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Libros publicados en 2014

Sindbad en el País del sueño

Primera incursión en el terreno de la fantasía de Juan Miguel Aguilera. En ella explora un camino diferente a la fantasía nórdica tradicional (Tolkien y sus epígonos) o urbana/contemporánea moderna, retornando a un escenario oriental exótico aunque reconocible, propio de «Las Mil y Una Noches» o «Aladino». Para ello, impregna la narración de un aroma a fantasía desbordada y aventura romántica, aunque cimentada sobre una base racional y con una defensa a ultranza de la ciencia y la tecnología, que constituyen dos de sus rasgos de estilo más acusados.

 

Una estupenda novela de aventuras fantásticas con una ambientación exótica, bien escrita y no demasiado extensa, que rápidamente contagia al lector.

Sindbad en el País del sueño

Juan Miguel Aguilera (Valencia, 1960) es diseñador industrial, escritor e ilustrador. Su primer relato, "Sangrando correctamente", apareció en la mítica revista Nueva Dimensión. Junto con Javier Redal desarrolló el universo de Akasa-Puspa en las novelas «Mundos en el abismo» (1988), «Hijos de la eternidad» (1990) y «En un vacío insondable» (1994, premio Ignotus), que luego ha revisitado en «Mundos en la eternidad» (2001), «Mundos y demonios» (2005) y «Némesis» (2011). Otras novelas suyas son «El refugio» (1994, con Javier Redal, premio Ignotus), «La llavor del mal» (1996, con Ricardo Lázaro), «La locura de Dios» (1998, premio Ignotus), «Contra el tiempo» (2001, con Rafael Marín), «Rihla» (2004), «El sueño de la razón» (2006), «La red de Indra» (2009), «La zona» (2012, con Javier Negrete) y «Oceanum» (2012, con Rafael Marín). Suyo es el guión de la película «Stranded» (Náufragos) (2000) y también su novelización (2001, con Eduardo Vaquerizo). Sus obras han sido traducidas en Italia y Francia, donde ha obtenido los premios Imaginales y Bob Morane.

 

«Sindbad en el País del Sueño» supone su primera incursión en el terreno de la fantasía, una novela que el escritor valenciano define como "una aventura fantástica al estilo de las películas de Simbad el Marino que me fascinaban de niño, aunque muy documentada históricamente", y cuyo argumento es el siguiente:

 

Sindbad es el intrépido capitán de la nave mercante El Viajero. Atracado en el puerto de Basora tras una larga travesía, encuentra un polizón escondido en la bodega: es el joven Radi, que ha escapado de su hogar perseguido por unos extranjeros de aspecto bárbaro que han asesinado a su hermano y buscan un misterioso libro que obra en su poder. Sindbad decide ayudarle y satisfacer así su instinto aventurero que tanta fortuna le ha reportado.

 

Comienza así una epopeya fantástica que conduce a un grupo de aventureros por territorios tan exóticos como Basora, Bagdad, la isla de Zanzíbar, el río Pangani y la “Tierra de los Negros” (actual Tanzania) hacia el remoto País del Sueño. En su camino afrontarán todo tipo de peligros, enemigos, traiciones, criaturas fantásticas, objetos mágicos, ciudades perdidas, reinos ocultos, y un interminable etcétera de maravillas hasta llegar a la ciudad de Salomón, donde se guarda el mayor tesoro de todos los tiempos y donde tendrá lugar un enfrentamiento épico que dirimirá el mismísimo destino de la humanidad.

 

 

En esta novela, Juan Miguel Aguilera explora un camino diferente a la fantasía nórdica tradicional (Tolkien y sus epígonos) o urbana/contemporánea moderna, retornando a un escenario oriental exótico aunque reconocible, propio del Aladino de «Las Mil y Una Noches». Para ello, impregna la narración de un aroma a fantasía desbordada y aventura romántica, aunque cimentada sobre una base racional y con una defensa a ultranza de la ciencia y la tecnología, que constituyen dos de sus rasgos de estilo más acusados. Además y según confesión propia, todos sus libros pueden ser interpretados en clave de libros de viajes, de descubrimiento de otras culturas que ensanchan nuestro conocimiento del mundo.

 

La obra ofrece una buena ambientación marinera de época y atractivas descripciones de las maravillas de la naturaleza, no incidiendo tanto en la profundidad psicológica de los personajes -un tanto esquemáticos- o el periodo histórico, por cuanto no estamos ante una novela histórica sino de aventuras. Acompañan frecuentes giros de la trama que mantienen en vilo al lector y crean un continuo suspense, y un buen uso del castellano sin llegar a la perfección del estilista.

 

Aparecen también diversos detalles que pocos autores se detienen a retratar cuando se enfrascan en la narración de una gran aventura y aportan su dosis de realismo al conjunto: las penurias económicas de las familias de los marineros, detalles oscuros del personaje de Sindbad -un marino soltero, “sin tiempo para enamorar mujeres” y cliente habitual de burdeles-, la descripción sin ambages (pero sin regodearse) de algunas crudas costumbres orientales, etc. Además de sentencias y reflexiones sobre la inconveniencia de emprender acciones impulsivas –la aventura por la aventura- y sus posibles consecuencias a terceros, además de otros pensamientos morales.

 

El libro se articula en base a capítulos muy breves y dinámicos, con frecuente alternancia de personajes, cambio de escenario, abundante diálogo y sorpresas continuas, que despiertan en el lector el sentido de la maravilla. Una lectura fluida y extremadamente apetecible para el lector de aventuras e, incluso, el aficionado al juvenil.

 

La narración ofrece un mensaje muy positivo hacia los valores de la ciencia y el conocimiento racional que encajan a la perfección con los postulados de la novela juvenil, e incluye guiños al viaje de Darwin en el Beagle o la verosimilitud de ciertos artefactos tecnológicos de la antigüedad. Además, a la trama aventurera se suma una historia de amor, un inusual trío que añade un plus de interés y permite captar la atención de un público más maduro.

 

Pese a todo, «El país del sueño» no es, a mi juicio, la mejor novela de Juan Miguel Aguilera, aunque sí va en la misma línea de viaje de descubrimiento y exploración ambientado en la antigüedad que se desarrolla en «Rihla» y «La locura de dios». La novela comienza de una manera un tanto estereotipada, con personajes demasiado arquetípicos y una ambientación funcional al servicio de la trama, aunque pronto el lector olvida todo eso para zambullirse de lleno en la acción. A este respecto, queda claro que estamos ante una novela de aventuras que posee el noble propósito de entretener (y, acaso, aprender algunas curiosidades) pero sin mayor ambición de trascendencia.

 

Además, el escritor valenciano se toma algunas licencias destinadas a agradar al lector en detrimento de la verosimilitud; detalles como que la protagonista femenina tome la iniciativa a la hora de hacer el amor con un desconocido (su justificación extemporánea de ser “una mujer joven con ciertas necesidades” corresponde a unas coordenadas socioculturales modernas) o que cierto personaje sobreviva a un enfrentamiento contra miles de enemigos con un simple golpe en la cabeza.

 

A modo de resumen, «Sindbad en el País del Sueño» es una estupenda novela de aventuras fantásticas con una ambientación exótica, bien escrita y no demasiado extensa. Una obra que destila pasión por la aventura y el descubrimiento científico, que rápidamente contagia al lector y, qué duda cabe, engancha. Un libro publicado por «Fantascy» que pronto se complementará con otra fantasía oriental: «Throne of the Crescent Moon» de Saladin Ahmed, ganadora del premio Locus de Primera Novela en 2013 y anunciada para publicación en el citado sello durante el presente año. Por último, cabe destacar la preciosa ilustración de portada, obra de propio Aguilera.

 

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