Con estilo conciso y directo, propio de un guión novelado, el escritor zaragozano presenta un caso arquetípico de novela negra pasado por el tamiz de su humor irreverente y pícaro. Abundan las escenas rijosas, los chistes procaces, los momentos tópicos aunque divertidos. Aparecen personajes ridículos en situaciones aún más absurdas, episodios desconcertantes, y el argumento, disparatado, se afana en todo momento por ofrecer diversión y un ritmo trepidante con la sana intención de provocar la hilaridad en el lector.
Asesinato en el club nudista
Roberto Malo (Zaragoza, 1970) es escritor, cuenta-cuentos y animador sociocultural. Ha publicado los libros de relatos «Malos sueños» (Certeza, 2006) y «La luz del diablo» (Mira, 2008), las novelas «Maldita novela» (Mira, 2007), «La marea del despertar» (Hegemon, 2007) y «Los guionistas» (Eclipsados, 2009) y el libro infantil ilustrado «Tanga y el gran leopardo» (Comanegra, 2009). «Asesinato en el club nudista» es, por tanto, su cuarta novela, y la tercera de ciencia ficción que publica la editorial aragonesa Nalvay tras la clásica «La chica del átomo dorado» de Ray Cummins y «La perdición fucsia» de Fermín Moreno González (continuación de la muy irreverente «Forastero en cuerpo extraño».
Miembro activo de NOCTE – Asociación Española de Escritores de Terror, Malo es un escritor que ha incursionado en prácticamente todos los géneros del fantástico y se caracteriza por la sobriedad de estilo, su afán de entretener y un humor omnipresente y carente de prejuicios. En esta historia elige rodear a sus personajes de numerosos momentos jocosos y subidos de tono, para confeccionar un relato erótico-policial ambientado en un futuro próximo:
Luís Gómez es un asesino profesional. Pero no un asesino que se oculte en oscuros callejones sino una especie de honrado investigador privado “con un plus”, oficina abierta al público, felizmente casado y padre de dos hijos; todo un profesional respetable y respetado en la comunidad, pese a que su profesión no sea totalmente legal y la policía intente echarle el guante por todos los medios. Claro que lo suyo no es cometer asesinatos sino crímenes perfectos que luego la justicia no le pueda imputar.
Santiago Moreno es un rico hombre de negocios que desea contratar sus servicios para asesinar a su adúltera (y bellísima) esposa, una mujer que se casó con él por dinero y que gustaba engañar abiertamente a su marido hasta que finalmente decidió abandonarle para irse a vivir con su amante a un club nudista. Ciertamente, a Santiago le gustaría matar personalmente a su esposa pero las estrictas normas del selecto Club Nudista Minerva no permiten la entrada al establecimiento de un cliente tan orondo como él, alguien cuya sola presencia afea el paisanaje de bellas, atléticas y vanidosas víctimas del “body building”. Por eso necesita a alguien como Luís: apuesto, mujeriego irredento… y letal.
Y así, bajo el disfraz de nuevo rico de vacaciones, rodeado de bellezas de cuerpos esculturales tostados por el sol y la brisa marina, con todos los servicios a su alcance que un gran hotel de lujo puede ofrecer, se apresta a cumplir (o retrasar un poco, al menos) su duro cometido.
Con estilo conciso y directo, propio de un guión novelado, el escritor zaragozano presenta un caso arquetípico de novela negra pasado por el tamiz de su humor irreverente y pícaro. Abundan las escenas rijosas protagonizadas por soberbias mulatas y rubias despampanantes -que satisfacen a pies juntillas los sueños más húmedos de cualquier varón heterosexual-, los chistes procaces, los momentos tópicos aunque divertidos. Aparecen personajes ridículos en situaciones aún más absurdas, episodios desconcertantes, y el argumento, disparatado, se afana en todo momento por ofrecer diversión y un ritmo trepidante con la sana intención de provocar la hilaridad en el lector. Pero el desenlace se adivina antes de tiempo.
En cuanto a aspectos de ciencia ficción, incluye detalles relativos a domótica y coches inteligentes del futuro (conducción automática, respuesta interactiva mediante voz, búsqueda de información en línea, asistente culinario, etc.). Mero decorado, en cualquier caso.
Las ilustraciones de portada e interiores son obra de Abraham Pérez Pérez, quien ha logrado captar y reflejar a la perfección todo el descaro y lujuria de esta particular historia.