Valoración en breve:
En apenas treinta páginas, Aguilera presenta el escenario, esboza las principales líneas de la trama e introduce todos y cada uno de los personajes/facciones en liza. Todo ello apunta claramente hacia una misma dirección: acción a raudales.
En efecto, de su desbordante inventiva emerge una aventura trepidante, caracterizada por un sentido de la maravilla absolutamente respetuoso con el rigor científico; los elementos de ambientación tecnológica son tratados con exquisita precisión, la grandiosidad del escenario es trasmitido con todo lujo de detalles, y los personajes afrontan abundantes situaciones de peligro forzados por motivaciones perfectamente coherentes. El resultado es una historia compleja –que no complicada-, absorbente y emocionante, en la que el lector se sentirá gratamente abrumado.
Un Space Opera brutal, donde el sentido de la maravilla se impone por encima de cualquier otro factor
Mundos y demonios
-Argumento-
El descubrimiento de una esfera Dyson (1) de 225 millones de kilómetros de radio que alberga en su interior todo un sistema solar obliga a Imperio y Utsarpini a unir sus fuerzas y enviar una nave exploradora, la Asura Nama, que dé respuesta a la enorme incógnita planteada. La nave, fuertemente armada y comandada por Ada Kharole, hija del carismático líder de la Utsarpini Khan Kharole, incluye entre su tripulación a numerosos mercenarios ksatryas. Pero los belicosos angriff también han descubierto el artefacto (2) y codician sus tesoros. Mientras, en la Esfera, unos y otros son observados por los estoicos colmeneros, descendientes de humanos adaptados a la vida en el vacío, quienes deciden pasar a la acción.
Isa Govinda es uno de los protagonistas humanos, antiguo piloto del Seth aquejado de una extraña enfermedad degenerativa. La guerra entre potencias asola los mundos fronterizos e Isa y su familia deciden buscar en la recién descubierta Esfera su particular oasis de paz. Cuando la enfermedad avanza hasta dejarle postrado en una silla de soporte vital, Isa rehuirá el trato humano para recluirse con el asustadizo delfín Oannes, piloto de la nave Konrad Lorenz varada desde hace años en uno de los planetas interiores de la Esfera (3). Pese a la vorágine desatada, la soledad le permite analizar lo que sucede a su alrededor y darse cuenta de que tanto humanos como angriff son meros peones en manos de una inteligencia superior que rige el destino de la propia Esfera.
-Valoración-
Akasa-Puspa es un cúmulo globular situado a miles de años luz de la Vía Láctea, donde la humanidad de 25 millones de años en el futuro ha desarrollado los viajes espaciales a velocidades sublumínicas aprovechando la relativa cercanía entre las estrellas. Tres son las potencias que se disputan la hegemonía del espacio humano: el Imperio, tecnológicamente avanzado pero en franca decadencia política, la Utsarpini, emergente potencia conquistadora, y la Hermandad, una organización fanática religiosa. Por supuesto, existen alienígenas, tan sanguinarios como los angriff y tan exóticos como los gestálticos cofrades. Este singular escenario sirve de marco de referencia para varias novelas: Mundos en el abismo (Ultramar, 1988) e Hijos de la eternidad (Ultramar, 1990), posteriormente refundida como Mundos en la eternidad (Equipo Sirius 2001 y Sportula 2014), En un vacío insondable (La Calle de la Costa, 1994), El refugio (Ediciones B, 1994), la presente Mundos y demonios (2005), Némesis (AJEC, 2011) e, incluso, tres antologías conmemorativas: Akasa-Puspa, de Redal y Aguilera (Sportula, 2012), Más allá de Némesis (Sportula, 2013) y Antes de Akasa-Puspa (Sportula, 2015). Conocer estos libros ayuda a entender mejor el vasto universo planteado, pero no es imprescindible.
En esta novela y en apenas treinta páginas, Aguilera presenta el escenario, esboza las principales líneas de la trama e introduce todos y cada uno de los personajes/facciones en liza. Todo ello apunta claramente hacia una misma dirección: acción a raudales. En efecto, de su desbordante inventiva emerge una aventura trepidante, caracterizada por un sentido de la maravilla absolutamente respetuoso con el rigor científico; los elementos de ambientación tecnológica son tratados con exquisita precisión, la grandiosidad del escenario es trasmitido con todo lujo de detalles, y los personajes afrontan abundantes situaciones de peligro forzados por motivaciones perfectamente coherentes. El resultado es una historia compleja –que no complicada-, absorbente y emocionante, en la que el lector se sentirá gratamente abrumado.
Para el adecuado discurrir de la novela, el escritor valenciano recurre a todo tipo de maravillas fruto de la más desaforada tecnología: naves espaciales, ciudades rodantes, ascensores espaciales, máquinas auto-replicantes, el sistema cadena formado por miles de enormes rickshaws (contenedores) impulsados por inercia, que transportan mercancías entre mundos remotos y exóticas culturas... y, por supuesto, la Esfera.
De la misma manera, desarrolla una espectacular exobiología poblada de seres fantásticos, desde alienígenas hasta criaturas adaptadas a la vida en el vacío del espacio: angriffs, cofrades, colmeneros, bosquimanos, juggernauts, semilleros, polinizadoras, arañas, bosques orbitales, etc. Los angriffs, en particular, son unos de los alienígenas más extraños y fascinantes surgidos en la ciencia ficción me atrevo a decir que mundial, debido a la compleja biología que rige su jerarquizada organización social; sus costumbres, tecnología e, incluso, religión -basada en la cadena trófica ó Pirámide Sagrada-, son consecuencia directa de ésta. Pero si los exóticos angriffs resultan terriblemente atractivos, no lo son menos los habitantes de la noosfera o interior de la Esfera: colmeneros y bosquimanos, de los que es mejor no entrar en mayor detalle para no desvelar sorpresas de la trama.
Juan Miguel Aguilera es un escritor muy versátil que se puede permitir escribir lo que le desee, pues asegura siempre un estándar de calidad, pero no cabe duda de que el registro en el que se encuentra más cómodo es el “hard” (4). En Mundos y demonios construye un Space Opera brutal, donde el sentido de la maravilla se impone por encima de cualquier otro factor.
En realidad no parte de cero, pues utiliza ideas y personajes -el angriff Corva de Fuego y su mascota humana Serpiente, entre otros- de una novela corta anterior titulada En un vacío insondable (La Calle de la Costa, 1994), además del delfín piloto Oannes que actúa como nexo de unión con las novelas anteriores. Nada sobra en sus 300 prietas páginas, ni queda un solo cabo suelto, pues todos los hechos son coherentes entre sí y tienen su explicación (5). La saga de Akasa-Puspa, que encandilara en los 90’ a toda una generación de lectores, es un universo que no desmerece la comparación con algunos clásicos de la literatura “hard” anglosajona, como Mundo anillo ó La paja en el ojo de dios. Todo un éxito por descubrir fuera de nuestras fronteras.
(3) Que jugó un importante papel en Mundos en la eternidad.
(4) Ciencia ficción respetuosa con el punto de vista científico.