Valoración en breve:
La aritmética del caos es una novela singular, adecuada para intelectos exigentes que buscan originalidad y que plantea algunos interesantes interrogantes acerca de la realidad que nos rodea.
Nos encontramos ante una narración elaborada y por momentos exquisita, con un ritmo equilibrado, personajes definidos, un lenguaje que destaca por su belleza formal y una trama que redefine un pedazo de nuestro convulso presente caracterizado por la descomposición social, la pérdida de valores y el futuro incierto. Un estilo que mezcla la atracción por el suspense/horror propio del thriller con diversos elementos fantásticos para dar lugar a una literatura posmoderna como principal sello identitario
La aritmética del caos
-Argumento-
Penélope es una asesina en serie que extrae los cerebelos de sus víctimas con perfección quirúrgica y devoción mística. Jaime un ex-secretario judicial ya jubilado que ve como su mundo se trastoca cuando desaparece uno de sus compañeros de barra, alguien por quien no siente especial aprecio pero al que se ve obligado a buscar por pura necesidad de equilibrio mental. Víctor es un joven desempleado, una víctima más de la crisis que ha agotado sus reservas de dinero y de cordura; vive al día, sometido a una alucinación que le hace ver personajes históricos como si estuvieran vivos y le hablasen solo a él.
Tres personajes que entrelazan sus vidas mientras, en vísperas del segundo 15-M, la economía española se derrumba y el caos hace acto de presencia.
-Valoración-
Eduardo Vaquerizo (Madrid, 1967) es ingeniero aeronáutico y escritor. De gustos eclécticos, en sus escritos combina la verosimilitud técnica con la intención lírica y la fluidez narrativa. En su producción literaria destacan las ucronías Danza de tinieblas (2005, premio Ignotus y Xatafi-Cyberdark de la crítica, finalista del premio Minotauro), su continuación Memoria de tinieblas (2013, premio Ignotus), la novela de viajes en el tiempo La última noche de Hipatia (2009, premio Ignotus y Xatafi-Cyberdark) y el thriller Nos mienten, así como la novelización del largometraje Stranded (2001, en colaboración con Juan Miguel Aguilera). Ha participado también en numerosas antologías colectivas, como Franco. Una historia alternativa (2006), Antología de la ciencia ficción española (2003), la francesa Utopiae (2001) y la alemana Eine Trillion Euro (2004). Sus relatos han sido galardonados en numerosos premios, como el Ciudad de Corverá, Domingo Santos e Ignotus de la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción.
La aritmética del caos es una novela bastante especial. No es una obra demasiado extensa aunque sí compleja, densa y muy poco complaciente. Vaquerizo dosifica la información que suministra al lector para atraparle en un juego a tres bandas, tres personajes a la deriva que confluyen en un punto ignoto del destino siguiendo una lógica absurda y caótica que -se deja entrever- es la misma que preside nuestras vidas.
Los protagonistas hace tiempo que perdieron su inocencia y las ganas de luchar, la inercia los arrastra. Coquetean con la locura y la extrema lucidez, pero no es la sartriana angustia existencial lo que aflora en su devenir cotidiano sino su subconsciente más oscuro. Responden así a las ondas de choque de la revuelta popular, es su manera de afrontar el vértigo metafísico que provocan las sociedades modernas en las que el individuo queda reducido al papel de una célula anodina dentro del corpus global. Y si el universo sorprende por su fragmentaria y casi lisérgica definición ("una realidad submarina, atrapada en un mar de sueño"), ¿qué mejor manera de representarlo que mediante un hombre que sufre alucinaciones?
Ciertamente, resulta difícil empatizar con ninguno de los personajes pero es innegable la fascinación que producen. Penélope, por ejemplo, no es una asesina en serie al uso sino que opera movida por una irresistible necesidad, una yonqui que ansía conectarse al extraño mundo de las burbujas; y lo hace siguiendo un complejo ritual sadomasoquista: lancetas bajo la piel, un cuchillo afilado que resigue las marcas de sus extremidades, cerebelos conectados a una máquina y, de fondo, música clásica sonando a todo volumen. Una alumna aventajada de American Psycho.
Nos encontramos ante una narración elaborada y por momentos exquisita, con un ritmo equilibrado, personajes definidos, un lenguaje que destaca por su belleza formal y una trama que redefine un pedazo de nuestro convulso presente caracterizado por la descomposición social, la pérdida de valores y el futuro incierto. Un estilo que mezcla la atracción por el suspense/horror propio del thriller con diversos elementos fantásticos para dar lugar a una literatura posmoderna como principal sello identitario. Sin embargo, el desenlace recurre al consabido chivo expiatorio sobre el que focalizar los problemas, el típico grupo de magnates internacionales sin escrúpulos que rigen a su antojo los destinos del mundo buscando siempre el máximo beneficio; hubiera sido deseable una mayor dosis de innovación.
Un aspecto importante que plantea la novela es el clima sociopolítico: el 15-M se erige en punto de inflexión que abre la vía a una historia alternativa, una ucronía en la que Madrid arde por los cuatro costados, España abandona la disciplina del euro y se produce una involución democrática en el país. Una realidad sutilmente diferente pero que no deja de ser una metáfora de nuestro presente, narrada, eso sí, con el tacto que impone el respeto a las víctimas.
Pese a este evidente entorno ucrónico, la historia entronca más bien con la tradición anglosajona de realismo sucio entremezclado sin complejos ni solución de continuidad con elementos fantásticos y propios de la ciencia ficción, en una fértil hibridación de géneros. Así, podemos citar autores como Thomas Pynchon (El arcoíris de gravedad, Contraluz, La subasta del lote 49), Chuck Palahniuk (El club de la lucha, Nana, Fantasmas, Snuff), Michael Chabon (El sindicato de policía Yiddish), David Foster Wallace (La broma infinita), Don DeLillo… pero también españoles e iberoamericanos como Rodrigo Fresán (El fondo del cielo), Jorge Carrión (Los muertos) o Robert Juan-Cantavella (Asesino cósmico). Todos estos escritores han cosechado notable éxito de crítica y lectores en sellos como Mondadori.
Eduardo Vaquerizo es un narrador de gran valía que no se conforma con seguir los caminos trillados del fantástico y gusta experimentar con nuevos estilos, temáticas, planteamientos. La aritmética del caos es una novela singular, adecuada para intelectos exigentes que buscan originalidad y que plantea algunos interesantes interrogantes acerca de la realidad que nos rodea. Una obra que podría atraer también a lectores no habituales al género, como los aficionados a la novela realista social, el thriller, los estudiosos del fenómeno 15-M y diversos colectivos alternativos. Su publicación por parte de la editorial Nowevolution, en una edición impecable, supone todo un acierto.
