vida media hasta más allá de los doscientos años.
Como se puede observar, la capacidad de la autora para crear sentido de la maravilla en esta trama aventurera es sencillamente espectacular. Leckie desarrolla una sociedad radchaai altamente clasista y jerarquizada, un sistema clientelar entre casas Altas -más antiguas, prestigiosas y acomodadas- que aceptan obediencia de las Bajas a cambio de favores, y que basa su crecimiento en la constante expansión militar a nuevos mundos. Su objetivo es “la propagación de la civilización, la justicia y la corrección” tal como ellas lo entienden a todo el universo, y la aniquilación de millones de seres humanos durante los procesos de anexión el precio a pagar, el efecto secundario e inevitable de la homogeneización.
Pero aún falta por mencionar el elemento probablemente más sorprendente de la trama: el papel asignado al género. Para las IAs, la identidad sexual de sus extensiones humanas carece de importancia y, por conveniencia, toman el femenino derivado de la palabra “persona”. Por ese motivo el idioma radchaai adopta dicho género en sus generalizaciones, y hace que algunos personajes tengan graves dificultades para identificar el sexo de su interlocutor, lo que da pie a numerosos y significativos equívocos.
Pese a lo anterior, conviene advertir que nos encontramos ante una primera novela con todas sus virtudes (ya analizadas) y defectos: exceso de ambición, mal estructurada, un discurso a veces farragoso y falto de empatía, etc. La primera mitad del libro es lenta, centrada en explicar la situación de los personajes y prolija en largas disquisiciones acerca de los acontecimientos acaecidos en el pasado. Cuando las dos líneas temporales confluyen, la acción se torna más abundante, mejora el discurso, y la trama política adquiere, al fin, la relevancia que merece. Aunque no por ello dejan de menudear las escenas faltas de lógica maquinal, como el hecho de que Breq ponga una y otra vez en riesgo la misión a la que ha consagrado su vida para satisfacer los caprichos del veleidoso Seivarden.
En la continuación de esta novela, «Ancillary Sword», Breq juega un importante papel en la guerra civil que se avecina. Confío en que Ediciones B no tarde mucho en publicarla, así como la obra que cierra la trilogía, «Ancillary Mercy». Somos muchos los lectores que esperamos disfrutarlas.